La plaza de Tiananmén, en Pekín ha amanecido rodeada de fuertes medidas de seguridad. También se han amordazado las redes sociales, borrando cualquier referencia al 4 de junio.
En Hong Kong, el parque Victoria ha sido cerrado al público. Las fuerzas policiales desplegadas han impedido acercarse y las autoridades han advertido a la población sobre los riesgos de intentar manifestarse en el lugar.
En este parque, hasta hace solo dos años, decenas de miles de personas acudían con velas para celebrar una vigilia en recuerdo de las víctimas de la matanza. Algo ahora impensable.
Hasta las misas católicas conmemorativas, una de las últimas formas en que los hongkoneses podían reunirse para recordar, han sido canceladas.
Una matanza que no existe en los libros de historia ni en los manuales escolares
La matanza de Tiananmén ocurrió el 4 de junio de 1989, cuando el Gobierno chino envió tropas y tanques contra los manifestantes pacíficos que reclamaban desde hacía semanas en la plaza un cambio político y el fin de la corrupción.
La represión fue brutal. Murieron cientos de personas, más de mil según algunas estimaciones. Las imágenes dieron la vuelta al mundo.
En estas tres últimas décadas, China ha hecho todo lo posible para borrar la matanza de la memoria colectiva, eliminando cualquier alusión de los libros de historia, los manuales escolares o las redes sociales.