Nicaragua prohibió las procesiones de Vía Crucis en todas las parroquias del país en medio de una ofensiva del Gobierno de Daniel Ortega contra la Iglesia católica, a la que el mandatario calificó la semana pasada de ser «una mafia», informaron hoy medios locales.
La Policía nicaragüense comunicó a las iglesias del país la prohibición de llevar a cabo procesiones, si bien no trascendió un motivo concreto ni la duración de la medida, según informaron diversos párrocos al diario Confidencial.
«Los Vía Crucis se van a hacer meditados, dentro del templo. La procesión en la calle no», aseguraron al citado medio un grupo de feligreses en la comunidad parroquial de la ciudad de Matagalpa, en el centro del país.
Los religiosos detallaron que los agentes amenazaron con cerrar la iglesia si llevan a cabo cualquier tipo de procesión fuera de la misma, consignó la agencia de noticias Europa Press.
Allí, la Policía ejerce una fuerte vigilancia tras la detención del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, condenado por la justicia a 26 años de prisión por la supuesta comisión de delitos de conspiración y divulgación de noticias falsas.
Anteriormente, el presidente Ortega exigió «democracia en el seno de la Iglesia católica», calificándola de «mafia organizada», después de que el Papa Francisco criticara la reciente condena contra el obispo Álvarez.
«Son una mafia, miren los crímenes que han cometido, cuántos crímenes han cometido», aseveró Ortega e ironizó sobre el respeto que le puede tener a los obispos ya que, según el mandatario, «eran somocistas», seguidores del dictador nicaragüense Anatasio Somoza.
El pasado 10 de febrero, la Justicia de Nicaragua condenó al obispo Álvarez a 26 años de cárcel, despojándolo de su nacionalidad, tras negarse a salir del país junto a otros 222 presos políticos que fueron desterrados del país y enviados a Estados Unidos.
Tras la condena, el Papa Francisco se pronunció por primera vez sobre el encarcelamiento: «Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido mucho, y no puedo dejar de recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien quiero tanto».
Télam