Todos coincidimos en que es natural que nos detengamos cada cierto
tiempo para reflexionar acerca de las preocupaciones diarias o aquellas
experiencias que han sido dolorosas. Con ello, generalmente buscamos encontrar
una solución al problema. ¿Pero qué pasa cuando ese proceso de reflexión no nos
brinda la liberación emocional que buscamos? Sencillamente nos enlodamos con
esas escenas angustiantes en nuestra mente y, en lugar de la liberación
emocional buscada, solo logramos convertir esa angustia en una obsesión. La obsesión,
se trata de una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz
persistencia asalta la mente.
Ese es el caso de Rodolfo Friedmann, alias el senador “mau”,
quien mantiene una patológica obsesión con el ex Presidente Horacio Cartes, y
digo patológica porque claramente excede la cuestión política y se transformó
en algo personal, a partir del momento del que lo acusa de todos sus males.
En esta oportunidad, su padre, el señor Rodolfo Max Friedmann acusó a su propio hijo de “ignorante y mequetrefe” y, en lugar de responder a su padre como todos hubiésemos pensado que haría, salió a criticar a aquellos medios que solo se limitaron a reproducir la (pública) interna familiar; “gritando” en Twitter que es atacado por los medios pertenecientes al “Grupo Cartes”.
Entiendo que, por su condición de senador “mau”, debe
diferenciarse del dueño de la banca, de esa forma, piensa usted, la gente se va
a olvidar de como alcanzó el puesto que hoy tiene. Déjeme decirle que no; ahora,
si lo que usted pretende es diferenciarse, pruebe trabajando en favor de la
gente.
Con el debido respeto a su persona (no a su investidura porque sabemos que no es suya), revea su postura, deje de hacer el ridículo, porque es del único lugar del que se no vuelve; tal vez no sea tan tarde.
ND