En medio del hambre y la escasez mundial de alimentos, el gobierno holandés quiere cerrar una tercera parte de las explotaciones agrarias y ganaderas por motivos seudoecologistas. Holanda es el quinto exportador mundial de alimentos, después de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y China.
Son las consecuencia del “New Green Deal” europeo. El comisario europeo Frans Timmermans quiere acabar con el diez por ciento de las tierras de cultivo en toda Europa. A los tópicos habituales, como el CO2, la histeria verde añade ahora el nitrógeno. En Holanda el nombre oficial del Ministerio del ramo se llama así: Medio Ambiente y Nitrógeno.
Su titular, Christianne van der Wal, ha anunciado que el 30 por cien de los agricultores deben abandonar sus explotaciones. Los afectados tienen la opción de renunciar voluntariamente a sus tierras y marcharse, o comprometerse a no volver a ejercer su profesión; sólo entonces serán indemnizados. Los que no cumplan serán expropiados por el Estado. El objetivo es reducir las emisiones de nitrógeno hasta en un 95 por cien para 2030.
El nitrógeno es un componente esencial para la vida en la tierra y el elemento más abundante en la atmósfera.
No es de extrañar que las protestas sean multitudinarias, las más importantes desde hace décadas. Durante semanas, los campesinos enfadados han bloqueado las carreteras y han marchado frente a los edificios del gobierno para demostrar su descontento. Entre otras cosas, se han bloqueado las carreteras de acceso a algunos supermercados. También se anunció el cierre de las carreteras de acceso al aeropuerto internacional de Ámsterdam.
Los principales medios de comunicación trataron de esconder el asunto bajo la alfombra mientras decenas de miles de agricultores salen a la calle durante varias semanas para manifestarse contra la normativa europea y los planes del gobierno de arruinar la agricultura.
Hace unos días, los agricultores rompieron una barrera policial con sus tractores y rociaron la casa del ministro con estiércol líquido. La policía ha anunciado un endurecimiento de la represión contra los manifestantes, lo que, sin embargo, probablemente sólo conducirá a una escalada mayor.
La policía califica la situación de “amenazante e inaceptable” pero, según las encuestas, alrededor del 45 por cien de la población holandesa apoya las protestas agrarias. En octubre el porcentaje era del 38 por cien.
El martes por la noche la policía disparó contra una manifestación de agricultores en Heerenveen. Es la tercera vez en pocos meses que la policía holandesa dispara con fuego real contra manifestantes pacíficos. Un joven manifestante de 16 años fue detenido cuando intentaba llegar a casa por carretera, subido en su tractor.