Analisis
Paraguay no existe: El poder de un meme
Publicado
hace 2 añosen
Con toda la carga emocional (pero que es solamente eso, emocional) de estos días repletos de celebraciones patrióticas en las que recordamos románticamente (y en el más absoluto vacío sin obras que demuestren nuestra fe) a esos episodios con tanta fuerza sublime que se dieron durante la Guerra de la Triple Alianza (a los heroicos defensores de Piribebuy, a los niños mártires de Acosta Ñu, a las valientes mujeres de Valenzuela, a los indomables soldados de Caraguatay y Ka’aguy Juru, etcétera etcétera), debemos reconocer que muchas veces los “memes” de Internet tienden a convertirse en realidad. Es la “magia memística” que le llaman algunos.
¿A qué nos referimos? Bueno, para nadie es descubrimiento que “llora llora el Urutaú, porque ya no existe el Paraguay en donde nací como tú” del poeta argentino Carlos Guido y Spano. Es sabido que ese legendario y heroico Paraguay murió el 1 de marzo de 1870 a orillas del Arroyo Aquidabán, en el Cerro Corá. Actualmente hay otra entidad, muy distinta a la de nuestros románticos ensueños. Pero en realidad ponemos en duda su existencia.
Los “memes” de internet afirman que “el Paraguay no existe”. No faltan los que se indignan ante estos chistes que de chistes poco tienen. Alguno aquí empezará a pontificar y discursear respecto a bueyes perdidos, yo también lo hago a veces en un contexto algo más serio, más historiográfico. Pero la realidad es que “Paraguay no existe”.
¿Quieren pruebas para dicha afirmación?
No hablamos de cuestiones estrictamente económicas o históricas. Cada nación del mundo tiene sus cosas buenas, sus cosas malas, sus altibajos, sus momentos dignos de recordación. Me refiero a asuntos que se limitan a lo político y geopolítico.
Hace unas semanas, el Embajador N° 108 del decadente Imperio Estadounidense hizo unas declaraciones que a luces de cualquier persona decente con dos dedos de frente, serían consideradas como una “alevosa intervención en asuntos internos de la República del Paraguay”. Cierto, los yanquis tienen derecho a considerar “significativamente corruptos” a quién quieran, pero eso no les da permiso ni autoridad alguna para que anden empleando dichas declaraciones como arma política en pleno proceso electoral de un país extranjero.
Un avezado podría apuntar: “se enoja el que quiere y se le da la importancia según quién viene” y es este el punto central del asunto. Se supone que las “élites” de la República del Paraguay tendrían que tomar al asunto de las declaraciones del Embajador N° 108 de los EEUU como lo que son, meros temas politiqueros que merecerían una altiva y rotunda respuesta de nuestra Cancillería, porque son violatorios de toda buena forma diplomática y de todo sano entendimiento entre las naciones, que se supone, son soberanas y deben tratarse en plan de respeto e igualdad. Pero ocurre todo lo contrario: la palabra de un ser vilmente corrupto como el caricaturizado “Robocop Gay” de la mencionada representación extranjera en nuestro país, que proviene de un Gobierno que quizás sea la principal fuente de corruptela y mafia a nivel mundial, que tiene a un Jefe de Estado sospechado de fraudulento e ilegítimo como Joe Biden, que está tan decrépito que apenas puede recordar su nombre (aunque quizás sea una estrategia para “fingir demencia” y que nadie le pase facturas por su desgobierno, así como por la atroz y degenerada corrupción de su hijo Hunter Biden, presuntamente pedófilo del hampa internacional), es tomada como sí tuviera más peso que una declaración “ex cátedra” del mismo Sumo Pontífice.
Todos los medios de nuestra “gran prensa” y todos los supuestos “líderes intelectuales y/o políticos” del país arrodillados y mirando hacia Mesopotamia ante las conferencias de prensa del Embajador N° 108 de los EEUU. Nadie, absolutamente nadie pide un poco de mesura, de altivez, de exigir explicaciones ante estas maniobras que no se condicen con las reglas más básicas de la diplomacia y de la cortesía entre los países. Todos de rodillas, todos, como Esfialtes cuando se inclinó ante el Rey Jerjes en la película “300” (hago esa descripción gráfica para que se tenga una idea).
Hace unos días, “Robocop Gay” volvió a hacer lo mismo y se armó idéntica batahola. En este mismo medio de prensa hemos explicado lo predecible que era la postura del Departamento de Estado de los EEUU respecto a las elecciones en la República del Paraguay. No vamos a llover sobre mojado. Pero era tan evidente, pero tan evidente que “sí era víbora, te mordía” como diría tu mamá cuando no encontrabas algo que estaba a la vista.
De todas formas, esto no es nada cuando uno recuerda que por segunda vez, el Gobierno de Mario Abdo Benítez hace aguas y se inunda en los torrentes de la Represa de Itaipú Binacional. Es que de manera discreta, mientras todo el mundo estaba idiotizado por el “circo” del Juicio Político a la Fiscal General Sandra Quiñónez, el patriota Capitán Jair Bolsonaro de Brasil (no tiene la culpa, es más, se trata de un mérito suyo ser nacionalista y operar en favor de los intereses de su país) se encargaba de meter un sopapo a las pretensiones paraguayas respecto a este tema hidroeléctrico que es tan sensible para todos. ¿Dijo alguien algo? ¿Hubo indignación, griterío, explosiones mediáticas interminables en las redes sociales y los grandes medios? Nada. Es que como dice el meme, “Paraguay no existe”. Es una entelequia, un invento de la imaginación de algunos hombres que se inmolaron, aparentemente sin sentido alguno, pues vemos lo que pasa y nos quedamos patitiesos ante tanto entreguismo, ante tanto embotamiento intelectual y cultural, ante tanta incapacidad para defender lo que teóricamente, pertenece a nuestro país.
Dos veces tocó al Gobierno de Mario Abdo Benítez negociar por el asunto de Itaipú Binacional y las dos veces, entre gallos y medianoche, en acuerdos secretos o discretos lejos del escrutinio público, acordó en contra de los intereses del Paraguay. Dos veces quedará absolutamente impune, porque a nadie le importa defender algo que no es real, porque “llora llora Urutaú, ya no existe el Paraguay en donde nací como tú”.
Sí el “meme” se hizo realidad es porque quizás somos un “meme” andante como país. Una nación que existe en la imaginación y nada más, desde 1870. Un sueño que ha muerto atragantado y del que despertamos en una acuciante pesadilla de mediocridad y sumisión.
Es cuestión nada más de fijarnos en las “élites” de nuestro país. Sí pudiera llevarse adelante un plebiscito para decidirse que Paraguay forme parte, como Puerto Rico, de la Unión Americana en condición de “Estado Libre y Asociado”, probablemente estos tipos estarían de acuerdo con hacerlo y lo promoverían con todas las fuerzas de su condición. ¿Para qué queremos a los Mario Abdo Benítez si podríamos directamente ser gobernados por Joe Biden y su hijo, quien vendría a hacer arrodillar a muchas paraguayitas por poquito más que un vuelto y una propina, quizás una bequita para estudiar en Jarrvarrr? ¡Ah, pero sí ya lo hace el Embajador N° 108 sin necesidad de tantos formalismos!
Pero claro, ser un “Estado Libre y Asociado” tiene sus condiciones. No podrás comerciar con nadie que Tío Sam no autorice, de hecho, toda tu política será dictaminada desde la Embajada-Virreinato. De igual manera, serás un ciudadano de segunda porque EEUU no te dará la visa ni te concederá ciudadanía, salvo los habituales trámites administrativos. Es lo que le pasa a los indiecitos paraguayos como a los portorriqueños, que son tan bárbaros, que no pueden gobernarse a sí mismos. Hasta tendrán que enseñarte a orinar bien los gringos, como lo hizo Spruille Braden, “el yanqui Braden”, cuando tuvo que llevar de la mano al anciano Cecilio Báez que se hacía popó encima mientras se negociaba (y entregaba) por la Paz del Chaco. Ah, por supuesto, todo esto con “esterilización forzada” a los hombres y a las indígenas del país, con muchos abortorios para garantizar que la civilización estadounidense se imponga a la barbarie sudaca, pregunten a los “poltoliqueños” sí estoy mintiendo. Y no debo olvidarme que, de vez en cuando, utilizarán tu territorio para llevar a cabo pruebas militares, bombardeos con armas nuevas y cosas así.
Pero nuestras “élites” lo aceptarían gustosas. No lo duden. No lo duden ningún solo minuto. ¿Necesitan más pruebas después de todo lo que ha ocurrido en las últimas semanas? Ahí tenemos a las Cholenu, a los Sebastianes de Molay, a los Efraudines, a las Enriquetas, a los Benjamines y otros tantos próceres del cipayismo haciendo el famoso gesto de Esfialtes ante el Rey Jerjes o ante el Embajador N° 108 de turno.
Esa es la realidad de este país que no existe. Todos esos cuentos de celebrar a los héroes de nuestro pasado se han convertido en mero simulacro, una simulación opiácea y adormecedora. Pura mérde, amigos; pura mérde y perdón por mi francés. A nadie le interesa, a nadie le importa. Eso es la verdad y punto, ne añamemby.
¿La narco-política es un problema? Claro que sí. Pfizer y la organización GAVI financiada por Bill y Melinda Gates nos hicieron “narco-política” también, pero hasta ahora nadie exige ni reclama al “mecanismo COVAX” el dinero que nos birlaron (por no hablar de otros efectos no deseados). Ah, pero esos apellidos se escriben en inglés, no en español, ¿verdad?
La realidad muchas veces supera a la ficción. Y los memes, en algunas ocasiones, tienen el poder de rebasar a la misma realidad. “Paraguay no existe”, decían. “Magia memística” respondían.
“Llora, llora, Urutaú…”.
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