El World Economic Forum (WEF) continúa imparable en el desarrollo de su agenda de economía planificada con la excusa de la emergencia climática. Y es que el conocido como Foro de Davos ha señalado recientemente el próximo paso en su anunciado «Gran Reseteo» del sistema capitalista.
La propuesta tiene mucho que ver con uno de los eslóganes más destacados del Foro, el popular «no tendrás nada y serás feliz». Porque bajo este prisma quieren ahora eliminar de la circulación la mayoría de los vehículos del planeta. En concreto, desde el WEF son conscientes de que «la electrificación de los vehículos privados no es suficiente para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París» en materia de emisiones de CO2. Y, por ello, aseguran que es necesario también «reducir el número de vehículos en las carreteras» de manera drástica en menos de 30 años. Da igual que sean de combustión, híbridos o eléctricos.
La propuesta parte de un informe publicado en mayo por el Foro en colaboración con Visa, en que se aborda la implantación de un nuevo sistema de puntuación de movilidad urbana: el Urban Mobility Scorecard Tool. Sobre el papel, esta herramienta pretende evaluar el progreso en materia de movilidad «sostenible e inclusiva» de las ciudades para que estas conozcan sus fortalezas y debilidades. Pero, en la práctica, gira en torno a la consecución de lo que el Foro Económico Mundial han denominado el modelo de transporte SEAM, basado en vehículos compartidos, eléctricos, conectados y automatizados.
Según reza el informe, esta forma de movilidad mitigaría el 80% de las emisiones por pasajero, liberaría el 75% del espacio urbano o disminuiría los costes de transporte en un 40%. Pero, recordemos, estos hitos no podrían conseguirse únicamente electrificando el parque de automóviles, sino que también es necesario hacerlo cada vez más pequeño. Así que, para lograr cumplir con las directrices climáticas, el número de vehículos privados circulando en 2050 deberá ser de apenas 500 millones en todo el mundo, estiman.
Este nivel supondría una reducción del 75% respecto al escenario base previsto para 2050, de 2.100 millones de vehículos. Pero, además, implica una disminución del parque móvil mundial de alrededor de un 65% respecto al nivel actual, situado cerca de los 1.450 millones.
El estudio señala, en este sentido, que si seguimos con la tendencia actual de fabricación de vehículos, en 2050 se emitirían 4.600 millones de toneladas de CO2, cifra que podría reducirse hasta los 3.900 millones de seguirse las recomendaciones del Foro de Davos, recogidas en la estrategia SEAM. Una estrategia que también lograría reducir el asma o las muertes prematuras, y que incluso lograría ahorros de 5 billones de dólares para la economía mundial.
Para lograrlo, el WEF clama por una aplicación generalizada a nivel mundial, ya que consideran que «ninguna ciudad o empresa puede alcanzar esta visión por su cuenta». Así, abogan por tejer «fuertes relaciones público-privadas de colaboración» para encontrar soluciones «sensibles al contexto» de la movilidad y que permitan «un futuro sostenible para las ciudades».
Lo que no recoge el estudio, eso sí, es ninguna evaluación de los riesgos o inconvenientes que podrían derivarse de esta acelerada electrificación y reducción del parque automovilístico mundial. En este sentido, se pasa por alto la libre decisión de las familias por tener un vehículo privado, los elevados costos económicos y sociales de planificar centralmente un proceso de estas características, así como los efectos económicos como consecuencia de la asfixia a la industria del automóvil, con todas las implicaciones de destrucción de riqueza y empleo que ello acarrearía.
En cualquier caso, los expertos de Davos recuerdan que, en sustitución de los vehículos privados, será necesario implementar un «sistema de transporte para todos» en el que prime la «accesibilidad y la igualdad». Aunque no queda claro de qué forma este modelo de movilidad, en el que prima el «transporte público» y la prioridad a la «bici y el peatón» puede dar solución a los desafíos del mundo rural, los cuales el informe omite por completo al centrarse exclusivamente en la movilidad urbana.