En el ámbito de las relaciones internacionales, los símbolos y los gestos protocolares trascienden las palabras. Se convierten en herramientas poderosas que comunican mensajes estratégicos al tiempo que establecen las prioridades de las naciones. Paraguay, al enfrentarse a una inusitada acción diplomática por parte de un funcionario del Partido Comunista Chino, dejó muy claro que la diplomacia basada en la extorsión y el irrespeto no tiene cabida en esta tierra.
El funcionario chino, Xu Wei, eligió para comunicar las intenciones de su gobierno un símbolo tan directo como perturbador: la extorsión. Vaciando su bolsillo de promesas económicas pretendió, a cambio, el rompimiento de la relación histórica con Taiwán intentó imponer una narrativa de sometimiento que contrasta con la esencia misma del concepto de soberanía. Pero cuidado, porque este gesto no es un accidente, un error de cálculos, es un reflejo de la diplomacia del Partido Comunista Chino, fundada en la presión, el amedrentamiento y, siempre, la supresión de las alianzas que no se ajustan a sus intereses.
Por su parte, Paraguay, respondió con un símbolo que trasciende fronteras: el retiro de la visa de cortesía otorgada al representante chino. Este acto no solo es un mensaje de firmeza, es una clara demostración de que la dignidad nacional no se negocia. En un espacio donde los pequeños gestos tienen grandes implicancias, nuestro país reafirmó su posición como uno que respeta las reglas del juego diplomático y que exige respeto por su soberanía.
En esta contienda simbólica, la Cancillería paraguaya se destacó por un contraste ético: por un lado, la presión de una dictadura que busca influir a través de la coerción; por el otro, la defensa de principios democráticos y la preservación de una relación con un país aliado, Taiwán, que desde 1957 ha demostrado ser un socio confiable y respetuoso.
¿La lección? Es clara. En la diplomacia, los símbolos representan intenciones, pero, también, representan valores. Paraguay, con su respuesta, envió un mensaje contundente al Partido Comunista Chino: la soberanía paraguaya no se rinde ante promesas vacías ni extorsiones.