Esta loca carrera por alcanzar los más altos cargos
políticos se inició “formalmente” con el ex presidente Fernando Lugo, quien
supo ser presidente de la República y todos conocemos cual fue su destino. Hoy,
el outsider de la política que nos convoca, es Mario Ferreiro, quien hoy
demostró (una vez más) que no alcanza con ser popular, hay que saber hacer las
cosas para no terminar saliendo por la puerta del fondo.
Los outsiders de la política en nuestro país salen mal de
sus cargos, siempre salen mal; dejando en la ciudadanía que confió en ellos la
sensación de ser ineficaces, de no estar aptos para el cargo que ocuparon.
Los discursos vacíos de contenido (no de mentiras),
amparados en su popularidad ajena al mundillo político, muchas veces confunden
y convencen al electorado que, con el paso de los años y los desmadres con el
dinero público, se da cuenta que finalmente, lo que importa no son los discursos
que prometen un cambio en las reglas de la política, sino que lo que importa es
la firmeza de quien va a ejercer el cargo, su trayectoria y, sobre todas las
cosas, el equipo. Gobernar no es una cosa de una persona, es necesario un
equipo de trabajo, de especialistas que entiendan en sus áreas.
La renuncia indeclinable de Mario Ferreiro, no hace más que aumentar las sospechas acerca de su participación en el esquema de corrupción que lo terminó arruinando o, al menos, aumentó las sospechas que sabía lo que estaba pasando y no supo o no quiso terminar con el problema.
Muchos empleados de la gobernación del Departamento Central llevan tres meses sin cobrar sus salarios
Esta situación ya pasó por encima de dos de los tres
outsiders que me vienen a la mente. Hasta el momento, solo se viene salvando de
la muerte política el gobernador de Central, Hugo Javier González. Pero cuidado,
porque la denuncias de corrupción también golpearon a en su momento a al
gobierno del departamento Central, tal vez no tan fuerte como para hacerlo caer,
pero desde entonces nada cambió en la gestión de Hugo Javier, como ejemplo, se
sabe que existen empleados en esa gobernación que hace tres meses no cobran sus
salarios y, se sabe también, que el dinero está. Necesario que haga lo que deba
hacer y, si no es así, más temprano que tarde, las denuncias y reclamos
volverán a golpear la puerta del despacho del gobernador, aunque en esta
ocasión, seguramente lo haga de manera definitiva.