Elegí este título para poder graficar en forma peyorativa la protesta de los camioneros, protesta que no tiene razón de ser sobre el objetivo que ellos están buscando que es la regulación por parte del Estado sobre el precio y el servicio de fletes, dejando de lado una cuestión tan básico dentro de la economía que es la oferta y la demanda dentro de una economía de libre mercado.
Para poner en contexto este análisis es necesario preguntarnos qué tinte tiene una medida tan impopular y nociva para nuestra economía y para el país en general, pues la respuesta es sencilla, buscar poder, desabastecimiento y caos, que hoy afecta con el cierre de las rutas a decenas de empresas, ya sean estás agrícolas, ganaderas, lácteas y muchas otras más que se ven afectadas ante el obstáculo del libre tránsito.
La cuestión aquí ya no pasa más por si sus reclamos son legítimos o no, al estar vulnerando los derechos de todos los ciudadanos, y por sobre todo si lo hacen ejerciendo esa presión con violencia ya se los puede catalogar como delincuentes, por la sencilla razón de que ejercen amenazas contra otros camioneros que no son afines a su causa, vulnerando el ejercicio de la libertad de trabajo y de tránsito y no solo a los demás camioneros, sino también a la ciudadanía en general que quiere trabajar.
Vayamos a la cuestión de fondo, que la fijación de precios de un servicio por parte del Estado, creer que esto se consigue ejerciendo violencia basamentada desde la política, ya es un error y que con eso se puede modificar los precios de tales o cuales servicios, como en este caso el precio del flete sin alterar el mercado. Ya es un problema grave.
La política y el Estado son la centralización o el monopolio de la violencia, y entonces, cuando se empieza a utilizar ese medio central de violencia para poder fijar precios, ya se está obstruyendo la naturaleza misma de la fijación de los precios, que depende de la oferta y de la demanda.
Con la fijación de precios de cualquier naturaleza, lo que se consigue es la destrucción de las informaciones necesarias que es vital para un acuerdo entre las partes, no se puede determinar un cálculo económico que conlleva como una reacción en cadena de improductividad, escasez y como última consecuencia el desempleo.
Los camioneros piensan y siguen pensando que una mesa de diálogo con el Estado sería la solución para sus problemas, dejando en manos de unos burócratas algo que con la espontaneidad ya se puede, por sí solo, fijar.
El precio de cualquier bien se discute entre partes, entre el que ofrece un servicio de cualquier naturaleza y con el que necesita ese servicio satisfaciendo cada uno sus necesidades, el estado no puede por sí mismo, meter mano en algo tan espontaneo como el libre mercado, pero está gente es eso lo que quiere, sin entender siquiera las consecuencias que pueden acarrear si eso llegará a suceder.
El camino que los amigos camioneros no es el correcto, y si se logra un acuerdo en la fijación de precios, los únicos perjudicados serían ellos mismos, ya que para los que utilizaban los servicios de fletes, seria incluso hasta más económico tener su propia flota de camiones para poder transportar sus bienes, esta situación es tan politizada que ellos no se dan cuenta del daño que se hacen a sí mismo y en día a la economía en general.