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Joe Biden sube los impuestos, regula el mercado laboral y estalla el gasto público

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El nuevo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, apunta a consolidar reformas sobre el rol del Estado en la economía y las reglas de juego para los mercados. En tan solo pocas horas, Biden comenzó una cruzada por desmantelar los cambios realizados por Donald Trump

A pesar de haberse presentado como un moderado, Biden consiguió amplio apoyo dentro del Partido Demócrata para las reformas que se propone llevar a cabo, tanto del establishment como del ala radical de extrema izquierda. 

En primer lugar, el nuevo Presidente norteamericano se plantea un cambio en materia fiscal, elevando los impuestos sobre los ingresos medios y altos de forma considerable

Las reformas buscan que los ingresos marginales superiores a los US$ 400.000 anuales vuelvan a tributar un 39,6% en concepto de impuesto sobre la renta, tal y como regía antes de los «tax cuts» de Trump. 

Lo mismo ocurre con el gravamen sobre las ganancias de capital, que había sido reducido hasta llegar al 20% durante la administración republicana, y Biden propone volver a ubicar el tributo en torno al 39,6%

Las empresas deberán enfrentar el mayor golpe de las reformas. En concreto, se propone aumentar la tasa para las ganancias corporativas anuales hasta el 28%.

Bajo la gestión de Donald Trump, el impuesto para las empresas fue modificado y se estableció una tasa única y reducida en torno al 21%, dejando a muchas empresas exentas de pagar el tributo, y fomentando la inversión de las empresas más grandes. 

Biden no planteó, hasta ahora, un cambio en el esquema, sino que se limitó a modificar la alícuota del impuesto. Esto implica que muchas empresas pequeñas empezarán a pagar incluso más de lo que pagaban en la era Obama, puesto que en ese entonces existía un esquema progresivo. 

Por si esto no fuera suficiente, Biden pretende aprobar un nuevo impuesto del 15% para aquellas empresas que no estaban contempladas en el pago de ganancias corporativas, como PyMEs o con algún tipo de condición particular. 

El efecto recesivo de la reforma Biden sería acompañado de un fuerte y progresivo deterioro en la competitividad, costando miles de puestos de trabajo entre las plazas laborales que ya existen y las potenciales. 

Así lo determinó la Tax Foundation, que se dedicó a estudiar minuciosamente el programa fiscal de los demócratas y su impacto socio-económico en el largo plazo, en vista a 2030 aproximadamente.

Los defensores de las medidas alegaron que se dispondrá de mayores recursos fiscales para reducir el déficit del Gobierno federal, pero lo cierto es que Biden impulsará un extenso y ambicioso programa expansivo desde el gasto gubernamental, que no contempla ninguna disciplina fiscal (a diferencia de lo que ocurrió bajo la primer periodo de Obama). 

En un escenario de fuerte dominio demócrata sobre el poder legislativo (con mayoría en diputados y senadores), se dio vía libre para un aumento explosivo de US$ 1,9 billones en el gasto federal. 

El ala radical del Partido Demócrata, con fuerte influencia de personalidades como Alexandria Ocasio-Cortez, lograron incluir ciertas pretensiones en el programa de estímulo fiscal, dando lugar a un enfoque de corte ecologista y emulando el “Green New Deal” que proponían.

En esta línea, se incluyeron numerosas medidas tempranas para regular y hasta anular una gran cantidad de proyectos energéticos. Las iniciativas anulan inversiones millonarias y conllevan a servicios más caros para los usuarios afectados.

Joe Biden además busca imponer un salario mínimo de US$ 15 por hora, duplicando el valor actual. Sin ningún aval científico para defender esta medida, el Presidente demócrata asegura que «es lo moralmente correcto», pero se olvida (como es costumbre para el nuevo mandatario) de la enorme cantidad de nuevos desempleados que creará esta medida.

Finalmente, Biden buscará hacer posible una ampliación del Obamacare y la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA). La medida pone en peligro al desarrollo de los seguros de salud privados para los hogares más vulnerables. 

El ACA generó importantes problemas de “cresta de subsidios”, es decir, las personas que se encuentran justo por encima del límite superior de ingresos para los créditos fiscales resultan perjudicados por el sistema. 

Para evitarlo, los demócratas propusieron una ampliación (que Biden pretende cumplir), pero la decisión conllevaría una trayectoria fiscal poco sostenible al requerir una cantidad creciente de recursos para financiarla

Con todos los aumentos impositivos introducidos no se llegaría a cubrir ni una décima parte del masivo gasto público que los demócratas están impulsando desde el Ejecutivo y el Congreso.

Los nuevos impuestos no buscarían reducir necesariamente el déficit fiscal federal, sino que se impondrán para compensar los gastos más elevados. 

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