sábado, 27 abril, 2024

La mente de los niños: el campo de batalla

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Héctor Acuña
Héctor Acuña
Director Editorial de InformatePy

Título para milenials: ¡es la educación, estúpidos!

La educación pública o estatal, es decir, la educación controlada desde un centro de poder político es el arma más formidable de adoctrinamiento masivo jamás inventada.

Incluso en la Iglesia Católica, criticada por la progresía sin conocerla, coexistían líneas monacales absolutamente contrapuestas en términos políticos, sociales o económicos (no en la fe principal), como ser la Escuela de Salamanca y los Jesuitas; o los tomistas y agustinianos, la patrística y la escolástica temprana. Todo eso sin contar las cientos de órdenes que generaban sus propias líneas filosóficas para alcanzar la santidad o la vida bienaventurada. En contrapartida, la educación pública contemporánea es totalitaria y no admite disidencias en sus mallas curriculares: ESTO es lo que se estudia. ESTO lo que se enseña. PUNTO.

La educación pública y estatal tiene una historia reciente pero un largo pasado. ATENAS fue un Ágora de progreso comercial y cosmopolita debido a que su educación era fundamentalmente libertaria, es decir, de carácter privado y cada maestro o filósofo renombrado COMPETÍA por tener alumnos, elegidos por los padres de estos y no por el poder político. ESPARTA era el contramodelo. Los niños pertenecían al poder central (Estado espartano) desde los 7 años y el mismo le ponía a estudiar y entrenar según los dictados de la tradición, el poder y la violencia.

Este modelo de educación «pública y gratuita» fue llevada a la práctica en la modernidad por Otto Von Bismarck que la instrumentalizó para unificar Prusia y crear Alemania, cosa que el mismo Bismarck asumió, basado en las teorías educativas de Johan Fichte (Se sorprenderían si supieran como la educación paraguaya se basa en Fichte). Lo interesante además es que el «Manifiesto Comunista» aboga también por una educación centralizada, pública y gratuita en su último punto.

Y para los que alegan que la participación de «todos los sectores involucrados» en la conformación de las currículas educativas estatales reduce al mínimo la posibilidad de que la educación no contemple todas las «miradas» u opiniones, esgrimiendo que «todos los sectores fueron consultados», a ese le digo que no sabe de historia, de comunismo y nazismo; no comprende que la política tiene que ver con lo común y no sobre la diversidad humana y que la verdadera educación es fundamentalmente administrar la diversidad humana; este burguesito promedio de manual ni entiende cómo actúan los grupos de interés, los partidos políticos y los sindicatos cuando se aglomeran y danzan macabramente alrededor de la hoguera del presupuesto público, el presupuesto quizás más codiciado por tirios y troyanos: el del MEC. A ese que defiende la educación estatal o centralizada hay que llamarlo, o ignorante, o interesado.

Un liberal clásico llamado Herbert Spencer, (que escribió una obra que muero por leer llamada «El hombre contra el estado») decía que «el objetivo de la educación es formar seres aptos para gobernarse a si mismos y no para ser gobernados»

¿Por qué las personas que administran el poder político, es decir, por qué el Estado tendría el interés, al monopolizar la educación, de «formar seres aptos para gobernarse», si seres que se gobiernan a si mismos no necesitan al Estado?

Es para un trabajo práctico. Cuidado no explote tu cabeza, rey.

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