martes, 05 noviembre, 2024

Nadia versus Mbururú

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“La hipocresía es el colmo de todas las maldades” Moliere

La gran diferencia la hace el caballero don dinero y cierta clase, aunque en menor grado. Va de suyo que la gente rica se permite lujos que los humildes ni huelen. De ahí que, las formas en las relaciones sentimentales son distintas según la clase social, no obstante, en ciertos casos el nudo se asemeja o es igual.

El finado Mario López Estrada, conocido como el “Carlos Slim guatemalteco” y propietario en vida del “Paseo La Galería”, estuvo vinculado a la famosa Nadia Ferreira desde que esta era una jovencita. A pesar que parecían abuelo y nieta o bisnieta incluso, no disimularon en absoluto su “indecorosa” relación sino todo lo contrario. Las fotos de la modelo empapelaban el referido shopping. Se puede decir que es una costumbre paraguaya desde el advenimiento de la democracia que los ladrones del dinero público lo primero que hacen es exhibir los frutos del robo, por ejemplo.  

Por otro lado, conozco situaciones donde mujeres nunca quieren mostrarse con sus sugar daddy porque les da vergüenza, pero bien que los tienen.

Como que de siempre se dijo que odiosas son las comparaciones, no es excepción entre las madres en ambos casos, en el de Mbururú es referida como la proxeneta de su propia hija cuando que en el de Nadia era la suegra del Mbururú guatemalteco.

Enseguida clamaran los legalistas como fariseos que se sentaban en las primeras filas de las sinagogas en los tiempos de Jesús, que en el primero se trata de una menor de 15, está bien, digo, está mal, aunque nunca fui niñero de la miss para saber cuándo comenzó a funcionar.

De cualquier manera, el punto es el siguiente; la repugnante hipocresía más la total falta de ética y cultura cívica que demuestra esta sociedad, la cual, pide a gritos la cabeza de Mbururú y aplaude de pie los sucesos de la bella Nadia. El primero es feo y pobre, ella es bella y rica. Es más, él es oscurito y ella blanca de ojos verdes o azules. Hasta no hace mucho, tener la piel clara era parte del atractivo de una mujer aquí en el Paraguay: “Linda, blanquita” se decía. ¿Miento?

Se publicó en la prensa que la joven víctima de 15 años fue inspeccionada por el médico forense y el resultado del examen arrojó “desgarro antiguo”.

Confieso mi ignorancia al respecto de esta extraña frase, pero no ignoro los pilares fundamentales de la convivencia civilizada en la cual la justicia no debe discriminar a nadie por ninguna razón ni delito. Uno de ellos es el debido proceso correctamente alegado por el “senador electo” privado de su libertad. Y eso que la futura legisladora Lizzarela Valiente clama a tambor batiente que hará todo lo posible para que su actual colega, mal que le pese, no jure como tal, por supuesto, tiene hinchada.

Se supone que los congresistas son los que deben entender de leyes ya que las hacen, por ello, el debido proceso es un marco inviolable para cualquier propuesta legislativa, cosa que por lo visto ignora la futura senadora. Entonces, es mejor que sea ella la que no jure y vuelva a los menesteres que domina; cantar, bailar o galopar.

Si queremos conservar nuestra agonizante República, actualmente en vías de recuperación, el pueblo paraguayo debe madurar y sus “representantes” en el Congreso derogar todo lo que atente contra la justicia social como lo son el perverso paquete de “leyes especiales” violatorias de la Constitución Nacional y destructoras del debido proceso, el cual, es la mayor garantía de un juicio justo; la presunción de inocencia hasta que se pruebe lo contrario más allá de toda duda.

Caso contrario vamos camino a perecer por falta de conocimiento como sentencia la Biblia. Estamos en un momento crucial sobre el destino de nuestro país y hay que dejarse de joder de una vez con esta pelotudez sexo fóbica instalada por la liga de las que no ligan, a la cual, seguro estoy, no pertenece la política mencionada.

Además, este pueblo demostró que no tiene la capacidad para inventar nada, de modo que sabia decisión será ceñirse a lo escrito y a otra cosa.

«No torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo”. Deuteronomio 16:19

“No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo”. Levítico 19:15

Estos versículos bíblicos claros como el agua forman parte de un “paquete de leyes” muy especiales conocido como “Ley Mosaica” cumplidas a cabalidad por el Señor Jesucristo nada más y nada menos sobre el cual dijo: “No he venido a derogar la ley sino a cumplir”.

Entonces, ¿Quién carajo somos nosotros para no respetarla? ¡Badulaques!

Shabat shalom

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