Días atrás, la senadora Esperanza Martínez, candidata de la (cada vez más) izquierdista Concertación Nacional, aseguró el medio argentino, La Política On Line que, de alcanzar el gobierno de la República, lo primero que haría sería romper relaciones con la República de China (Taiwán) y entregar a los paraguayos al régimen del Partido Comunista Chino.
«Taiwan tiene la política de la billetera, ayuda a los políticos más que mas que al Estado, diferente a lo que pasa con Corea o Japón que te ayuda a construir obras de infraestructura», afirmó la senadora demostrando que, además de ingrata, es ignorante y opina sin ajustarse a la verdad de las cosas, juzgando, según su propia condición, de corruptos a los taiwaneses.
Sin desmerecer los aportes de los gobiernos de Corea y Japón, que por cierto son muchos y muy importantes, el gobierno de la República de China (Taiwán) coopera de manera permanente con nuestro país y, de ningún modo, se ajusta a los dichos de la senadora Martínez.
Desde hace ya más de seis décadas, Taiwán brinda colaboración en diversas áreas: Agricultura, ayuda humanitaria, transparencia democráctica, economía educación, infraestructura, apoyo a las MiPyMEs, salud pública, seguridad, tecnología, vivienda, etc.; solo es cuestión de hacer un poco de memoria y abandonar las cuestiones ideológicas que sesgan la verdad o, pedir un informe a los muchos ministerios que pagamos quienes habitamos este suelo de los aportes que realizó y realiza Taiwán.
Solo por dar tres ejemplos concretos para que se entienda mi punto respecto de los aportes de Taiwán en nuestro país:
- Construcción de más de 5.000 viviendas.
- Miles de becas en universidades taiwanesas a jóvenes que hoy hacen aportes reales al mejoramiento del Paraguay.
- Millones de dólares destinados al empoderamiento de la mujeres, en forma de aportes económicos no reembolsables a emprendimientos conducidos por estas (apuesto a que esta le gusta a la senadora).
Éstos son aportes reales senadora, hechos concretos que exceden , y por mucho, el hecho de estar sentada en una banca diciendo sandeces.
De todos modos, sabemos por donde viene «el disparo», el verdadero problema de Esperanza Martínez con Taiwán es la libertad o, si se quiere, el anhelo de Esperanza Martínez con la china comunista es la falta de ella.
La historia nos enseña una y otra vez, que el «ideal» de sociedad que plantea la senadora es imposible cuando hay libertad. Ningún «politburó» se sostuvo ni se va a sostener nunca en libertad. Usted, (casi ex) senadora, puede que ame el comunismo puro y duro que ofrece el régimen de la China continental, quienes habitamos este suelo no; y por eso, una vez más en este 2023, se va a quedar con las ganas.