Vivimos en una sociedad donde se coexisten con diferentes ideales y valores y eso se hace cada día más notable, y nos enfrentamos a un desafío cada vez mayor para mantener una ética sólida y coherente, razón por la cual decidí escribir este artículo en donde la titulé de esa manera ya que existe una doble vara moral dentro de la sociedad, que va enlazado con lo políticamente correcto.
En la sociedad actual, uno de los fenómenos más preocupantes y frustrantes es “el imperio de la doble vara moral”, este término hace referencia a la tendencia de aplicar diferentes estándares éticos o juzgar de manera dispar a personas o situaciones similares, dependiendo de ciertos criterios subjetivos lo que socava la integridad y la justicia en nuestra sociedad. En pocas palabras, se trata de un caso flagrante de hipocresía, esta actitud nos plantea una pregunta crucial: ¿Es la doble Vara Moral una forma de justicia o simplemente una hipocresía?
La doble vara moral puede manifestarse en diferentes ámbitos, ya sea político, social o incluso personal. Desde pequeñas situaciones cotidianas hasta grandes eventos que impactan a nivel global, la vara moral parece inclinarse de forma injusta a favor de ciertos individuos o grupos, mientras se condena o critica severamente a otros.
Es importante mencionar que la doble vara moral no es un fenómeno nuevo, a lo largo de la historia, se han encontrado numerosos ejemplos de líderes políticos, figuras religiosas y personas influyentes que han aplicado estándares diferentes a sus propias acciones y a las de los otros. Sin embargo; es importante mencionar que en la era de las redes sociales y la globalización este fenómeno se ha vuelto cada vez más evidente y difícil de ignorar.
La doble vara moral también queda expuesta en el ámbito político, los mismos comportamientos que son castigados de manera severa en un partido político, son excusados o minimizados en otro; los ciudadanos presencian cómo algunos líderes son elogiados por acciones que, si fueran realizadas por otros, serían motivo de indignación y escándalo.
Una de las razones por la cual la doble vara moral logro arraigarse en nuestra sociedad es la falta de consecuencias claras para aquellas personas que la practican, en muchos casos, aquellos con posiciones de poder o influencia pueden evadir la responsabilidad de sus acciones, ya sea mediante el abuso de poder, la manipulación mediática o simplemente la negación de la evidencia. La doble vara moral prospera en una sociedad polarizada en la que la lealtad política o ideológica a menudo supera la honestidad y la coherencia ética, las personas se sienten más inclinadas a justificar las acciones de aquellos que están del mismo lado político, incluso si esas acciones contradicen sus propios valores fundamentales.
Además, a nivel social, la doble vara moral se manifiesta de manera más sutil, pero igual de perjudicial. Por ejemplo, se puede observar cómo determinadas prácticas laborales o actitudes son consideradas aceptables en una industria, mientras que en otra son calificadas como inaceptables. Esto denota una falta de coherencia y equidad en nuestra sociedad.
La presencia del imperio de la doble vara moral es altamente destructiva para la confianza y la cohesión social, ya que fomenta la desigualdad y el descontento en la población, además de generar un clima de polarización y división. Es imperativo que como sociedad nos cuestionemos y denunciemos estas actitudes hipócritas para poder avanzar hacia un sistema más justo y equitativo.
Es importante mencionar que la doble vara moral fomenta la impunidad y el abuso de poder; cuando las personas perciben que ciertos individuos pueden evadir las consecuencias de sus acciones, ya sea en forma de corrupción, discriminación o violencia, se rompe el estado de derecho y se genera un ambiente en que la inmoralidad florece.
Para hacer frente al imperio de la doble vara moral, es fundamental que cada individuo y la sociedad en su conjunto se comprometan con la coherencia ética, esto implica que se debe adherir a principios y valores universales y que esos estándares sean aplicados a todas las personas, independientemente a su posición económica o afinidad política. Además, es necesario que las instituciones y los líderes den el ejemplo y se sometan a una rendición de cuentas, esto implica establecer mecanismos de supervisión que sean efectivos y aplicar consecuencias claras y por sobre todo que sean justas para aquellos que se comportan de manera inmoral o abusan del poder.
El imperio de la doble vara moral es una preocupante realidad que enfrentamos en la sociedad actual. Debemos ser conscientes de esta hipocresía y luchar por una sociedad en la que se adecuen los mismos estándares éticos a todos por igual. Solo entonces podremos avanzar hacia un mundo más justo y equitativo y eso requiere de voluntad y compromiso de cada individuo para cuestionar y desafiar la hipocresía.