De un tiempo a esta parte, con poca visibilidad en los medios, el terrorismo de los pueblos «autodenominados» Mapuches llevan adelante, al igual que en la Araucanía chilena, toda clase de actos terroristas.
Hasta ahora siempre se habían mantenido en algunas regiones de la Patagonia Argentina, pero en los últimos meses se han ido acercando peligrosamente a la ciudad de Buenos Aires.
El movimiento mapuche denominado «Resistencia Ancestral Mapuche» (RAM), autor de múltiples atentados en ambos lados de la Cordillera de los Andes, emitió un comunicado donde asumen la autoría de actos terroristas llevados a cabo en ciudades y pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires. En el mismo destacan que: «el 4 de febrero por la madrugada, donde se procedió a incendiar desde un depósito de combustible un Hangar con avionetas para fumigar monocultivos de la industria transgénica en la zona rural de General Viamonte», esta es una localidad que se encuentra a 300 Km de la capital argentina.
También, afirman haber realizado otros atentados en la región: «en viernes 12 de febrero por la tarde se realizo una accion coordinada entre necochea-balcarce y 25 de mayo-bragado por dos U.A.L. Puelpikunche en la costa atlantica territorio del Toki iem Llanketruz procediendo a la destrucción total de silobolsa de cereales transgenicos, mientras sigan contaminando con monocultivos seguira la dectruccion de los silos destruyendo sus ambiciosas ganancias, mientras sigan envenenando seguiremos atacando» (SIC).
Las tensiones en el sur argentinos comenzaron hace ya algunas décadas y nunca fue atendido correctamente, siempre fue un tema subestimado y tratado como algo menor, nunca se le prestó la debida atención a la señales que se venían dando: Coordinación con organizaciones terroristas chilenas, cultivo de marihuana (financiación), tráfico de armas entre Argentina y Chile, financiación de estados extranjeros y soporte por parte de la prensa tradicional, que se dedicó durante años a minimizar los ataques terroristas en la región patagónica, incluso, reciben apoyos políticos desde Organización de Naciones Unidas (ONU) a través de la Comisión Económica para la América Latina y el Caribe (CEPAL).
La CEPAL, congruente con la permanente intromisión de la ONU en los asuntos internos de los países, afirmó en uno de sus informes que tanto Argentina como Chile debe tomar el «desafío de flexibilizar sus instituciones para consolidar la descentralización política y permitir la legítima pervivencia de la diversidad étnica y cultural».
Nuestra región (América del Sur) siempre se caracterizó por ser una zona pacífica pero, desde que los organismos internacionales adquirieron un papel protagónico, esa paz ha ido desapareciendo de a poco, los conflictos surgen y escalan en diversas regiones del continente, siempre las más ricas.
El conflicto seguirá escalando, en Argentina, en Chile y en nuestro país con el EPP, es hora que la región retome las políticas de seguridad nacional que hicieron de la nuestra, una de las regiones más apacibles del planeta.