Tras la controvertida y oculta detención de un espía chino, empleado del Parlamento británico, Downing Street afirmó que China ha intentado reclutar ciudadanos británicos en “puestos clave”, incluso en el gobierno y el ejército, en base al informe del Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento (ISC).
Según The Guardian, que recogió las declaraciones, el documento oficial sostiene que las acciones de la potencia oriental «cruzan la línea de la influencia a la interferencia».
Lo extraño es que los ministros descartaron prohibir los Institutos Confucio (establecimientos con potencial de espionaje) respaldados por China diciendo que tal medida sería “desproporcionada”, después de que a principios de este año el organismo de control de la agencia de espionaje del parlamento planteara preocupaciones.
En 2019 un informe parlamentario relacionado con el Foreign Office denunció “presiones financieras, políticas o diplomáticas” que ponen en crisis a la libertad académica. “Los Institutos Confucio callan sobre Taiwán, la masacre de Tiananmen, Tibet. Estudiantes chinos, instigados por su embajada, contrastan las manifestaciones en favor de la democracia en Hong Kong o sobre los derechos en Xinjiang”, según Asia News.
El mismo informe de 207 páginas de ISC, que demoró cuatro años, llegó a la conclusión de que Gran Bretaña estaba siendo objeto de un “ataque de todo el estado” por parte de China, que tenía como objetivo a los políticos, la infraestructura sensible, el ejército, las empresas privadas y el sector académico, de acuerdo a The Times en junio de 2023.
Asimismo, advirtió sobre un “escenario de pesadilla” en el que China «tenía la supremacía tecnológica y podía ejercer influencia política y económica en todos los niveles”.
Concluía que China “intenta influir en las élites y los responsables políticos” y “adquirir información y propiedad intelectual mediante métodos encubiertos y manifiestos”.