Muchas veces se dijo que el gran problema del presidente
Mario Abdo era el no hacer ejercicio del poder que ostenta, luego, en el inicio
de la pandemia de covid-19, por un momento todos pensamos que finalmente lo iba
a hacer, pero no, solo fue una falsa alarma.
Hoy, esa falta de mando por parte del primer mandatario y,
ante las múltiples denuncias de corrupción que salieron a la luz, los ministros
comenzaron a pelear entre ellos, no los culpo, el instinto de supervivencia
siempre predomina sobre el resto.
Solo en la última semana, el cargo de Presidente de la Nación
se vio “disminuido” por una serie de hechos:
- El ahora ex titular de la DINAC, Edgar Melgarejo, al ser descubierto en una serie de hechos sospechados de corrupción y, al verse acorralado, renuncia pero no sin antes manifestar que a él nadie lo echó, sino que renunció para no perjudicar la imagen del presidente. Esto, fue algo que la ciudadanía interpretó como falta de coraje por parte del presidente.
- El ministro de educación, Eduardo Petta (nunca
nos defrauda en este sentido), celoso, tal vez, del protagonismo de otros ministros
sale repartiendo víveres, haciendo compras y, para rematar, pretende suspender
el año escolar de manera inconsulta. Esta última acción fue inmediatamente
desautorizada por el Jefe de Gabinete, Juan Ernesto Villamayor y por el
ministro de salud Julio Mazzoleni, aunque en este último caso hay que reconocer
la diplomacia para no poner (tan) en evidencia a Eduardo Petta.
- Patricia Samudio, titular de Petropar (Muchos nos preguntamos la razón para que aún permanezca en su cargo) salió desesperada a comprar barbijos, alcohol en gel, ambulancias y cantidades siderales de agua tónica para colaborar con las tareas del ministerio de salud (Mazzoleni aún no confirmó las propiedades médicas de la bebida), también, cuando se hicieron públicos los precios astronómicos pagados por la empresa estatal, solo atinó a decir que tuvo la autorización verbal del presidente, sacándolo a bailar en una canción que, queremos creer, no le gusta. ¿Quién tuvo que aparecer? Si, Julio Mazzoleni (ese pobre hombre ya ni debe dormir), quien, una vez más, muy diplomáticamente desmintió a Patricia Samudio, solamente mostrando los precios pagados por el ministerio de salud por los mismos productos, pero no compró agua tónica, todavía.
- El más mentado de los jóvenes brillantes que forman el gabinete, Guillermo Sequera no se va y da un entrevista en un diario del Partido Comunista (no tiene nada de malo) y hace declaraciones que, como mínimo, pueden llegar a generar un álgido debate en la sociedad paraguaya y, como no puede ser de otra manera, muchos sagaces tuiteros revisaron su pasado para ir y descubrir que, inicialmente, había subestimado la pandemia de Covid-19, dejando parte de un prestigio bien ganado por el camino.
El ministro del interior, hombre que «fuma bajo el agua», al ver este desmadre salió de la escena, el no quiere salir en la foto que viene.
Quienes tuvimos oportunidad de leer alguna vez a Michel Foucault, entendimos que el poder no es algo que uno tenga, es algo que uno ejerce por medio de una estrategia basada en diversos dispositivos; si esos dispositivos fallan, si no hay una estrategia común… el poder se puede diluir entre los dedos
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