A menos de cinco meses de los Juegos Olímpicos de Verano París 2024, las medallas entregadas durante el evento han vuelto a ser tema de discusión, pero esta vez no por los logros que representan, sino por las denuncias de los atletas acerca de su deterioro.
Los nadadores franceses Clément Sacchi y Yohann Ndoye Brouard han sido los últimos en mostrar el estado actual de sus medallas de bronce en redes sociales. Ambos deportistas publicaron imágenes que revelan medallas deslucidas, con su brillo perdido y la capa exterior visiblemente resquebrajada. Brouard incluso bromeó en X, comentando que sus medallas parecían de “París 1924”, una alusión humorística al evidente desgaste que presentan, que las hace parecer mucho más antiguas de lo que son.
El problema no es nuevo. Pocas semanas después de los Juegos, otros atletas, como los estadounidenses Nyjah Huston, Nick Itkin e Ilona Maher, también señalaron el deterioro prematuro de sus preseas. Las denuncias han generado preguntas sobre la calidad de los materiales utilizados y el proceso de fabricación de las medallas.
Diseñadas por la prestigiosa joyería francesa Chaumet, las medallas de París 2024 incorporan un elemento único: cada una contiene un pequeño fragmento de hierro tomado de la Torre Eiffel durante su renovación en el siglo XX, un guiño a la ciudad anfitriona. Sin embargo, la composición exacta de las medallas varía según el tipo. Las medallas de oro, por ejemplo, están hechas de plata cubierta con un baño de oro, mientras que las de bronce son una aleación de cobre, zinc y estaño.
El bronce, un material conocido por oxidarse al contacto con el aire y la humedad, es particularmente susceptible al deterioro rápido dependiendo de la proporción de metales en la aleación. Si bien el uso de materiales más económicos puede acelerar este proceso, el nivel de desgaste mostrado en las medallas ha sorprendido a los atletas y al público.