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Analisis

La lluvia salvó al Paraguay de convertirse en Chile

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Básicamente el tema que ha eclipsado no sólo las noticias locales sino la opinión pública en general en Paraguay, es lo referido al incremento del precio de la gasolina luego que a finales del mes pasado el gobierno nacional realizó un segundo ajuste del precio de los combustibles en lo que va del año.

La razón, resulta obvia, el fuerte incremento que sufrió el precio del crudo en los mercados internacionales luego que el Presidente Putin iniciara la invasión Ucrania, acto que fue seguido de una catarata de sanciones por parte de Occidente, dentro de ellas, el embargo petróleo impuesto por EEUU y Reino Unido a Rusia, y, como era de esperarse, esto tornó volátil los mercados ocasionando que el precio del crudo rondara hasta los 150 $/barril. Afortunadamente, la situación se estabilizó y desde hace semanas el precio del crudo (tanto Brent como WTI) rondan poco menos de los 120 $/barril, aunque como se puede observar, sigue un tanto por encima de la barrera histórica de los 100 $/barril.

La ciudadanía y los transportistas en general han realizado presiones para que el gobierno nacional implementara una fórmula menos nociva para el consumidor. Entre las primeras medidas aplicadas fue una reducción de apenas 500 Gs/litro, lo que resultó claramente insuficiente. A la par, el gobierno de Mario Abdo Benítez propuso un crédito adicional al Congreso Nacional para subsidiar directamente el combustible a través de las empresas distribuidoras pero la propuesta naufragó en el Congreso.

Bajo ese contexto, rápida y hábilmente los izquierdistas paraguayos que son profesionales de la desestabilización encontraron un escenario ideal para lanzarse al ataque con garantizado apoyo de la ciudadanía en general, desde su habitual retorcida percepción. La estrategia consistió en los justamente en aplicar los abusivos e ilegales bloqueos o cortes de las rutas en diversos puntos del país, entre los que se pueden mencionar: la Ruta Py 05, Santaní, Capiibary, Guayaibí, Paraguarí, Luque-San Bernardino, Capiatá, entre otros.

A los camioneros, se le sumaron los taxistas en Concepción, además de los siempre infaltables en cada protesta social, los indígenas o nativos en Guairá. Pero, pese a los esfuerzos de las autoridades gubernamentales para desarrollar fórmulas paliativas al incremento del precio del petróleo en los mercados internacionales, además de dialogar con los manifestantes, tal como declaró el propio titular de la cartera del Interior, Federico González al señalar que “estamos en un tire y afloje” con los transportistas. La lógica es que mientras se desarrollan los diálogos entre las partes, deben levantarse las medidas de calle.

Una vez más y contrarios a toda lógica, los camioneros anunciaron para hoy miércoles 23 de marzo realizar el bloqueo de la ciudad de Asunción, a lo que se sumarían los indígenas con sus habituales “protestas pacíficas”, armados con palos y piedras con los que irrespetando la propiedad privada, rompen parabrisas y focos de vehículos que desean circular libremente por las vías que ellos abusiva e indebidamente tienen bloqueados o que se rehúsan a pagarles para pasar. Ya hoy vimos a Lauro Ramírez López, denunciando vía twitter el ingreso por la fuerza de un pequeño puñado de “indígenas” que penetraron las instalaciones de la Estación Central del Ferrocarril de Asunción, patrimonio histórico, arquitectónico y cultural del país.

Lo que observamos en el fondo, es el mismo formato del plan ya varias veces aplicado en países vecinos, me refiero primero en Chile y Ecuador y Colombia, siendo los más emblemáticos de los Chile y Colombia, donde la destrucción de propiedad pública y hasta privada no tuvo precedente, en crudo, las hordas violentas de manifestantes izquierdistas/anarquistas redujeron a escombros ciudades como Santiago de Chile y Cali.

Estas manifestaciones, no son ni por la gasolina, alto costo de la vida u otra legítima demanda social, contrariamente responde a la agenda del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla que busca desesperadamente generar un grado de desorden social bajo un espiral de violencia de alcance nacional, que les permita desde desestabilizar hasta derrocar el propio gobierno, lo que a la postre le permitirá sentar las bases para la implantación de una sociedad neocomunista al estilo de la cubana o la venezolana regidas por el falso mito de la “igualdad”.

Antes de cerrar, les recuerdo ¿en qué consiste la “igualdad” de los comunistas y socialistas en general?, homologar a casi toda la población de una sociedad a condiciones de pobreza crítica, dependientes de un seudo “Estado benefactor”, que en realidad es un Estado autoritario que conculca las libertades ciudadanas para somete por la fuerza al pueblo que es gobernado por una pequeña elite de burocrática que viven en la más espléndida opulencia pese ser ideológicamente marxistas anti-capitalistas. Paraguay, no caigas en la trampa, Paraguay fue salvado por la severa inclemencia de las condiciones meteorológicas de ayer y hoy, pero mañana tal vez, la suerte no nos acompañe y los violentos se salgan con la suya, tal como pasó en Chile que luego de la destrucción, vino una Constituyente que terminará con una Carta Magna de carácter socialista y de la que luego serán difícil recuperar las libertades perdidas.

Autor

Profesor en geografía e historia por la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela. Analista político

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