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Analisis

Zemmour o Macron, el dilema francés

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Ser o no ser, he ahí la cuestión dijo el atormentado príncipe danés Hamlet en la obra más célebre de Shakespeare. Hoy le toca al pueblo galo decidirlo.

Este domingo 10 de abril se lleva a cabo la elección presidencial en la cual Francia se juega la vida. Al menos como la conocemos por su historia e influencia en el mundo entero y la vamos desconociendo conforme pasa el tiempo y se van turnando en el poder los sucesivos gobernantes «europeístas». Un segundo término del actual gobierno podría darle una estocada mortal a Francia.

Esto del balotaje también tiene sus bemoles ya que en segunda vuelta si no hubo candidato con más del 50% de votos en la primera, permite que el mono y el demonio se unan para derrotar al preferido del electorado como sucedió en la elección anterior.

Doce (12) candidatos compiten en total pero podemos achicar el espectro a solo 2 que en mi consideración hacen a la cuestión ya que Marine Le Pen perdió su rumbo completamente queriendo agradar a los zurdos. Como dijo un pariente de Macron, Henry Kissinger: «La falta de opciones aclara la mente maravillosamente». ¿Kissinger pariente de Macron? Supongo que todos los hijos del Diablo son hermanos de padre por lo menos.

Creo que Emmanuel Macron es el hombre más odiado de Francia por todos los abusos y crímenes cometidos desde su gobierno con la excusa de la plandemia, típico soldadito del anticristo, encima necrófilo, por eso se casó con un cadáver al que se lo come de tanto en tanto cuando no está en el freezer. Sin embargo, como presidente aún en funciones tiene el aparato a su disposición y será el candidato natural de su movimiento «En marcha», para atrás diría yo.

Maintenant (ahora), concentrémonos en la alternativa, en este fenómeno llamado Eric Zemmour. ¿De dónde viene y por qué surge?

«Muchos franceses tienen que elegir entre comer o conducir…el nivel del poder adquisitivo es cada vez más pobre». Lo dijo, en francés claro.

«Los franceses cada vez tienen más miedo de salir a las calles. Sufren una explosión en los ataques: más del 30% en 10 años. La violencia sexual se ha duplicado en 7 años». También.

«El 75% de los robos y la violencia son obra de extranjeros en la zona de París y alrededores y el número de extranjeros en nuestras cárceles crece constantemente». Ciertamente.

«Nunca ha habido tantos inmigrantes en Francia y su proporción sigue aumentando. Se conforman con su propia cultura, rechazan la integración». Levadura foránea y de la peor que ha contaminado al país que alguna vez fue la luz del mundo y ahora gracias a este fenómeno patriota puede volver a serlo, más aún con el desmoronamiento de los Estados Unidos que haría muy bien en devolver la Estatua de la Libertad a quienes se la obsequiaron por no ser dignos ya de tenerla en su territorio.

Eric Zemmour, periodista político con más de 30 años de experiencia hizo este análisis hace bastante tiempo ya. Pensó que algún político reaccionaría ante estas gravísimas evidencias pero todos miraban a otro lado aun estando de acuerdo, pero no era lo «políticamente correcto» asumirlo en público. Increíble el daño que causa esta nueva lengua, viperina e hipócrita por cierto. Por eso decidió lanzarse a la arena movediza de la política y logró imponer estos temas en la campaña actual también tomados por otros candidatos. La semana pasada, cien mil franceses con sus banderas fueron a escucharlo en el Trocadero, la plaza de la Tour Eiffel, fue un espectáculo fenomenal.

Por su parte, Macron, en su papel de «Presidente de la République» logró juntar una enorme cantidad de bosta alrededor de su oficina -lanzada desde los tractores de campesinos franceses como protesta al pase nazitario- más que cualquier actor u obra teatral en la historia de Francia. ¿Obra teatral?

¡Mucha merde! ¿Nunca escucharon esta frase? Es la que se utiliza para desear suerte a los actores de una puesta en escena a estrenar. Si no lo hicieron no tienen nivel ni glamour, sigan nomas con su fútbol y kachaka escuchando al nro 2, 3 0 4, me importa un bledo.

Su origen se remonta a los tiempos cuando la gente asistía a las obras teatrales en carruajes tirados por caballos. Al terminar las funciones, quienes no habían concurrido al teatro podían deducir si la obra había tenido muchos espectadores por la cantidad de excrementos que dejaban los animales. ¡Mucha merde! En esos tiempos, tenía una lógica irrefutable. Obviamente la frase se originó en Francia y se volvió universal. ¡Voilá!

«El ser y la nada» de Jean Paul Sartre es una obra terrible del filósofo francés que deja a Hamlet como un alumno de kindergarten.  Zemmour o Macron, el primero es el ser (etre) y el segundo la nada (non etre); «Etre ou non etre», ser o no ser.

De hecho el slogan de Zemmour es «Para que Francia siga siendo Francia» y la propuesta principal que sedujo a sus seguidores fue el acabar con la inmigración. Conservador de corte liberal, nació en los suburbios de París en el seno de una familia judía de origen norteafricano, que ironía, Macron, nacido en la alta Francia, personero de los Rothschild, los judíos más odiados del mundo, es el que quiere borrar la gloriosa historia de Francia y re-escribirla según pretenden sus amos globalistas.

Alors (entonces) un judío patriota (Zemmour) se enfrenta a un títere de poderosos judíos globalistas. Esto es para los antisemitas de siempre, disfrazados hoy de antisionistas, ignorantes y odiosos que ponen a todos los judíos en la misma bolsa por su encubierto espíritu nazi. Los desafío a cualquiera y repito: ¡SOY SIONISTA! Así me apodó alguna vez Carlos Mateo Balmelli: «La voz del sionismo», encantado, soy el padrino sionista, ¿cómo te va che?

Son los mismos hijos de puta que dicen que en Ucrania no hay nazis porque el presidente de ese país es judío, un judío de mierda, como Judas o Humberto Rubín, pero cuidado nazi de mierda, Jesús también fue judío, sos un pelotudo como Arnold Swachezenegger, austriaco hijo de nazi, en vez de fortalecer su cerebro con conocimiento lo hace tirando pesas con la cabeza, gorila.

Están también los idiotas que dicen que como judío no debo apoyar a Putin porque Rusia, según las profecías de Ezequiel, va a invadir Israel y tratar de eliminarla. Puede ser, pero no mientras viva el nuevo Zar.

Como si Zemmour no fuera el candidato ideal para la agonizante Francia actual, tiene una admiración sincera por Putin como toda la derecha francesa. En 2018 alabó al líder ruso sin tapujos, soñaba con un «Putin francés», dijo que era el último que se resistía al huracán de los políticamente correctos, que, partiendo de América, destruía todas las estructuras tradicionales: la familia, la religión y la patria. Juntos serían dinamita, la cual, pobrecita, ahora con el poderío nuclear prácticamente es como un 3 x 3.  

Por su lado, el necrófilo Macrón tiene una relación casi homosexual con el bastardito de Castro, el feministo hijo de su gran puta madre Justín Thrudeau que ahora nadie quiere recibirlo en ningún lado. Terminará como su aliado Biden a quien nadie ya le da bola.

Encore,(todavía) hay esperanzas de salvar a Francia de las garras de la bestia globalista y lo mejor vendrá si es que gana las elecciones, o mejor dicho al aparato, porque no me caben dudas que Zemmour representa a la mayoría francesa, es más, hoy, él es Francia.

Mañana en el consulado francés ya pueden votar los franco-paraguayos que son como 1500, id a votar y hacedlo para salvar a Francia, quizás sea esta la última oportunidad. ¡Allez!

¡Vive la France!

Shabat shalom

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