lunes, 06 mayo, 2024

La dictadura boliviana en plena cacería de los dólares del sector privado

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Hugo Marcelo Balderrama
Hugo Marcelo Balderrama
Economista, Docente, Periodista y Consultor Político. Comprometido con la defensa de la vida, la propiedad y la libertad.

El 08 de diciembre del 2023, mediante Circular 802/2023, ASFI instruyó, en realidad, obligó, a los fondos de inversión a repatriar el 95% de su patrimonio que tengan en el extranjero. En términos simples, la dictadura está confiscando los fondos privados que los inversores tienen fuera del país.  Veamos algunas de las consecuencias de este nuevo dislate del régimen.

1.- Los fondos deben vender sus inversiones de aproximadamente USD500 millones en el extranjero por obligación, no por estrategia de inversión.

2.- Los dólares que retornen a Bolivia deberán ser entregados, forzosamente, al Estado a un tipo de cambio oficial, que siempre es menor al de mercado.

3.- Los inversionistas están siendo obligados a comprar bonos bolivianos de alto riesgo (CCC+), dejando de lado inversiones más seguras fuera de Bolivia, por ejemplo, bonos de países con clasificación (AAA).

En síntesis, ASFI está forzando a que los inversionistas asuman riesgos más altos, por ende, la posibilidad de perder sus capitales es muchísimo mayor.

No obstante, y a pesar de la gravedad del asunto, la nueva metida de mano de la dictadura sobre los fondos privados es, solamente, un agravante que suma a las colas de kilómetros por conseguir diésel; la caída de la producción de gas; las miserables jubilaciones que están cobrando los ancianos; la dramática reducción de las Reservas Internacionales, y la falta de dólares en el mercado.

Pero la raíz del problema no tiene nada que ver con la falta de gestión técnica en las empresas estatales, mucho menos con la «pelea» interna del MAS, sino con el fracaso del Estado Plurinacional y las ideas estatistas, delincuenciales y socialistas que lo inspiran. Al respecto, Mauricio Ríos García, economista y asesor de inversiones, en un artículo titulado «La crisis económica en Bolivia alcanza una nueva dimensión: se enfrenta al default«, asegura que:

El país comenzó 2023 con escasez de combustibles, largas filas en las estaciones de servicio, y la imposibilidad del público de retirar sus depósitos en dólares de los bancos, además de la crisis del Banco Fassil sobre el que instalaron un enorme y oscuro manto de dudas e irregularidades que jamás serán esclarecidas, sin hablar de uno de los elefantes en la sala más grandes hasta el momento, que es el hecho de que el Banco Central ya no tiene la facultad de fungir como Prestamista de Última Instancia ante cualquier eventualidad en el sistema bancario y financiero por la pérdida de sus reservas. Es decir, Bolivia está al borde de la bancarrota, no tiene recursos ni para que el Banco Central cumpla con su rol fundamental como garante de la estabilidad de precios en la economía y como Prestamista de Última Instancia, ni para garantizar el abastecimiento de los combustibles que alguna vez tuvo la capacidad de producir para el mercado interno. 

Entonces, ¿dónde quedó la idea de reemplazar el dólar por el yuan?

Básicamente, en nada, puesto que la crisis económica que está enfrentando el Dragón Rojo lo aleja cada vez más de ser la potencia hegemónica. Además, la propia China necesita dólares para realizar gran parte de sus operaciones comerciales en el exterior, pues la divisa norteamericana ocupa el 87.62% del comercio mundial. En cambio, el Yuan representa, tan sólo, el 4%.   

En resumen, Bolivia no deja de caer en el abismo. Empero eso no es lo más trágico, sino que todo sucede mientras ciertos sectores del empresariado, la prensa y la academia han optado por mirar a otro lado, o sumarse al discurso contra Javier Milei y sus políticas de Shock para Argentina,

¡pobre país!  

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