Ya que las empresas chinas no se guían por el mercado, sino por políticas centralizadas, muchas de ellas pueden operar con pérdidas, sin que ello provoque su cierre, ya que el régimen chino se encarga de refinanciarlas y compensar así la planta productiva china.
Por segunda vez en la historia moderna, la industria china hace un esfuerzo por sobre producir bienes, y con las condiciones locales, llenar al mundo con productos baratos. Parecería algo que conviene al mundo, al consumo a menor precio. Las cantidades multibillonarias en el intercambio comercial mundial requiere que al menos se analice que sucede.
El periódico Wall Street Journal (WSJ) ha hecho un seguimiento del fenómeno, y que sucede tanto en China como en el resto del mundo, y le ha llamado el “Shock 2.0 chino”, comparándolo con el “shock” de principios de milenio.
Hay que resaltar que las políticas económicas de la República Popular de China (RPC) son diseñadas y ejecutadas por el Partido Comunista Chino, y que el régimen chino es propietario de TODAS las empresas, industrias y entes financieros en China, por lo que este nuevo fenómeno es una política expresa del régimen comunista. Paradójicamente utiliza las herramientas capitalistas para financiar la dictadura comunista más grande de la historia.
El primer Shock, que sucedió en los años 1999 a 2002, la RPC decidió usar al máximo su capacidad de producción, con las ventajas competitivas que le dan los salarios miserables y que la producción no se adapta al mercado, sino que lo creó. Miles de millones de mercancías manufacturadas en China salieron al mundo, con precios muy bajos, provocado incluso un impacto en la inflación global, por el consumo global a esos precios.
Ya que las empresas chinas no se guían por el mercado, sino por políticas centralizadas, muchas de ellas pueden operar con pérdidas, sin que ello provoque su cierre, ya que el régimen chino se encarga de refinanciarlas y compensar así la planta productiva china.
Si bien disminuir la inflación global se podría ver como algo positivo, las consecuencias a corto plazo demostraron ser muy dañinas para las industrias locales del mundo. Estas prácticas de “Dumping” provocaron que la competencia en los mercados nacionales acabara con la producción local. Muchas empresas en el mundo debieron c errar, al no poder competir con los costos de las mercancías chinas. Esto afectó por supuesto al empleo en muchas naciones y a la producción en general, haciendo que los indicadores económicos decrecieran y muchas de las industrias nacionales alrededor del mundo quebraran.
China, conforme a datos del Banco Mundial, tenía en ese momento menos del 10% de la manufactura mundial, y exportaba menos del 5% del total global, hoy tiene el 31% de la manufactura mundial y exporta el 14% del mundo.
Se calcula que, en este primer Shock, tan solo los Estados Unidos perdieron más de 2 millones de empleos.
¿En qué consiste este segundo “shock”? A partir de este año 2024, y como medida compensatoria a la desaceleración económica de la pandemia (también iniciada en China), la planta industrial china aceleró su producción al tope, y ahora envían sus productos alrededor del mundo, con precios sumamente bajos, esperando que las enormes ventas por volumen ayuden a equilibrar las finanzas del gigante comunista.
Los productos que el mercado chino no puede consumir son derivados a todos los países, todo esto financiado con créditos muy blandos del sistema financiero chino, creando una competencia a todas luces desleal.
La respuesta de muchos países no será pasiva como en la ocasión anterior. Ya comienzan a generarse reacciones en el mundo, tanto de fomento de las producciones nacionales, como de bloqueo de mercancías chinas. Lo cual hará que los pronósticos del régimen comunista sean más difíciles de alcanzar.
De acuerdo con el reportaje del Wall Street Journal, incluso países que son muy aliados de China están bloqueando las importaciones con precios excesivamente bajos, para proteger a sus industrias. Naciones tales como Brasil, India y México han bloqueado la entrada de acero, químicos y cerámicas, para contrarrestar el dumping chino. Chile no puso limites, así que su industria siderúrgica quebró, al no poder competir con precios 40% más baratos.
Las crisis en las cadenas de suministros, los efectos de la pandemia y el ambiente de guerra han llevado a muchos a gobiernos a desconfiar de la producción china, a pesar de que los productos son más desarrollados tecnológicamente y cada vez con mejor calidad. Han entendido que depender de un solo proveedor tan lejano, con un control centralizado, puede destruir las economías locales.
Los Estados Unidos han cerrado fuertemente sus fronteras al comercio chino, con aranceles y condicionantes que equilibran la balanza, causando que los barcos chinos lleven su mercancía excesiva a rematar a los demás mercados del mundo.
La respuesta a estas medidas en diversos países, podría ser que el régimen chino condicionara sus compras de materias primas a la entrada de sus manufacturas, afectando a quienes las producen. Es de esperarse que haya demandas y contrademandas en el marco de la Organización Mundial de Comercio y que inicie una guerra comercial de tarifas, aranceles, bloqueos y demandas. El libre comercio mundial ha sido dañado por la imposición de las industrias chinas centralizadas.
Una China libre, con mercados abiertos y producción privada podría ser próspera sin tener que mantener a una dictadura y sin afectar las economías de los demás países, habrá que esperar a que los ciudadanos chinos así lo decidan.
René Bolio – Presidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos A.C. – ICN Diario