El Senado rechazó el proyecto de senaduría vitalicia y lo envió al archivo, con apenas 7 votos por la aprobación, 24 por el rechazo, una abstención y 13 ausencias.
La propuesta fue presentada por el mandatario Mario Abdo y establecía que, culminado su mandato, el presidente de la República se incorporará de forma automática e inmediata al cargo de senador vitalicio (con voz, pero sin voto). No tendrá un salario y tampoco implicará ninguna erogación presupuestaria adicional.
También señalaba que en caso de no estar interesado en esta incorporación, el presidente saliente podrá rechazar su adhesión, es decir, renunciar a su condición de senador vitalicio ante el titular de la Cámara de Senadores.
El principal cuestionamiento radicaba en que esta dimisión, indirectamente habilitaría a un expresidente a volver a candidatarse y poder convertirse en senador activo e incluso, quedar en la línea de sucesión.