Por Gerardo Blanco Alvarenga*
Los últimos acontecimientos relacionados al quehacer político criollo. Con relación a casos de nepotismo, prebendarismo y clientelismo que acontecen tanto en carpas oficialistas como en sectores de la oposición. Demuestra a las claras con nítida evidencia que la prensa se ha convertido de un tiempo a esta parte en un indisimulado actor y protagonista de la agenda política nacional.
Lejos ha quedado esa imagen de una prensa que ejerce como un contralor insoslayable de las fauces del poder hegemónico coyuntural. Traicionando de esa manera uno de sus principios fundacionales casi por antonomasia, que significa contener el avance voraz de los poderes políticos legítimamente constituidos (partidos ya sea en función de gobierno o en oposición a los mismos) como también a los autodenominados «poderes facticos» (Narcotráfico, secuestros, lavado de dinero etc.)
Cuando abrazamos esta hermosa profesión que significa transmitir a la audiencia ya sea radial, televisiva o escrita junto a las distintas plataformas digitales en plena irrupción. Lo hacemos con el convencimiento de transmitir con cierta ecuanimidad los hechos y/o acontecimientos noticiosos que se desarrollan a diario. He ahí la cuestión esta premisa histórica del periodismo ha sido bastardeada y prostituida hasta los tuétanos, ya sea por intereses empresariales/corporativos inescrupulosos de sus dueños de turno o por intenciones premeditadas (oscuras si se quiere) de ser un ferviente activista político-partidario que se olvida de su rol histórico que le ha conferido la sociedad.
Ya debemos olvidarnos de ese romanticismo universitario de los claustros académicos en épocas de estudiante cuando nos dicen «El periodista debe ser objetivo» o sean «neutrales» en el desarrollo de la noticia. O la tan mentada como remanida frase «No tomen partido» ante ningún acontecimiento. Si bien podemos discutir si existe o no la objetividad periodística como tal, ¿En que se ha convertido la prensa? ¿Por qué ha renunciado a su principal labor histórica?
Muchas veces sus principales personeros y voceros actúan con total impunidad autoproclamándose como «Representantes de la ciudadanía o del pueblo» atropellando todo engranaje institucional y violando el más sagrado axioma republicano dentro de un estado de derecho; la presunción de inocencia. Pilar fundamental en el sistema de ordenamiento jurídico-democrático que garantiza el debido proceso.
El rol de la prensa en la sociedad es un tema amplio y complejo que ha sido objeto de muchos estudios y debates. La prensa, entendida como el conjunto de medios de comunicación que informan, opinan y difunden noticias e ideas, tiene una gran influencia en la formación de la opinión pública, la educación, la cultura, la política y la economía de una sociedad.
La información es un derecho fundamental de los ciudadanos y una condición necesaria para el ejercicio de la democracia y la participación social. La prensa debe defender su libertad y su autonomía frente a las presiones y amenazas que puedan provenir de los poderes políticos, económicos o sociales. En conclusión, el rol de la prensa en la sociedad es fundamental para el desarrollo humano, la democracia y el bienestar social. La prensa es un actor clave en la construcción de la realidad, la cultura y la historia de una sociedad. Por eso, es importante que la prensa cumpla con su función de manera responsable, profesional y ética, y que la sociedad reconozca, valore y apoye su labor.
*Licenciado en ciencias de la comunicación (UNA)