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Analisis

Colombia: entre el castro-chavismo y la democracia

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Este domingo 29 de mayo, poco menos de 40 millones de personas están convocadas para elegir al próximo Presidente Constitucional de la República de Colombia. La lista de candidatos es larga, comenzamos con el castro-chavista e izquierdista radical “El Cacas” Gustavo Petro, seguido por el centro-derechista y exalcalde de Medellín “Fico” Federico Gutiérrez, por la centro-izquierda se encuentran el matemático Sergio Fajardo, el exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández y finalmente; ex secuestrada por las FARC y errática política Ingrid Betancourt entre otros.

Pero en términos generales, la pelea está dividida entre el exguerrilero del M19 “El Cacas”, líder del partido “Colombia Humana” junto a su compañera de fórmula Francia Márquez, ambos conformaron una heterogénea coalición izquierdistas denominada “Pacto Histórico”.

Por la otra parte, el Ingeniero Civil “Fico” Gutiérrez, quien viene de las filas del “Partido de la U” (uribismo), pero en la actualidad lidera su propia agrupación “Equipo por Colombia”, pero que no marcha en solitario, pues, logró aglutinar varias fuerzas  políticas luego de la renuncia de la candidatura de Óscar Iván Zuluaga del oficialista partido Centro Democrático, así como también del partido Conservador además de una alianza con el partido Liberal.

En crudo son dos propuestas diametralmente opuestas, Petro ha desarrollado su campaña claramente desde la izquierda, por lo que algunos desprevenidos lo vaticinan como el primer presidente izquierdista de Colombia, lo cual, no es cierto, pues, en la nación neogranadina ya experimentó un gobierno de esta corte ideológica durante Ernesto Samper Pizano e incluso con Juan Manuel Santos, quien llegó al Palacio de Nariño gracias a la plataforma uribista del Centro Democrático, pero su gestión fue marcada alejada de la línea uribista, es decir, optó por otorgar impunidad a las narco-guerrillas de las FARC mediante la implementación de Acuerdo de Paz –por cierto, rechazado mayoritariamente por los colombianos en el plebiscito de 2016- e incluso llamar al entonces presidente venezolano Hugo Chávez como “el mejor amigo de Colombia”.

Petro ha sido un agudo crítico de las grandes problemáticas sociales e incluso males históricos de la sociedad colombiana, pero su propuesta al país, básicamente ha sido hasta ahora mucha retórica, es decir, supremamente vacuo en materia de proyectos viables a ser materializados en la práctica. Si bien es cierto, Petro inició su campaña con gran captación de la mayoría del electorado, en las últimas semanas ha venido experimentado una marcada tendencia al estancamiento.

La clave de esta situación consiste en entender que el favoritismo electoral a Petro se observó a comienzos de la campaña, sin embargo, en los albores de la elecciones, lo encontramos que el mayor enemigo de Petro a sido él mismo. Más allá de presentarse frecuentemente en sus mítines y actos proselitistas visiblemente alicorado, el mayor error de Petro ha sido justamente su propuesta de “justicia social”.

Justicia, que en crudo, significó la reunión de su propio hermano con convictos corruptos y narcotraficantes en la cárcel de La Picota, posterior a una primera reunión del mismo tenor que tuvo su socia política y líder del partido FARC, la exsenadora Piedad Córdova. Este hecho, llegó a los medios de comunicación gracias a la hábil denuncia de Fico Gutiérrez, quien sabiamente le ha sacado el jugo a esa naranja, lesionando severamente la candidatura de Petro, pues, ha dejado en claro que la “justicia de paz” no es más que impunidad para los corruptos y narcos, tal como ayer lo hizo Santos con las FARC, situación que al parecer no cuenta con el apoyo de la mayoría del pueblo honesto y trabajador colombiano.

Pese a ello, Petro aún lidera las encuestas, en enero la proyección le otorgaba una amplísima ventaja situándose en 43% frente a un distante segundo lugar para Fico con apenas 24%. No obstante, hoy la situación es de un empate técnico, si bien es cierto continúan con Petro a la cabeza con 43,1%, Fico Gutiérrez le pisa los talones situándose con 40,1%. Más allá de la precisión de los números, lo que resulta evidente es que con el transcurrir de la campaña Petro se ha estancado durante intervalo enero a mayo, mientras Fico ha sido capaz de aglutinar las intenciones de votos diseminadas en las demás candidaturas e incluso captarlas de sectores centro-izquierdistas a costa de Fajardo.

Finalmente, descarto la posibilidad que Petro gane en primera vuelta como inicialmente se jactaba, lo cual, lo forzará a un decisivo balotaje que seguramente se medirá ante Fico Gutiérrez. Si bien es cierto, que todas las encuestas dan hoy como seguro ganador a Petro, un análisis más minucioso del comportamiento de la intención de votos, permiten inferir, que Petro de no lograr sellar la elección este domingo, implica una prolongación de la campaña donde el tiempo ha sido su peor enemigo, por lo que me atrevo a señalar que no tiene la victoria asegurada en la segunda vuelta, como algunos se apresuran en cantar.

Autor

Profesor en geografía e historia por la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela. Analista político

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