Esta vez sin la desacertada intervención del VAR en las acciones del juego, pero con un Olimpia sin alma; a ritmo de entrenamiento y sin siquiera transpirar, Flamengo se “paseó” por Río de Janeiro.
En el primer tiempo, Flamengo sólo precisó de dos remates al arco para cerrar una diferencia que a todas luces se volvía imposible de remontar. ¿El segundo tiempo? Daba igual si no lo jugaban, solo trajo más imágenes decadentes y el consabido espectáculo de algunos “referentes”, que pretenden simular garra haciendo show ampuloso de gesticulaciones y faltas innecesarias.
En resumen, a lo largo de todo el encuentro vimos a los jugadores de Olimpia caminando la cancha, sin acertar dos pases seguidos; jugadores cansinos y sin la rebeldía necesaria para buscar una hazaña.
Ya no está Daniel Garnero, ni Néstor Gorosito, ni siquiera uno de los héroes del 2002, Sergio Orteman como posibles fusibles de este nuevo fracaso internacional de Olimpia. Es tiempo de replantearse el rumbo, no de Olimpia, del futbol paraguayo en general.