El miedo es, desde hace siglos, el negocio utilizado por los actores de poder. Monarquías y religiones te perseguían, apresaban y asesinaban por el solo hecho de pensar o profesar una fe diferente. Hoy, esto no ha cambiado, ni siquiera la paradoja de que el miedo que nos imponen viene de gente que es digna de juzgar a los demás.
Ya en el siglo XX, la segunda guerra mundial nos trajo el ministerio de propaganda nazi y a Joseph Goebbels, ministro de la propaganda nazi, que encontró en el miedo a su mejor aliado para someter al pueblo judío a voluntad del pueblo nazi, utilizando esta vez una herramienta capciosa en que se ha convertido la prensa.
Hoy, en este siglo 21, el ser humano nuevamente está siendo sometido al viejo aliado de los controladores… el miedo. Por medio de una supuesta pandemia que es sacada de un manual y con una gripe fortalecida en un laboratorio.
Así, durante más de un año, gran parte del mundo vive la dictadura del miedo, en dónde te han dicho que uses un tapabocas 24 horas al día si es posible, sin importar que estés enfermo o no. Te han dicho, también, que te alejes de todos, que no tengas ningún tipo de contacto porque puedes ser asintomático.
El factor miedo arranca con el disparo de casos positivos y el plan fue de maravilla cuando la gente que empezó a creer que puede estar enfermo sin síntoma alguno; claro, el miedo es la enfermedad que le implantaron poco a poco, haciendo desaparecer otras enfermedades, haciendo que toda muerte se coloque como Covid 19, forjando una “moda” que se comió a la pandemia.
La gente aprendió a callarse, a ver cómo en gran parte del mundo los casos positivos que más aumentaron fueron los de corrupción y desigualdad, pero nos les importa, porque saben bien que con el miedo controlan al ser humano y evitan así que pueda evolucionar y alcanzar la plenitud de su consciencia. Está en nosotros despertar y ver quiénes son los verdaderos enemigos y, de paso, conocer a los falsos héroes.