Por Ramón A. Gómez.
La economía es una palabra bastante conocida a la que solemos dar diferentes acepciones. ¿Quién no ha escuchado sobre la ciencia que estudia cómo las personas, en su conjunto, eligen utilizar los escasos recursos para satisfacer sus necesidades? Según la RAE, en su versión más actualizada del Diccionario de la lengua española (DLE), versión electrónica 23.7 que incluye las actualizaciones aprobadas en 2023, tercer apartado, se define como: «Ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos». Pero, ¿de dónde proviene este término y qué opinan sobre esta ciencia sus más destacados autores? Abordaremos estos puntos en profundidad.
La palabra «oikonomía» proviene del griego antiguo y está compuesta por «oikos» (casa) y «nomos» (ley o administración). Esta etimología se fundamenta en estudios filológicos y etimológicos de la lengua griega. Una de las fuentes literarias más relevantes sobre su uso y significado es la obra de Jenofonte, un historiador, filósofo y soldado ateniense. En su obra «Oeconomicus», escrita alrededor del año 360 a.C., explora cómo se deben administrar el hogar y las propiedades de manera eficiente.
«¡Sí, por Zeus!, Iscómaco», contesté, «y declaro bajo juramento que te creo: todos los hombres aman por naturaleza las cosas de las que piensan que van a sacar provecho». Jenofonte. Económico, dialogo entre Sócrates e Iscómaco. Biblioteca clásica Gredos 182, pág. 288.
En 1958, Francesco Vito, un economista italiano, nos introduce en su libro «Economía política» con un gran cuestionamiento sobre el objeto de las ciencias económicas: ¿Qué debe entenderse por el problema económico? ¿Cómo y por qué se plantea?
«Evidentemente se plantea por dos datos de experiencia, incontrovertibles e inexpugnables; de una parte, la existencia de cada individuo y en cada sociedad de fines diversos y diversamente valorables en orden de importancia; de otra, la limitación de los medios y del tiempo disponible para el logro de tales fines». Economía Política, Ed. Tesoro, pág. 11
Entendemos así que la economía, al ser una ciencia social, se enfoca en las acciones del ser humano como ente racional, especialmente en aquellas que ejercen sobre los «fenómenos» que, en el sentido puramente etimológico de la palabra, son las manifestaciones exteriores de la realidad, es decir, los escasos recursos. Todos deberíamos tomarnos el tiempo para comprender cuál es esta relación, ya que en lo que coinciden los pensadores citados anteriormente, si los recursos fueran ilimitados, todos los hombres podrían desarrollar su proyecto personal sin interferir en el ajeno, lo cual, por simple raciocinio, sabemos que no es así.
Paul A. Samuelson, en su libro «Curso de Economía Moderna», utiliza la metáfora del poema Por quién doblan las campanas para ilustrar la complejidad de las cuestiones económicas. Existen muchas preguntas que nos hacemos diariamente, como: ¿Por qué sube el precio de la canasta básica? ¿Por qué cada vez dura menos el dinero? ¿Cuánto dinero se destina a pagar salarios? ¿Volverán a subir los impuestos? ¿Cuánto tiempo puede tomar encontrar trabajo? ¿A qué político debo votar? O incluso temas más actuales: ¿Volverá a subir el dólar? ¿Subirá el precio de la carne? ¿Es malo comprar en las fronteras? ¿Son las criptomonedas un fraude? ¿La IA me quitará el empleo? Cerraremos la metáfora del poema diciéndote que las campanas doblan por nosotros.
«Toda nuestra vida estaremos rodeados de gente y de periódicos que discutirán unas cuestiones económicas semejantes a las que hemos planteado, o incluso otras en las que todavía ni siquiera hemos pensado. Pues bien: el estudio de la Economía es la condición previa indispensable para poder participar de manera útil y fructífera en esa Gran Conversación». Samuelson, P. A., Ed. Aguilar, pág. 4.
Al igual que Ludwig Von Mises, vemos que esta ciencia, desde su concepción moderna, ha buscado entender cómo la acción humana puede planificarse desde la perspectiva del ser racional. Esto se traduce en buscar personas de buena conducta para gobernarnos y académicos sabios que nos indiquen el camino a seguir. Sin embargo, a veces se simplifica al absurdo creyendo que la economía solo se basa en el afán de lucro, dejando de lado muchas otras cualidades del ser humano, como la subjetividad de las valoraciones y el verdadero proyecto de vida de cada uno, lo que él llama la teoría general de la elección humana.
«Ya no basta abordar los problemas económicos por las sendas tradicionales. Es necesario elaborar la teoría cataléctica sobre la sólida base de una teoría general de la acción humana: la praxeología. Tal planteamiento no sólo la hará inmune a muchas críticas carentes de consistencia, sino que, además, aclarará numerosos problemas en la actualidad mal enfocados y peor resueltos. Con este criterio se suscita, de modo singular, la cuestión relativa al cálculo económico». Mises, L., La Acción Humana, Unión Editorial, 10ma edición, pág. 8.
En este artículo de opinión hemos abordado el significado de la palabra economía. Hemos visto su origen etimológico y el concepto que le dieron los antiguos griegos. Observamos tanto a los modernos como a los posmodernos y nos acercamos un poco a la definición austriaca de la praxeología, con la esperanza de abrir nuestras mentes a la necesidad de involucrarnos en este tema. La administración del hogar, que según Sócrates requiere las mismas habilidades que la administración de una nación, puede ayudarnos a comprender por qué suceden las cosas, cómo calcular el futuro y cuáles son los mecanismos que se conjugan en la intrincada acción humana.