El canciller brasileño Ernesto Araújo se reunió ayer en Washington con el secretario de Estado Mike Pompeo y el asesor de Seguridad de la Casa Blanca John Bolton.
Según la prensa brasileña, discutió con ellos una participación de las Fuerzas Armadas de Brasil en una intervención militar en Venezuela. La idea que se evaluó durante el encuentro es que batallones militares brasileños ingresen en territorio venezolano por el sur, con la consigna de «evitar derramamiento de sangre».
En principio se aguardaba una acción del declarado presidente Juan Guaidó el 1º de mayo. Pero, con el lanzamiento este martes de la «fase final de la Operación Libertad» los tiempos se aceleraron. En los cálculos del gobierno brasileño, si hay una adhesión importante de los militares de Venezuela al levantamiento liderado por la oposición, esto «daría pie para la acción militar de Estados Unidos, Brasil y Colombia».
El presidente Jair Bolsonaro acaba de convocar a una reunión de emergencia en el Palacio del Planalto con el ministro Araújo, que retornó anoche desde Estados Unidos, con el general Augusto Heleno, jefe de la cartera de Seguridad Institucional, más el ministro de Defensa general Fernado Azevedo e Silva y el vicepresidente, general Hamilton Mourao. Fuentes de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) indicaron que todavía «no está claro el grado de adhesión de los militares venezolanos a la oposición a Nicolás Maduro«.
En un posteo en su cuenta de Twitter, Bolsonaro sostuvo que «Brasil se solidariza con el sufrido pueblo venezolano esclavizado por un ditador poyado por el PT, PSOL y alineados ideológicos. Apoyamos la libertad de esta nación hermana para que finalmente vivan en una verdadera democracia».
La prensa brasileña indicó que hay «temor» entre los uniformados de Brasil. En el Ejército existen dos alas: una pro intervencionista y otra contraria. Se afirma también que la consigna de «evitar el derramamiento de sangre» podría forzar a Brasil a entrar en el conflicto.