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La Argentina de Javier Milei

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Contundente fue el triunfo electoral del candidato liberal Javier Milei (La Libertad Avanza) y de su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, sobre sus adversarios Sergio Massa y Agustín Rossi (Unión por la Patria) en el balotaje que se llevó a cabo el domingo 19 de noviembre de 2023.

Al momento en que se escribió este artículo, la ventaja de Milei sobre Massa era de casi diez puntos (55% para LLA, 45% para UPP) y el candidato «oficialista», al que se lo considera «Super Ministro» del saliente gobierno del presidente Alberto Fernández, reconoció oficialmente su derrota y felicitó a su rival del partido liberal argentino. Sergio Massa incluso declaró que «terminaba una etapa en su vida política», dando a entender que pasaba a alguna especie de retiro. «Que vengan las nuevas generaciones y se haga el cambio transicional que necesitamos», exclamó.

Se presenta una situación histórica en la República Argentina. Asumirá la Presidencia de la República un candidato sumamente peculiar. Histriónico, efervescente, de eslóganes y frases prefabricadas que no parece estar, incluso en este momento, plenamente consciente del lugar donde llegó. Javier Milei será el jefe de Estado en la Casa Rosada, estará acompañado de Victoria Villarruel, ambos parecen ser completamente disímiles, pero en el fondo, representan unas ideas que están arraigadas en un amplio sector del vecino país.

El hartazgo en Argentina es demasiado grande. 10 años de «kirchnerismo» y 5 años de «macrismo» pasaron una factura demasiado pesada a un pueblo empobrecido hasta el dolor. Una crisis inflacionaria que parece insostenible, una desvalorización monetaria y del poder adquisitivo que golpea, ni siquiera mes a mes sino día a día. Números de endeudamiento, público y privado, que espantan. La producción agropecuaria e industrial en situación paralítica, moviéndose simple y llanamente por inercia. Acusaciones de crimen organizado a gran escala, especialmente en el centro geográfico del país, sistemas de salud y educación colapsados, miles y miles de argentinos abandonando su tierra para buscar mejores horizontes en otras naciones. ¡Algo increíble tratándose de un país tan rico en recursos, con ciudadanos tan hacendosos y llenos de talento!

¿Qué hará Javier Milei en su gobierno?

En relaciones internacionales, públicamente afirmó que «no negociaría con zurdos», refiriéndose con ello a «gobiernos de izquierda». Para él, China y Brasil entran en esa ecuación. Lo que, por extensión, es un alineamiento completo a la política globalista estadounidense en su «Nueva Guerra Fría» contra el eje Moscú – Delhi – Pekín, esto es, el grupo de los «BRICS». Desde luego, esto podría afectar profundamente a la «balanza comercial» del vecino país, lo que por consiguiente, tendría efectos… Inflacionarios… Salvo que Milei encuentre muchísimos más mercados para suplir lo que, teóricamente, perdería sin el comercio con chinos y brasileños, entre otros. En caso de que el candidato liberal cumpla con esa promesa, por paradójico que parezca, solamente causará que la inflación continúe en su país porque, al contrario de lo que creen los dogmáticos «libertarios», la inflación no es «un fenómeno exclusivamente monetario»: el comercio internacional, la balanza de pagos, la producción, el endeudamiento con entes globalistas, la usura y la especulación incontrolada, la emisión desmesurada de divisas… Todos estos factores influyen en ese grave problema socioeconómico que afecta a la República Argentina. ¿Será que Milei sabe lo que hace y lo que dice? Permítanme ponerlo en duda, dándole el beneficio de los primeros 100 días…

En términos sociales, el presidente electo afirma que «recortará los planes» y que pondrá a los «zurditos» a «agarrar la pala». ¿Pero cómo lo pretende realizar? Hasta hoy no dio una sola propuesta al respecto. ¿Será por medio de las obras públicas? ¿Será con el fomento del comercio y la industria? ¿Será por el arte de magia de las monedas mágicas? Esto queda en el enigma y se resolverá en los próximos meses, así como con el asunto del aborto y de la «ideología sexualista». ¿El candidato libertario se opondrá al asesinato de bebés en el vientre de sus madres y a la eutanasia, ejercerá resistencia contra las personas que se consideran «de género fluido», que pagan por su mal llamado «cambio de sexo»? ¿Estará a favor del «tráfico de bebés» y de «órganos» tal y como insinuó, con sutiles eufemismos, una de sus compañeras de confianza, Diana Mondino?

Mi predicción es que Javier Milei hará poco o nada al respecto. Máximo y con algo de suerte, como anunció hace varios meses atrás (para después ni siquiera mencionarlo durante las semanas previas a los debates presidenciales) mandará todos estos asuntos a un plebiscito. Será el momento en que los llamados «provida» se darán cuenta de que fueron tomados por imbéciles, una vez más, porque al liberalismo solo le interesan las utilidades, no la vida humana. Espero, sin embargo, equivocarme y no tendré problema en admitirlo. Los que sí deberían reconocer, alguna vez, lo errados que están siempre, son los mismos «provida» al insistir con los relatos quiméricos y de birlibirloque que algunos ilusionistas han creado para mantenerlos completamente engañados. Mucho ya estuve avisando.

Es simpático el hecho de que, en la profunda ideologización que se crea con este movimiento denominado «Nueva Derecha» (que nada tiene que ver con las ideologías de Alain de Benoist, Dominique Venner, Alexander Dugin y otros pensadores de ese calibre sino que es una masa amorfa que combina cualquier tipo de maraña para dar como resultado una criatura, como el monstruo de Frankenstein, que solamente tiene como factor común al «liberalismo» cortado por la tijera anglosajona), ocurre una tendencia completamente maniquea y sesgada: todo aquel que no sirve a los intereses atlantistas de las élites globalistas neoyorquinas y londinenses, es un «zurdo»; todo aquel que enfatice en la necesidad de poseer un Estado Nacional y Soberano que sea fuerte y pueda servir a los intereses del pueblo, es un «izquierdista»; toda persona que, por lo menos, no sonría con los chascarrillos de Ronald Reagan es segurísimamente un «comunista»; aquellos que no admiren a Margaret Thatcher, es que claramente, son fanáticos del Che Guevara… Con lo que tenemos el claro diagnóstico de que la democracia liberal, potenciada por las redes sociales y la cultura de los «memes», ha idiotizado profundamente a las masas hasta un punto de no retorno.

No es tiempo de profundizar en el asunto señalado en el párrafo anterior, pero sí es algo que debe observarse con milimétrica atención. Hoy en día, podemos hablar de que estamos ante el «fin de la política» y el comienzo de la «post-política». Me viene a la mente un General Charles de Gaulle en Francia y me pongo a comparar… Hoy en día es sencillamente imposible una figura como él, con sus aciertos y sus desaciertos. Tenemos que conformarnos con tipos como Javier Milei. ¡Cuánta decadencia!

«Mi promesa es dolarizar Argentina en 24 meses», afirmó Javier Milei y confirmó durante el debate vicepresidencial Victoria Villarruel, añadiendo ella que «se haría con los ahorros de la República Argentina». En contrapartida, el General Charles de Gaulle, líder de la resistencia francesa contra el funesto nazismo, desafiaba al «privilegio exorbitante» que el dólar estadounidense imponía al mundo y buscaba, por todos los resquicios posibles, que la moneda de su país esté respaldada por oro y por plata. ¡Hay líderes y hay cipayos!

El problema está en que la «dolarización» en la República Argentina será como una daga ponzoñosa incrustada dentro de todo el Río de la Plata. Paraguay, Uruguay, inclusive Bolivia, Chile y hasta Brasil podrían verse gravemente afectados en sus sistemas comerciales y económicos por esta medida, que tiene el «beneplácito» de grandes sectores en todo el país vecino. En resumidas cuentas, Javier Milei y sus seguidores vienen para «salvaguardar» el predominio monetario internacional del dólar estadounidense, algo que agradecen todos los globalistas del universo conocido. ¡A nadie le importa que Ecuador y El Salvador no sólo no consiguieron detener la inflación dolarizándose, sino que también vieron el encarecimiento de sus niveles de vida surgiendo una enorme brecha de clases sociales como nunca antes se había visto en esos lares! ¿De qué sirve entregar la moneda si terminas perdiendo tu alma? Es más, inclusive Panamá, territorio ocupado por EEUU, tampoco logró desaparecer a la «inflación». Esto de por sí debería demostrar que las ideas económicas de Javier Milei y de su equipo son falaces, pero lastimosamente, creemos desde aquí que nada detendrá a los gobernantes de la República Argentina en el proceso de la destrucción de su soberanía monetaria.

Habiendo apuntado todo lo anterior, ¿qué le queda al discurso de Javier Milei? ¿Eso de «acabar con la casta»? Bueno, eso no le impidió aliarse con gente de la misma «casta» a la que decía combatir. «Son cuestiones de la realpolitik» dirán algunos; yo estaría de acuerdo, siempre es necesario tener amigos en varios lugares para unir fuerzas cuando sea necesario. Pero… ¿Y ahora qué? ¿Cómo se saldarán estos «favores políticos»? La respuesta es sencilla… La «casta kirchnerista» quedará fuera pero volverá la «otra casta», reinventada y barnizada, nada más. ¿Cambia algo? Solamente los nombres…

La sabiduría proverbial de un auténtico gran político como el General de Gaulle generó frases como esta: «el verdadero líder debe hablar poco y que sus acciones digan más que sus palabras; porque el silencio es la virtud de los fuertes y la autoridad se forja en él». En comparación, en la actual República Argentina se eligió como Presidente a un verdadero dicharachero, hablador profesional y hasta por los codos, hombre de farándula televisiva, histriónico de alaridos y muecas, de dar rienda suelta al tabardillo, de repetir retruécanos sin decir gran cosa, de gritar sin comunicar nada sustancioso… Esto es lo que el Diputado Javier Milei representó desde su primera incursión como político. Ahora será Jefe del Estado Argentino.

Sí, Jefe del Estado Argentino. No administrará una multinacional ni será gerente de una gran empresa privada. Será Jefe del «Estado» Argentino. ¡Qué paradoja! ¡El «anti-estatista» a ultranza va a comandar una entidad que él mismo, declaradamente, odia y desprecia! ¡Es como que entreguen a un barrabrava del Club Olimpia el cuidado de una bandera del Club Cerro Porteño! ¡Es como dejar a unos zorros al cuidado de un gallinero!

Ganó Milei. Es justo que le demos un tiempo para que gobierne y para que veamos hasta donde llega con tanto discurso. Tiene demasiado por demostrar. Quizás tenga algo de Charles de Gaulle… Tal vez grite con todas sus fuerzas que «las Malvinas son Argentinas» y haga algo al respecto…

Aunque lo escuché varias veces llamarlas «Falkland» y no «Malvinas», para vergüenza de Victoria Villarruel, hija de un veterano… Ya ni hablemos de otra enorme paradoja: reivindicar a la «dictadura militar» Argentina que intentó recuperar esas islas usurpadas por la Corona Británica, pero al mismo tiempo, ser fanático de Margaret Thatcher, la mujer que los derrotó y les puso en la cornisa…

¡Cuánta contradicción! ¡Cuánta quimera! Diré para cerrar que soy católico, creo en que Dios es un «Dios de Orden» y que este terrible desorden cerebral, actitudinal, conductual, ideológico de «La Libertad Avanza» no puede ser otra cosa sino del padre de la mentira, el hacedor del caos y de todos los anárquicos desórdenes…

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