sábado, 23 noviembre, 2024

Marly, la María Antonieta Guaraní

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Esta semana no fue diferente a las demás; un pueblo agotado, un sistema de salud en colapso casi permanente, incluyendo a los funcionarios denunciando en la calle la precariedad del sistema y, como no podía ser de otra manera, denuncias de corrupción y un presidente que, a diferencia de ocasiones anteriores, antes de ejercer la defensa del ministro denunciado admite que sabía del hecho denunciado incluso antes de haberlo nombrado ministro a Rodolfo Friedmann.

Los especialistas afirman que existen dos tipos de burla:

  1. Cuando la víctima es consciente
  2. Cuando la burla se hace a espaldas de ella.

En ambos casos, aunque parezca mentira, hay un cierto miedo en aquel que perpetra la burla. Por una parte, quiere imponerse por encima del burlado buscando manifestar que tiene poder sobre él y, aunque a simple vista parezca que es de esa forma, de no darse cuenta a tiempo, el gobierno aprenderá de la peor forma la lección.

La gente ha madurado, ya nos dimos cuenta de la jugada, nos dimos cuenta que la agenda impuesta por el gobierno a los medios, es la cobertura en un loop inconducente de la NO sentencia a un cura abusador, evitando hablar del reclamo del personal de salud o de las últimas revelaciones en el caso de su ministro fetiche, un ministro que está acabando con el movimiento añetete (y el gobierno mismo) desde adentro.

Cuenta la historia, que María Antonieta consideraba que la monarquía borbónica francesa fue establecida por Dios, y por ello no aceptaba la idea de que la realeza fuera igual que sus súbditos; por eso, empolvaba sus pelucas con harina cuando muchos franceses no tenían pan. Marly, nuestra María Antonieta, si bien no es tan glamorosa como la reina francesa; mientras muchos paraguayos no tienen pan, mientras muchos paraguayos no consiguen la justicia que tanto anhelan (anhelamos), cuando quienes están en la primera línea de una lucha desigual frente a una pandemia no logran acceder a una vida digna; ella, Marly, la Archiduquesa de Ciudad del Este y Reina Consorte del Guairá, se muestra como una mujer frívola, egoísta e inmoral; cuyo obsceno estilo de vida está soportado por la desigualdad y el estómago vacío de muchos niños, olvidando que la historia siempre es irónica, ama repetirse y refregarnos así la soberbia de creernos más inteligentes que ella, despreciando la lección que nos ha dado más de una vez… la clave está en el pasado.

ND

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