La partidocracia ha dominado la escena política occidental desde el establecimiento de la democracia moderna en el siglo XIX. Hoy no tendré muchas palabras propias. Someto a usted, amable lector, gentil lectora, a que examines el decir de dos sociólogos de extraordinaria comprensión de los hechos políticos: Max Weber, el padre de la sociología moderna (siglo XX), y Alexis de Tocqueville, un analista francés de las democracias americanas (siglo XIX).
Primero, Weber se pregunta si acaso es posible la democracia sin intermediación de los partidos. Al respecto se pronuncia:
Es así, que esta “empresa” denominada “partido político” es fundamental en el esquema representativo e indirecto de la democracia moderna. Alexis de Tocqueville dice “los partidos son un mal inherente a los gobiernos libres”.
Apuntaba Weber en el siglo XX que, desde el siglo XIX, los parlamentarios y los notables, de gran autonomía política en el siglo XVIII, eran absorbidos y fagocitados por la fuerza de sus partidos, siendo estos el elemento dominante. Exponía:
Weber describe la maquinaria partidaria de forma realista y cruda, sin arreboles románticos.
Y agrega:
Partidos grandes y partidos pequeños
¿Qué es un gran partido político? ¿Cómo diferenciarlo de uno de pequeñas ambiciones del que solo subsiste el nombre? Alexis de Tocqueville nos auxilia y enseña a reconocer los elementos que engrandecen a las asociaciones políticas denominadas partidos. Le invito a leer estos párrafos con detenimiento y a pensar en el Paraguay, ¿qué partido tiene cual o tal característica? Recuerde. Tocqueville no decía que los partidos eran grupos de ángeles alados, sin embargo, hay partidos orientados a la grandeza política, destinados a realizar grandes hazañas, y los hay otros totalmente embriagados de su propia estupidez, de sus pequeñas mezquindades. Piense en Paraguay al leer estos párrafos y al finalizar será obvio el análisis.
Para mí, a la luz de lo expresado por Tocqueville, el análisis es de una obviedad pasmosa. Existe en Paraguay un solo gran partido y es la Asociación Nacional Republicana (ANR). Los demás son partidos de maletín, pequeños grupos de WhatsApp, grupos de agitadores. Algunos dirán que soy un propagandista, pero si así fuera, deberían decirlo de Tocqueville también.
¿Qué más quisiera yo que un bipartidismo fuerte? Pero lastimosamente la oposición es un rejuntado de hienas, buitres y parásitos políticos.
¿Por qué la ANR es tan fuerte?
Esta pregunta es esencial para el análisis político ¿Por qué la Asociación Nacional Republicana es tan fuerte en términos políticos? La respuesta de los simplones y poco articulados analistas es que la ANR tiene dinero. Sin embargo, la oposición, sea el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) u otros, teniendo tanto o más dinero no lograron articular una mínima oferta electoral y política. Recientemente Alfredo Jaegli ofreció 2 millones de dólares para financiar al Partido Liberal y redimirlo de sus deudas ¿Lograron los políticos de dicho partido aprovechar esa extraordinaria oportunidad o se perdieron en disputas mezquinas y en rifirrafes de vedettismo político? Lo segundo. Entonces eso comprueba que lograr un partido fuerte no es solamente una cuestión de dinero, y esgrimir ese seudoargumento es el último refugio de los incapaces.
Para lograr un partido fuerte a mi criterio hacen falta, como mínimo 4 cosas:
- Tolerancia política
- Magnanimidad o amplitud de espíritu
- Ideología clara.
- Dinero.
La oposición paraguaya al gobierno partidocrático de Santiago Peña no posee ninguna de tales características y por eso se están cayendo a pedazos.
La Asociación Nacional Republicana (ANR) posee los 4 elementos que he mencionado y además está facultada con una capacidad extraordinaria de fagocitar las disidencias y metabolizarlas. En el seno del Partido Colorado uno puede encontrar, todos bajo el manto de un amplio republicanismo, a izquierdistas como Nicanor Duarte Frutos, pragmáticos de derecha como Horacio Cartes, nacionalistas como José Ocampos, socialdemócratas como Santiago Peña, libertarios como Hugo Vera, conservadores como Vanessa Vázquez o republicanas como Rocío “La negra” Villalba. Todas estas personas conversan, debaten, se enfrentan, disputan, pugnan, se alían, ganan, pierden, pero siguen siendo al final del día colorados ¿Qué mayor demostración de tolerancia política? ¿Qué otro signo más evidente de amplitud de espíritu que este?
La ANR, el único partido político con ambición de grandeza en Paraguay tiene para rato en el poder, porque su oposición, el PLRA yerra en el diagnóstico y por lo tanto no acierta en la terapéutica. No todo es dinero, señores. A menos que queramos pensar de ustedes ¿juzga el ladrón por su condición?