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Analisis

Obituario: Pa´i Oliva, el bolchevique

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El Partido Comunista Paraguayo, en un comunicado oficial publicado en su cuenta de Facebook el 3 de enero de 2022, escribió la siguiente nota biográfica sobre Francisco de Paula Oliva, el extinto cura español que militó por las causas del progresismo y el marxismo en el Paraguay. La transcribimos íntegra:

            “¡Hasta siempre Pa’i Oliva!”.

            “Esta tarde falleció a los 92 años un compañero de lucha, el sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva, el Pa’i Oliva. Nunca serán suficientes las palabras para recordar al más comprometido de los cristianos, un embajador de solidaridad y de todas las causas justas”.

            “Pa’i Oliva nació en Sevilla, España, el 14 de octubre de 1928. Se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1941 y terminó sus estudios de bachiller con los jesuitas de su ciudad natal el 25 de julio de 1946. Ese mismo año, el 7 de septiembre, ingresó a la Compañía de Jesús con 18 años. Llegó al Paraguay en 1964 con 56 años e inmediatamente trabajó con jóvenes del Colegio Cristo Rey, Nacional de la Capital, Nacional de Niñas, Goethe, etcétera, y con universitarios de medicina e ingeniería de la UNA”.

            “El abierto apoyo de Oliva a la huelga de estudiantes de medicina en 1964 marcó el inicio de la persecución stronista en su contra. En octubre de 1969 fue llevado hasta Clorinda y expulsado por agentes policiales de la tiranía militar fascista. Luego de su paso por la Revolución Sandinista, Argentina, y otros países de Nuestra América, Oliva retornó al Paraguay en 1996 y casi desde su llegada se instaló en la que sería su casa hasta hoy, el Bañado Sur”.

            “El Pa’i Oliva tuvo papeles destacados en distintos momentos de la llamada transición democrática, desde las jornadas del Marzo Paraguayo, pasando por el proceso del Parlamento Joven, las luchas bañadenses de trabajadoras y trabajadores por sus derechos laborales, hasta la lucha por la libertad de los seis campesinos y las presas y presos políticos de Curuguaty”.

            “Las y los comunistas paraguayos tuvimos la alegría de compartir con él varias de estas luchas y en esta triste jornada, rendimos un sentido homenaje al compañero Pa’i Oliva”.

            “¡Hasta la victoria siempre, Pa’i Oliva!”.

            “Partido Comunista Paraguayo. Comisión Política. 3 de enero de 2022”.

            Haremos un obituario, un poco peculiar, basándonos en lo que escribieron los directivos del Partido Comunista Paraguayo. Iremos diseccionando cada fragmento para dar un poco de contexto a lo que representa realmente el muerto Francisco de Paula Oliva.

            1- “Pa’i Oliva nació en Sevilla, España, el 14 de octubre de 1928. Se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1941 y terminó sus estudios de bachiller con los jesuitas de su ciudad natal el 25 de julio de 1946. Ese mismo año, el 7 de septiembre, ingresó a la Compañía de Jesús con 18 años”.

            Los tiempos en que se educó Francisco de Paula Oliva no eran precisamente los más sanos desde una perspectiva católica. Esto requiere de una explicación más o menos extensa.

            Desde el siglo XIX (quizás con influencias muy anteriores que podemos remontarlas, cuando no, hasta Martín Lutero), una corriente de pensamiento surgió con fuerza desde cierto grupo de clérigos de la Iglesia Católica. Eran de origen francés y estaban encabezados por el excomulgado Padre Felicidad Roberto de Lammenais (1782 – 1854). Este teólogo, influenciado por los “jesuitas modernos” (que nada tienen que ver con la orden original fundada por el grandioso San Ignacio de Loyola) intentaba combinar los aspectos más progresistas de la Revolución Francesa con un ultramontanismo político, lo que resultaba en un imposible, como intentar mezclar agua con aceite.

A pesar de que las ideas de Lamennais fueron absolutamente condenadas por sucesivos Pontífices, ellas lograron mucha popularidad en ambos lados del Canal de la Mancha gracias a la influencia de importantes hombres políticos como Carlos el Conde de Montalembert (1810 – 1870) y especialmente el británico Juan Eduardo el Barón Acton (1834 – 1902). Ante las lapidarias condenas del Papado contra las ideas de Lammenais, este y sus discípulos decidieron alejarse de la Iglesia Católica y acercarse al sacerdote alemán Ignacio von Döllinger (1799 – 1890), quien fue también excomulgado por su intensa oposición al Concilio Vaticano I, especialmente en lo referente a la infalibilidad papal. El pensamiento de Döllinger fue fundamental para el surgimiento del cisma que hoy se conoce como “Iglesia Católica Antigua”, también conocidos como “vetero-católicos”, quienes actualmente están más comunión con la Secta Anglicana antes que con Roma. ¡El chiste se cuenta solo!

De hecho que existen fotografías en las que el Barón Acton se encuentra tomando el té junto al liberal Premier Británico Guillermo Gladstone (1809 – 1898) y el mismo Ignacio von Döllinger entre ellos. Repito: ¡el chiste se cuenta solo!

            En fin, el movimiento iniciado por Lammenais es conocido como “Catolicismo Liberal”, una paradoja semejante a decir “Olimpista Cerrista” o igual a la famosa frase “gracias a Dios soy ateo”. Pues eso. Actualmente, el “Catolicismo Liberal” tiene a populares influenciadores como el argentino Gabriel Zanotti o los españoles Jesús Huerta de Soto y Juan Ramón Rallo.

            Dostoievski alguna vez señaló en su obra “Los Demonios” una frase que se resume: “padres liberales, hijos marxistas”. La evolución del cisma-herético conocido como “Catolicismo Liberal” condujo a que los seminarios de formación sacerdotal a finales del siglo XIX y principios del XX en Europa estuvieran repletos de aspirantes a cura con ideas liberales y progresistas. Para colmo de males, muchos de ellos buscaban abrazar a la “Doctrina Social de la Iglesia” pero sin el Magisterio, sin la Tradición, sin la Revelación. Es decir, querían una especie de “socialismo pasado por agua”, usando la bella fachada del catolicismo romano. Esto era en la España del Pa’i Oliva tanto como en otros países católicos de Europa.

            Podríamos dar ejemplos muy contundentes de todo esto. El joven Juan Bautista Montini, futuro Papa Pablo VI, provenía de una familia muy devota pero que públicamente mantenía cierto perfil más o menos liberal. Era la Italia de la Reunificación, de “Mazzini-Cavour-Garibaldi”, existía un anti-clericalismo y anti-catolicismo que si bien no era muy abierto, se sentía de forma residual en el ambiente. Convenía ser “pragmáticos” y “liberales” en lo político. El resultado de todo esto fue que en sus días de juventud, Montini se acercó muchísimo a los movimientos “social-demócratas” que empezaban a surgir y que inclusive tenían enorme influencia en los seminarios italianos y en la “Acción Católica” de la que formaban parte sus padres. Luego vino la ilusión de la “Democracia Cristiana”, la cercanía de estos con el marxismo europeo y tantas otras situaciones que culminaron con el secuestro y asesinato del amigo personal del Papa Pablo VI, el Presidente de Italia Aldo Moro, un supuesto “demócrata cristiano” que era bien sandía: verde por fuera y rojo por dentro. Este episodio ya lo hemos relatado anteriormente.

            Así y solamente así el Sumo Pontífice comprendió que sus desvaríos de juventud no eran suficiente justificativo para intentar un apaciguamiento con el bolchevismo. Pablo VI se quedó con un palmo de narices y la cruel realidad le devolvió el alma al cuerpo. Fue un antes y un después para su pontificado, que a partir de ese trágico momento abandonó sus ideas liberales y retornó a la ortodoxia, como corresponde a todo Papa.

            Los párrafos anteriores nos deben servir como ejemplo para comprender de dónde surgieron los personajes como el extinto Francisco de Paula Oliva. El “Catolicismo Liberal” causó estragos a finales del siglo XIX y principios del XX. Sigue haciendo enorme daño hoy en día. La consecuencia natural del “Catolicismo Liberal” fue precisamente el terrible “bleff” que ha sido la “Democracia Cristiana” con todo el flirteo que esta ha mantenido hacia las posiciones de izquierda, incluso con el marxismo más bolchevique, ideología condenada de forma lapidaria por el Magisterio Pontificio.

            2- Llegó al Paraguay en 1964 con 56 años e inmediatamente trabajó con jóvenes del Colegio Cristo Rey, Nacional de la Capital, Nacional de Niñas, Goethe, etcétera, y con universitarios de medicina e ingeniería de la UNA”.

            Del mismo bagaje que el joven Juan Bautista Montini son los varios sacerdotes nacidos en España y que vinieron a militar (no usé, adrede, la palabra “evangelizar”) en el Paraguay a mediados del siglo XX. Muchos de ellos están vivos y por ende, no los nombraré con nombre y apellido.

Pero el muerto “Pa’i Oliva” formaba parte de esas remesas. Nació en 1930, en España, un año antes de que se establezca oficialmente la “Segunda República”, de tinte marxista-leninista y que se encargó de quemar cientos de templos, conventos y monasterios mientras asesinaban al menos a 7.000 religiosos católicos españoles, sin contar a otras decenas de miles de civiles muertos por las “checas” de la Segunda República, como fue en el caso de la atroz matanza de Paracuellos de Jarama en 1936, año en que se inició la “Cruzada” del Generalísimo Francisco Franco Bahamonde (1892 – 1975), el Caudillo que restauró el orden y la ley en España tras una sangrienta guerra civil.

            La historia reciente de su propio país debía haberlo disuadido de entrar en semejantes honduras, pero el “Pa’i Oliva” era un hijo de su tiempo. La oscurísima sombra de Lammenais y sus secuaces se erguía tenebrosa en los seminarios de Europa y el llamado “Catolicismo Liberal” había producido una extendida curia marxistoide y filo-bolchevique en el “Viejo Continente”. España no era la excepción e incluso se podría afirmar que fueron los sacerdotes de las provincias díscolas de nuestra “Madre Patria” (Vascongadas y Catalunya) los primeros en iniciar una resistencia subterránea contra el “Caudillo de España”, quien gobernó su país en 1939 – 1975.

            Curas hippies y liberales por montones y a borbotones, valga la rima. Todos querían “cambiar al mundo” pero no precisamente con la Palabra de Jesucristo sino con la “revolución armada”. Para ellos, el dogma por el que había que morir era la “democracia liberal” y no “el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo”. En la década de 1960 esto se salió de todo control. El “Concilio Vaticano II” se convirtió en un verdadero campo de batalla y lo que tuvo un preludio en 1870 con el cisma de Dollinger y los “vetero-católicos”, ahora vería una nueva versión con los “revolucionarios” por un lado y los “conservadores” por el otro.

Los primeros, progresistas y liberales, fueron la semilla para el surgimiento de la llamada “Teología de la Liberación” que produjo personajes sumamente controvertidos como los excomulgados Leonardo Boff y Ernesto Cardenal, entre otros. En el bando opuesto los enfrentaban los conservadores, más o menos galicanos que reciclaban algunos argumentos de Dollinger, encabezados por el Arzobispo Marcel Lefebvre (1905 – 1991). El resultado, como era de esperarse, es que ambos grupos desataron una guerra teológica que generó una “tierra arrasada” de la que nadie salió bien parado y terminaron ambas facciones, entre la herejía y el cisma, condenadas por los Sumos Pontífices (aunque al Arzobispo Lefebvre se le dio muchísimas oportunidades para la reconciliación, con enormes gestos favorables a sus posturas litúrgicas por parte de los Papas llamados “posconciliares”, a lo que el respondía con orgullo irrefrenable rechazándolas todas… A pesar de la simpatía que uno pueda tener hacia las causas que defendió Lefebvre, la triste realidad es que provocó un cisma y murió en excomunión abierta y oficialmente declarada, hay que orar mucho por su alma).

            ¿A qué bando perteneció el Pa’i Oliva? Al más siniestro de todos. Simpatizó sin doblez ni fingimiento alguno con la “Teología de la Liberación”, de tinte abiertamente bolchevique. Por supuesto que cuando llegó al Paraguay, junto a otros tantos curas españoles cortados por la misma tijera (repito, no los nombraré a estos porque siguen vivos muchos de ellos), al principio nadie sabía que un sacerdote jesuita estará tan dispuesto a promover doctrinas absolutamente condenadas por la Iglesia Católica. ¡Ah, la inocencia humana! ¡Como si fuera que no pueden existir curas ateos o directamente endemoniados! La presencia del Pa’i Oliva en el Paraguay coincidió, curiosamente, con el surgimiento de las primeras guerrillas bolcheviques de nuestro país durante el Gobierno del General Alfredo Stroessner (1912 – 2006), quien estuvo en el poder en 1954 – 1989. Hoy en día, pocos recuerdan al “FULNA”, al “14 de Mayo”, a la “OPM”, a las “Ligas Agrarias”, al “Ejército Revolucionario Paraguayo” y otros grupúsculos terroristas marxistas-leninistas que cometieron toda clase de tropelías en nuestro país a fínales de los 1960s y principios de los 1970s, época en la que también aparecieron los “Montoneros” de la vecina República Argentina o los “Tupamaros” en la República del Uruguay. ¿Usted cree en las casualidades? ¡Yo creo en lo inevitable!

            3- “El abierto apoyo de Oliva a la huelga de estudiantes de medicina en 1964 marcó el inicio de la persecución stronista en su contra. En octubre de 1969 fue llevado hasta Clorinda y expulsado por agentes policiales de la tiranía militar fascista. Luego de su paso por la Revolución Sandinista, Argentina, y otros países de Nuestra América, Oliva retornó al Paraguay en 1996 y casi desde su llegada se instaló en la que sería su casa hasta hoy, el Bañado Sur… El Pa’i Oliva tuvo papeles destacados en distintos momentos de la llamada transición democrática, desde las jornadas del Marzo Paraguayo, pasando por el proceso del Parlamento Joven, las luchas bañadenses de trabajadoras y trabajadores por sus derechos laborales, hasta la lucha por la libertad de los seis campesinos y las presas y presos políticos de Curuguaty”.

¡Pues bien! Tarde o temprano las actividades revolucionarias del asotanado serían descubiertas. No era la “huelga de los estudiantes de medicina” el problema, sino la promoción de ideologías liberales y bolcheviques entre ellos. ¿De dónde creen que salieron Carlos Filizzola, Esperanza Martínez y Desirée Masi (por citar algunos), actuales congresistas de nuestro país? El Pa’i Oliva dejó aprovechados discípulos en el Paraguay tras su expulsión, algunos de ellos ejercen hoy la cátedra, tienen poder periodístico e incluso político. Siempre recuerdo a uno de ellos, en este caso mujer, una cuasi-monja (pues no tomó al final los Santos Hábitos, eso requiere de temple y autoridad, tanto como para contraer matrimonio) que cooperaba con las Ligas Agrarias y que hoy vive como solterona amante de las tortillas pontificando contra el “autoritarismo” desde su supuesto rol de “historiadora neutral” (pero ha’e katu quería ser monjita; Lamennais y otros “Católicos Liberales” estarían orgullosos de ella). Lo lamento, no podía resistir mencionar ese caso, pero bueno, si no se dan nombres no existe.

Los mismos comunistas del Paraguay nos dejan fuera de toda duda sobre la verdadera disposición espiritual del Pa’i Oliva cuando nos hablan, escueta pero claramente, de su participación en la “Revolución Sandinista” (1979 – 1990) que se dio en Nicaragua. El “Sandinismo” es un asunto muy complejo, pero lo que es indiscutible, es que durante ese conflicto en Centroamérica hubo curas que empuñaron el fusil por “causas revolucionarias” que nada tenían que ver con el Magisterio de la Iglesia Católica. De allí que los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI hayan condenado en varias ocasiones a la “Teología de la Liberación” que abrazó Francisco de Paula Oliva.

              Rigurosamente se cumple el axioma de Dostoievski. “Padres liberales, hijos marxistas”. En Paraguay, la Iglesia Católica post 1870 debió alinearse bastante a las imposiciones que vinieron desde la ocupación y los gobiernos de la posguerra contra la Triple Alianza y solo gracias a los beatísimos esfuerzos del Arzobispo Juan Sinforiano Bogarín, por dar un ejemplo, se recuperó cierta integridad. Fue duro el trabajo que debió realizarse para preservar y restaurar la fe en medio de un país dominado y sojuzgado por el liberalismo ideológico que se impuso sobre el glorioso cadáver de la “Patria Vieja”.

            Pero no tardarían en llegar los “Pa’i Oliva” al Paraguay. Para estos sacerdotes y sus pupilos, la “lucha contra la dictadura” (sin importar si esta fuera “buena o mala”, favorable o no a la Iglesia Católica) era lo único que importaba. El Generalísimo Franco, un católico devoto español, debió sufrirlos. “Tembelo”, un católico por conveniencia pero sin ser necesariamente indócil contra Roma, también. No habían términos medios para los “curas revolucionarios” como Oliva, quien tuvo la suerte de haber venido al Paraguay en tiempos de Stroessner y no del contra-revolucionario Doctor Francia, pues si hubiera caído en manos del “Supremo Dictador”, habría terminado sus días, con toda justicia, frente al “Naranjo Triste” por sus actividades, que no solo eran perjudiciales contra la estabilidad del gobierno sino que eran contrarias a la misma fe católica.

Francisco de Paula Oliva, como muchos sacerdotes que vinieron al Paraguay desde España (y otros tantos europeos de entonces, pero no todos, cabe aclarar) eran lo que los propagandistas del gobierno del General Stroessner definían con mucha claridad: “revolucionarios resguardados por la sotana”. En esto, el tiempo terminaría dando la razón al “Tembelo”.

            Algún despistado me dirá “ah, pero el Pa’i Oliva defendió los derechos humanos y peleó por la gente pobre de los bañados”. Okey, toda persona de buen corazón debería luchar por la dignidad y el bienestar del prójimo cuando hay opresión o injusticias alevosas. Tipo, si a una mujer inocente le están rompiendo la cara en la calle, uno debe intervenir en su favor. No hay mucho de extraordinario en hacer algo ordinario. Es más, en su caso, que fue sacerdote, todavía más grande era su responsabilidad y se le requerirá muchísimo más. Más le vale que por lo menos, por lo menos, eso haya hecho bien. Y respecto a la “gente pobre de los bañados”, aquí quiero cuestionar enormemente las supuestas “bondades” del Pa’i Oliva. ¿Quiénes se han beneficiado de sus supuestas “ayudas sociales”? Porque si se juzgamos por los resultados, creo que a cualquier habitante de la ciudad de Asunción se le puede preguntar lo que opina de los “bañadenses”, de las ocupaciones ilegales de plazas públicas y zonas ribereñas, del cuoteo político de zurdos y diestros en esos lugares, de la situación exasperante en muchas de esas familias que viven en la marginalidad total. Ya sé que estoy siendo demasiado lapidario en este sentido, pero es que me obligan. “Pe… Pe… Pero el Gobierno nada hace…” ya sabemos amiga, pero el Pa’i Oliva por lo visto que tampoco hizo mucho para el bien común de todos los asunceños, al contrario, se las pasó siempre justificando lo injustificable. ¿Y qué pasó en Curuguaty? Pues que un discípulo del Pa’i Oliva, el libidinoso ex Obispo y Presidente Fernando Lugo, por acción u omisión, permitió que se diera una masacre de policías y campesinos levantiscos como no se veía desde la Revolución de 1947. ¡Moco de pavo seguramente para el extinto Oliva, quien se fue a la tumba jurando que los asesinos y secuestradores no eran asesinos ni secuestradores! Y ni detallemos lo ocurrido en el “Marzo Paraguayo”, que hasta hoy es un doloroso enigma. Solamente cabe añadir que este sacerdote español, por alguna razón, directa o indirectamente, ha metido sus narices en las más atroces matanzas de nuestra “Transición Democrática”.

            4- “Esta tarde falleció a los 92 años un compañero de lucha, el sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva, el Pa’i Oliva. Nunca serán suficientes las palabras para recordar al más comprometido de los cristianos, un embajador de solidaridad y de todas las causas justas”.

            Dejé este párrafo casi inicial para el final por la siguiente razón. El Partido Comunista Paraguayo dice que Francisco de Paula Oliva fue “el más comprometido de los cristianos”. Es una frase que deja como una novata a la misma Virgen María, pero hay que considerar de quiénes proviene para entender la ironía herética más allá de las licencias literarias.

Los “Católicos Liberales” dieron surgimiento a los “Católicos Marxistas”. El extinto Francisco de Paula Oliva tenía un poco de ambas cosas, es decir, recogía la apostasía y la herejía de ambas partes. Cuando no estaba pidiendo que se “empuñe el fusil por la revolución” y maleducando a discípulos perversos aquí, allá y acullá, se encargaba de bregar por causas liberales dentro de la misma Iglesia. A las pruebas me remito y que una sola muestra sirva como botón. Una editorial escrita en su columna “Buenos Días, Paraguay”, publicada por el Diario Última Hora de Asunción el Martes 12 de marzo de 2013, Francisco de Paula el “Pa’i Oliva” escribió lo siguiente y extraigo los fragmentos principales (los paréntesis y las negritas son mías):

            “La reforma de la curia del Vaticano o su sustitución por otra institución es una tarea difícil que le va a tocar al papa que va a ser elegido en Roma (…). Queremos un papa que debata con la Iglesia con libertad sobre temas ahora prohibidos: el celibato obligatorio de los sacerdotes, el aborto, el uso de preservativos, el sacerdocio de las mujeres, etcétera. Queremos un papa que gobierne la Iglesia con un carácter más democrático y menos autoritario (…). Queremos un papa que dialogue mucho con los teólogos de la Iglesia Católica, con otras iglesias no católicas, con otras religiones no cristianas, con lo ateos y agnósticos. Todos vamos en la misma canoa de la humanidad…”.

            Esto mismo era lo que proponían (y siguen proponiendo) los “Católicos Liberales” ya inclusive en el siglo XIX. Por lo demás, no puedo hacer preguntas al muerto Oliva, pero sí las haré al ilustre lector. ¿Acaso el Papa (yo lo escribo en mayúsculas, a diferencia del “Pa’i Oliva” que lo hace en minúsculas) puede discutir siquiera algo que Dios mismo ya ha definido claramente? Si está escrito “NO MATARÁS”, ¿acaso el Sumo Pontífice tiene más autoridad que el Creador para cuestionar sus Divinas Leyes? Si la Tradición, el Magisterio y las Escrituras (en resumen, el Espíritu Santo) dicen de manera infalible que la ordenación sacerdotal es cosa exclusiva de hombres, ¿quién es el Papa para cuestionarlo siquiera? En fin, que podría hacer un millón de preguntas y escribir un libro entero con esos párrafos de apostasía pura que escribió el “Pa’i Oliva”.

            Con todo lo que he relatado anteriormente, creo que debería estar bastante claro por qué Francisco de Paula Oliva fue cualquier cosa excepto una “blanca palomita”, lo que es todavía peor en su caso por su condición de clérigo. Por supuesto que no seré yo quien va a juzgar sí fue o no fue un “buen cristiano”. No tengo esa atribución, gracias a Dios. Simplemente, los hechos hablan por sí solos y nos basamos exclusivamente en la breve nota que publicó el Partido Comunista Paraguayo.

            Hijo de su tiempo, Francisco de Paula Oliva fue liberal y revolucionario, marxista y sandinista. Fue un activista social que se involucró con las causas de los más desposeídos, quizás con escaso éxito y produciendo más inconvenientes que soluciones. Fue un luchador contra dictaduras, aunque al parecer no sabía distinguir “el bien del mal” a pesar de su condición de clérigo. Fue educador, aunque no queda muy claro qué fue lo que enseñó a sus pupilos más allá de “Marzos Paraguayos” y “Curuguatyses”. Fue un hombre de carne y hueso, polvo para volver al polvo.

            En fin, “Pa’i Oliva” fue muchas cosas, estuvo inspirado por varias fuentes, movido por el viento de su época. Creo que una sola frase podría definirlo de manera nítida: un bolchevique. Es lo más adecuado. Me hubiera encantado decir “fue un santo sacerdote católico”, pero es lo último, absolutamente último que me viene a la mente cuando pienso en él.

            Que Dios se apiade de su alma.

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