Mi reciente libro publicado “Lobos disfrazados de corderos: usurpación de la sociedad civil por parte de las ONGs” parte del supuesto fundamental de que la Sociedad Civil es un ámbito humano diferente del Estado y del Mercado. Las relaciones que atesoramos en la esfera de la igualdad que nos proporciona simetría de la sociedad civil no son reducibles al orden transaccional del mercado porque, como diría Manuel Ortiz Guerrero “no todo en este mundo es mercancía”. También es un error creer que la sociedad es un invento o un apéndice del poder político. El filósofo conservador sir Roger Scruton explica que
“Existe algo llamado sociedad, pero no es perfectamente identificable con el Estado. La sociedad está compuesta por personas que se asocian libremente y forman comunidades de intereses que los socialistas no tienen derecho a controlar ni autoridad alguna a proscribir”.
La sociedad civil es un proceso de interacción social espontaneo y de naturaleza compleja, porque, como explica Edmund Burke, “la naturaleza humana es intrincada y los objetivos de la sociedad son de una complejidad máxima”. El asociacionismo civil surge de nuestros afectos humanos con otros como nosotros y no puede ser dirigido de arriba-abajo como se acostumbra a dirigir la marcha de los acontecimientos en las empresas y la política.
Las relaciones del amor, la amistad cívica, la ayuda mutua y la asistencia recíproca, las relaciones de hospicio, la caridad, las millones de concesiones diarias que nos realizamos entre iguales con espíritu de sacrificio, como cuando cedemos el paso, damos el asiento o cuando pedimos disculpas por un error, todo eso y mucho más representa ese fenómeno social, emergente, espontáneo y complejo que se denomina Sociedad Civil, y su núcleo fundamental, no es un contrato social que nos obliga racionalmente, sino los tiernos lazos familiares. La sociedad puede definirse como “…la asociación llega a establecerse, no solamente entre los vivos, sino también entre los vivos y los muertos y los que están aún por nacer…es el gran contrato primigenio de la sociedad eterna”, en el decir de Burke.
El corazón de la sociedad civil son un cúmulo de obligaciones no elegidas que nos enseñan que debemos orientar nuestro amor hacia el pasado y hacia el futuro, y que, por lo tanto, la sociedad no está exclusivamente conformada por los presentes, nosotros, los individuos vivos, sino también por los dos grandes ausentes: nuestros antepasados muertos y las personas por nacer. En esa democracia eterna tenemos que considerar las elecciones que han hecho los que nos precedieron, y que han realizado contribuciones inestimables para que podamos disfrutar de una cómoda posición actual. Así también debemos atender a los derechos de los que vendrán, las personas por nacer, siendo cuidadosos con el mundo que recibimos, porque no es nuestro, porque solo somos mayordomos temporales y debemos finalmente entregarlo, en el mejor estado posible, a la siguiente generación. Es por ello que los conservadores nos oponemos a la deuda pública porque es irresponsable cargar deuda sobre personas que aún no nacieron y que no han hecho esa elección. Sea como fuere, en esa democracia eterna los vivos perdemos dos votos a uno contra los muertos y las personas por nacer todo lo cual nos lleva, naturalmente, a ser conservadores y responsables con las elecciones políticas que hagamos.
Dicho todo lo cual, no veo cómo las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) o también denominadas Organizaciones Sin Fines de Lucro (OSFL) puedan ser la sociedad civil, o la sociedad civil organizada. Muchas veces incluso disputaría que muchas de estas ONGs sean Organizaciones Sociales, y más adelante lo explicaré por qué.
Las ONGs no son la sociedad civil organizada
Si la Sociedad Civil es una organización social de naturaleza espontánea, emergente, no planificada, que funciona de abajo-arriba, que funciona en niveles de incomprensible complejidad porque sus objetivos son máximos, ¿cómo un conjunto de ONGs podría arrogarse la fatua pretensión de autodenominarse “la sociedad civil organizada”?
La expresión “Sociedad Civil Organizada” es un oxímoron, es una contradicción en sus términos, porque si es “sociedad civil”, entonces no es organizada debido a su naturaleza espontánea y no dirigida; y si es organizada, entonces no estamos hablando de la sociedad civil, sino de una empresa, en el amplio sentido de la palabra, sea política o comercial. Esto lo explica perfectamente bien el filósofo conservador Michael Oakeshott cuando demuestra que la sociedad civil no tiene un objetivo ni es un medio para otros fines, sino que surge espontáneamente como un fin en sí misma. Sin embargo, las asociaciones empresariales, sean comerciales o políticas, son dirigidas a un fin preconcebido, y, por lo tanto, gozan de estructura, jerarquías y asimetrías, para poder lograrlo. Para hacer la prueba pregúntese lo siguiente: ¿Cuál es el objetivo de la sociedad civil? Es imposible preverlo ni saberlo considerando las millones de asociaciones diarias que acontecen en su seno, protegidas por los tiernos vínculos del amor, la amistad y la vecindad.
Muchas ONGs no son organizaciones sociales, sino antisociales.
Efectivamente, existen muchas ONGs que cumplen con sus objetivos conforme a los principios de la caridad cristiana y la benevolencia universal. Estas podrían denominarse Organizaciones sociales, pues sus fines y sus medios son prosociales: es decir, favorecen a la conformación de la sociedad. Sin embargo, las ONGs que actúan movidas por las ideas socialistas, asistencialistas, progresistas o del género no son organizaciones sociales sino antisociales, y esto es así porque las ideas que las animan en su actuar son ideas antisociales. A continuación, algunas de las ideas antisociales que impulsan las actuaciones de estas ONGs:
- Ideología de género: ¿Es la ideología de género antisocial? Si partís de la noción de que el género es un constructo social que el poder político te asigna arbitrariamente al nacer, entonces partís de una idea conflictiva de la realidad y por lo tanto se parte un supuesto antisocial. Muchas de estas ONGs promueven sistemáticamente el aborto y yo le pregunto ¿evitar que los niños nazcan es prosocial o antisocial? ¿Es pro-sociedad o anti-sociedad? La respuesta es obvia.
- Progresismo: La mayoría de las ONGs progresistas indican como receta para todo problema social más presencia del Estado. Si el Estado es la violencia centralizada por definición, una ONG que promueva más Estado solo estaría ampliando el uso de la violencia central, ¿No le parece eso antisocial?
- Asistencialismo: Muchas ONGs progresistas, para que no se les acabe el negocio, promueven en sus intervenciones un creciente asistencialismo a las comunidades donde trabajan. De esta forma estas comunidades nunca pueden salir adelante por sus propios medios y depende de las migajas que las ONGs les proporcionan, al mismo tiempo que estas validan el uso de sus fondos internacionales, a costa de la autonomía de las personas a las que supuestamente sirven ¿No le parece eso antisocial? ¿Qué sociedad se puede crear con el asistencialismo? Si no me cree visite este sitio web: https://www.povertyinc.org/pobreza-sa
- Socialismo: muchas ONGs promocionan sistemáticamente las ideas que mataron a 100 millones de personas en el siglo XX, sí, el socialismo. Muchas de estas ONGs, vistiendo falsas preocupaciones ambientales, promueven la invasión de tierras por indígenas instrumentalizados, atacan las explotaciones ganaderas y agrícolas y constantemente están intentando aumentar la burocracia y los impuestos sobre los agricultores con el fin de ahogarlos. La falsa reforma agraria es una demostración de que durante 30 años ONGs que las impulsaban fracasaron, aunque sus directivos vivan como burgueses.
Las ONGs no son la sociedad civil
Las ONGs no puede ser la sociedad civil pues son organizaciones empresariales dirigidas a fines políticos o económicos. La Sociedad Civil sin embargo aglutina y nuclea funcionalmente billones de asociaciones espontáneas diarias que representan millones de formas de ver la vida, de compartir intereses, de pasar tiempo juntos. Este extraordinario fenómeno sociológico _la gran sociedad, le decía Adam Smith_ es imposible que sea dirigido desde arriba hacia abajo, a no ser que sea a costa de la gran felicidad del conjunto. Cuando el Estado intenta dirigir la sociedad, esta implosiona, pues trata al ser humano como el engranaje de un grosero mecanismo; cuando la lógica mercantil inunda nuestras relaciones sociales, las relaciones humanas se enfrían y el ser humano se convierte en producto.
Muchas ONGs pretenden lograr sus objetivos de transformación social arrogándose el título de ser la sociedad civil, lo cual es una paladina y aviesa mistificación y usurpación de esta última. Es una deliberada forma de propaganda para apalancar su fuerza de lobbie, quizás algunos paladines de la justicia social que dirigen estas OSFL en realidad lo crean. Es mucha arrogancia unida a muchos intereses creados. Las ONGs, y especialmente las ONGs progresistas, deben dejar de atribuirse una representación que no poseen y que nadie les otorgó. Son muy deshonestas al hacerlo.
Por supuesto, nadie dice que no deban existir, solo les exigimos que dejen de autodenominarse “Sociedad Civil”, porque no lo son. “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Otro tanto podríamos decir de los “lobos disfrazados de corderos” que son las ONGs.