lunes, 06 mayo, 2024

Tiempo de guerra

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Está escrito en el capítulo tres del libro de Eclesiastés. Ya no es momento de debate sino de combate y de tomar posición en esta guerra que se libra en Tierra Santa.

La primera batalla más allá del frente es contra la ignorancia y las mentiras deliberadas e interesadas propaladas permanentemente, las cuales, tienen el solo objetivo de tapar la verdad.

La segunda es contra el odio que nubla la razón y se encarna en cualquier argumento falaz que utilizan los judeo-fóbicos para justificar las atrocidades cometidas por los cobardes terroristas asesinos. Para aquellos hay una promesa bíblica muy antigua y conocida que recorre las redes nuevamente y de la cual fue víctima ejemplar Hugo Chávez Frías:

Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré…

Génesis 12:3:

La tercera es contra la soberbia ejercida por los “racionalistas” que se apartan de todo argumento religioso para explicar el conflicto de manera “objetiva”, ridículo.

La cruda realidad se hace presente en todo el mundo como se lee en el libro del profeta Zacarías 12:3: “Y en aquel día yo pondré a Jerusalén como una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la sostengan serán lastimados…”.

Únicamente Israel con sus escasos 22 mil km2 puede afectar al mundo entero y descomponer los tableros geopolíticos existentes en cuestión de días, horas incluso, y, producir a la vez, cambios sorprendentes cuando no fascinantes.

Por ejemplo, no hace mucho se habló de un choque pugilístico entre los dueños de Facebook y X, ex twitter, Mark Zuckerberg y Elon Musk respectivamente. A este punto llegaron las diferencias entre estos dos hombres poderosos de sobrada influencia en casi todo el planeta gracias a sus plataformas digitales. Sin embargo, ahora están unidos en una causa, adivinen, les doy una pista, ambos son judíos.

Esto no quiere decir que sucederá en todos los casos donde existan diferencias entre los del pueblo elegido, tampoco es necesario, con los nombrados y unos cuantos más ya está. Como si fuera poco, el capo de Google, también es paisano.

El libro de J.J. Goldberg “Jewish Power” nos cuenta que el poderoso lobby judío en el “establishment” americano poco tiene que ver con el resto de los 7 millones de ciudadanos judeo-americanos esparcidos a los largo y ancho del territorio estadounidense entre los comunes. Esto a nivel institucional, pero, cuidado, no les toquen las orejas porque se vuelve una fuerza política poderosísima que puede tumbar y colocar presidentes como sucedió con George Herbert Walker Bush quien perdió estrepitosamente la reelección de 1992 gozando, supuestamente, del 90% de popularidad gracias a la Guerra del Golfo.

Sucede que espías hay en todos lados, en especial en los palacios, y los hebreos son los mayores expertos ya que comenzaron antes que todos cuando Moisés seleccionó un grupo comando de doce hombres para ir a espiar la tierra prometida antes de entrar para saber con qué se iban a encontrar.

Lo propio hizo su sucesor Josué quien fue el que entró y conquistó, pero antes envió también dos espías para reconocer territorio enemigo de la primera ciudad que iba a ser tomada: Jericó.

La suerte fue que ambos se toparon con Rahab, de la profesión más antigua del mundo en la ciudad más antigua del mundo, ella los escondió en el muro donde vivía ya que estaban siendo buscados por la soldadesca del rey porque fueron alertados de la presencia de los israelitas. Es por este episodio que en la jerga del Mossad se dice que el espionaje es la segunda profesión más antigua del mundo.

Gracias a Rahab los espías pudieron rajar descendiendo con sábanas atadas por el muro de la ciudad ante el peligro de ser atrapados. Esta historia no terminó allí y tiene un bello desenlace, búsquenla en el libro de Josué.

Volviendo al presente y con miles de años de experiencia, algún circunciso filtró una conversación telefónica entre el presidente Bush y su canciller Baker, el arbusto le dijo al panadero que al día siguiente les tocaba hacer campaña en “Jamie town” refiriéndose a Nueva York como la ciudad de los jaimitos, de los judíos, es como decir “brownie town” –de los marroncitos- por una ciudad de mayoría afroamericana. Claro que ambas frases tienen una sorna despectiva.

No había redes ni internet aún pero el tema recorrió el mundo judío como reguero de pólvora y los 7 millones, de una vistieron sus armaduras y se convirtieron en un ejército de lucha coordinada en contra de la re-elección de quien se refirió a ellos de esa forma tan irrespetuosa. Es que se sintió la fibra antisemita del nefasto olivo silvestre ensoberbecido presidente americano.

“Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.

Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.

Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas sino teme.

Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.”

Epístola de Pablo Apóstol a los Romanos 11:17-21

Sabiendo que las “ramas naturales” son los judíos y los “olivos silvestres” los gentiles no es difícil entender lo que quiere decir Pablo y como deben comportarse los gentiles con respecto a los judíos.

Y, si alguno de ustedes, a los gentiles me refiero, no quiere aceptar ser olivo silvestre más quiere ser la rama natural, es exactamente el sentimiento que originó el conflicto árabe-israelí en el comienzo de la historia.

Ambos hijos de Abraham, los primeros, hijos de la carne y de la esclava egipcia Agar; Ismael, los segundos, hijos de la promesa y de la esposa Sara; Isaac. Estos son legítimos y aquellos no. ¿Se nota?

Esto continuará desde aquí.  

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