Especialistas
en psicología afirman que muchas veces tendemos a fijar nuestra experiencia y
nuestras relaciones con otros a través de la queja. Quejándonos, nos
convertimos en víctimas y es ese el lugar donde más cómodos se sienten muchos,
¿Por qué? Porque nos saca del papel de responsables y nos valida para continuar
quejándonos.
Un claro
ejemplo de esto, lo sucedido estos últimos días con los diputados Galaverna y
Ramírez, quienes en distintas cuestiones adoptaron una actitud proactiva y,
desde la individualidad, buscaron aportar alguna solución a determinados
problemas.
El filósofo
portugués, Umberto Eco, afirmó que las “redes sociales le dan el derecho de
hablar a legiones de idiotas” y, a mi humilde entender, es una de las frases
que mejor describen al grueso de usuarios de redes sociales en nuestro país.
Twitter, por ejemplo, es una red de “especialistas” todos saben todo acerca de
absolutamente todo y, sin embargo, no solo no saben nada sino que tampoco se
preocupan por ocultar o, al menos, disimular su propia ignorancia.
Nano Galaverna
propuso donar su dieta al Ministerio de Salud para paliar la crisis del
coronavirus y está bien, es un buen gesto que encima “prendió” en muchos
funcionarios y legisladores lo que aportaría a las arcas del ministerio una
buena suma. Pero lo atletas de la queja se oponen al grito de: “no es
suficiente”, “devolvé la que te robaste”, “tu viejo se llevó más” y una larga
lista de etcéteras que no suman en lo más mínimo.
En el mismo
sentido, el Diputado Hugo Ramírez gestionó y entregó una donación de más de
7.000 litros de agua en 5 barrios de Asunción que llevan más de una semana sin
la provisión por parte de Essap. Los usuarios de las redes sociales, como era
de esperar, se enfocaron en la persona del Diputado, que te puede gustar o no,
podes votarlo o no; lo que no podes hacer es atacarlo por hacer algo que otro
tendría que estar haciendo. La necesidad de llevar agua a esas personas es real
y el agua entregada por el Diputado es también real.
La política,
por definición, es la actividad que resuelve los problemas que plantea la
convivencia colectiva y, les guste o no, lo que hizo el Diputado Hugo Ramírez
fue llevar una solución a donde existía un problema. Las opciones en estos
casos son sencillas… obtener 7.000 litros de agua y entregarlas en aquellos
lugares donde escasea, o guardar un prudente silencio.