sábado, 27 abril, 2024

El triunfo de las ideas correctas

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Héctor Acuña
Héctor Acuña
Director Editorial de InformatePy

Javier Milei y Victoria Villarruel ganaron las elecciones en Argentina con su joven partido político “La libertad avanza”.  La conquista electoral realizada con el favor del casi 56% del electorado que asistió a los comicios, y por casi 12 puntos por sobre el candidato peronista de “Unión por la Patria”, Sergio Massa fue de carácter épico y repercutió en todo el mundo. Un libertario y una conservadora se unieron, entendieron que comparte convicciones comunes y sobre una plataforma electoral basada en ideas correctas comunicadas atractivamente establecieron los cimientos de una victoria aplastante. El estatismo, el asistencialismo, la cultura de la mendicidad y el autorepudio, fueron vencidos por las ideas de la libertad y la responsabilidad. Javier Milei y Victoria Villarruel están resueltos a terminar con el aborto en Argentina, ambos defienden las Malvinas, señalan el falseamiento deliberado que se le ha hecho a su historia nacional. Se posicionan en contra de la Agenda 2030 y contra todas las formas de ambientalismo, feminismo radical y garantismo-abolicionismo. Ambos candidatos han expresado su contrariedad sobre la idea de un Estado que extrae riquezas de los individuos para mantener una clase política parasitaria y argumentan a favor de mercados libres y con pocas regulaciones.

Es importante recalcar que no siempre pasa lo anterior, es decir, no siempre vencen las ideas correctas y existe una larga historia que lo respalda. A decir del pensador liberal John Stuart Mill en su obra “Sobre la libertad”:

…podemos afirmar resueltamente que el que la verdad triunfe siempre de la persecución es una de las mentiras agradables que los hombres se repiten unos a otros hasta convertirla en un lugar común en contradicción con la experiencia. Continuamente la historia nos enseña a la verdad reducida a silencio por la persecución; y si a veces no se la ha suprimido por completo, al menos ha sido retardada en muchos siglos. O sea, que la verdad posea, como tal verdad, un poder esencial y contrario al error, de prevalecer contra prisiones y persecuciones, es pura retórica. Los seres humanos no guardan la verdad con más celo que el error; y una aplicación suficiente de penalidades legales, o incluso sociales, bastara para detener la propagación de una y de otra.

Mill deja en claro que las verdades subyacentes a las ideas correctas no poseen un carácter metafísico trascendental que les asegure la victoria, sino que deben ser elegidas y respaldadas conscientemente por las personas, la opinión pública, de otra forma tienden a ser suprimidas de la corriente general del conocimiento vigente.

La ventaja que posee la verdad consiste en que, cuando una opinión es verdadera, aunque haya sido rechazada en muchas ocasiones, reaparece siempre en el curso de los siglos, hasta que una de sus reapariciones cae en un siglo o en una época en que, por circunstancias favorables, se zafa de la persecución, al menos durante el tiempo preciso para adquirir fuerza para poderla resistir más tarde.

Es así que las ideas de la libertad han reaparecido (y zafado) en este siglo nuevo de la mano de un extravagante economista, profesor universitario devenido en panelista de controversiales programas de televisión. Sin embargo, reaparecer no es suficiente y si acaso definimos a la democracia como “el gobierno de la opinión pública”, es fundamental que esas ideas coagulen en las mentes de las personas de tal forma que estas las elijan deliberadamente. A decir del economista de la Escuela Austriaca, Ludwig Von Mises, autor de “La acción humana”:

No hay esperanzas para una civilización, cuando las masas están a favor de políticas nocivas.

Hoy en la hermosa Argentina SI HAY ESPERANZA, porque las masas SI estuvieron a favor de las ideas correctas de la libertad y la responsabilidad ¿Que no será fácil? Claro que no. Nunca fue fácil recorrer el camino de las ideas correctas, y, sin embargo, no existe noción posible de progreso basado en la mentira. Hoy la Argentina tiene que ser verdaderamente progresista y eso implica reconocer los errores que estuvieron abrazando en los últimos 80 años. A decir del agudo apologista cristiano C. S. Lewis, autor de “Las crónicas de Narnia”:

A todos nos gusta el progreso. Pero el progreso significa acercarse más al lugar donde se quiere estar. Y si os habéis desviado del camino, avanzar hacia adelante no os acercará más a él. Si estáis en el camino equivocado, el progreso significa dar un giro de ciento ochenta grados y volver al camino correcto, y en este caso, el hombre que se vuelve antes es el hombre más progresista.

Tarde o temprano todos terminaremos pagando un precio por nuestras elecciones con la moneda del sacrificio personal, y por eso es fundamental que elijamos un futuro que valga el precio. El autor de “Camino de servidumbre”, Friedrich A. Hayek, expresó que “la libertad es inseparable de la responsabilidad”, y es el único camino que asegura la dignidad humana y la realización colectiva. Lo contrario es la sumisión, la esclavitud y la miseria, y ese no es el camino que hoy ha elegido la Argentina.

Por eso, abran paso, ¡la libertad avanza!

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