“Vox Populi, Vox Dei” reza un adagio que ha sido utilizado a
lo largo de la historia por toda clase de dictadores para justificar sus
atropellos a las libertades civiles. Hasta el momento nadie ha podido precisar a
quien se le ocurrió semejante desacierto pero, aun así, lo siguen utilizando.
En los últimos días, quien se ha arrogado ser la voz del pueblo y, por ende, la voz de Dios, es María Esther Roa, “titular” de “Ciudadanos Autoconvocados” (CACE), quien se mostró sumamente indignada en los medios de comunicación, luego que la Cámara de Diputados resolviera dejar sin efecto el pedido de Juicio Político a la Fiscal General del Estado, Sandra Quiñonez.
En los últimos años, este tipo de asociaciones de ciudadanos
“autoconvocados”, han proliferado en la región; los casos más claros son las
organizaciones piqueteras en la república Argentina, dueñas absolutas de las
calles porteñas durante todos los gobiernos que no son peronistas. Hoy, por
caso, a pesar de la crisis que vive el vecino país, los dirigentes de estas
organizaciones se muestran alegres con el rumbo del gobierno.
En nuestro país, esta organización, CACE, encabezada por
Roa, se ha hecho oír en varias oportunidades, solo que en todas estas
oportunidades, sus escraches respondían a un solo sector de la clase política
y, cuando las piedras caían cerca de su vereda, solo se oía un estruendoso
silencio que decían mucho más de lo que decían sus gritos.
Todos sabemos que la calidad de una democracia está
directamente ligada a la calidad de sus ciudadanos y, no nos queramos engañar,
estamos muy lejos del ideal ciudadano de Atenas. De esta forma, sabemos de
antemano que las probabilidades de equivocarnos al elegir a quienes
administrarán el dinero del Estado son muy altas, aprendimos a convivir con ese
error y tratamos de enmendarlo en la siguiente elección.
En el mismo sentido, hablando de la calidad de ciudadanos que somos la mayoría de quienes habitamos este suelo, nos encontramos con que quien hoy critica de manera furibunda a la Fiscal Sandra Quiñonez, en alguna oportunidad se tomó el tiempo de visitarla en su despacho y respaldar el trabajo de la Fiscal General en nombre de CACE y de otras doce organizaciones ciudadanas.
La voz del pueblo se equivocó, se equivoca y seguramente se seguirá equivocando en el futuro, y como sociedad deberemos aprender a convivir con el error ¿Marcándolo? Sí, por supuesto, pero conviviendo con él de manera civilizada y, sobre todo, de manera coherente; marcando TODO lo que está mal y no solo aquello que está mal (o no tan mal) y afecta a mis aspiraciones personales. Si queremos una sociedad mejor, debemos dejar de lado la hipocresía.