Algo que no extraño de la tv en vivo es cierto stress natural que va de suyo. Esta semana que pasó fui abordado en forma frenética por un equipo mediático estadounidense responsable de un programa en las redes con millones de seguidores según sus productores e incluso mencionaron vínculos con el recientemente defenestrado rey del rating televisivo estadounidense Tucker Carlson enviando una foto del conductor, quien me haría la nota, abrazado con aquél.
El tema, elecciones en Paraguay amenazadas por la intervención de la CIA al estilo Brasil y la presión del WEF del nazi Schwab en favor de la “Concertación”, en contra del Paraguay le agregaría yo.
Respondí que no podía dar detalles sobre lo que desconocía formalmente, pero podría deducir que es así, aunque no soy periodista de investigación sino de opinión. Ni siquiera soy periodista. Insistían conmigo porque conversé con ellos en inglés y consideraron que era apto para una entrevista en vivo y esto debió darse el miércoles o jueves pasado. No se dio. Me pidieron demasiados detalles técnicos para mi gusto y me costaba cada vez más entender el inglés australiano del hombre nexo y su ritmo muy acelerado, así que les dije mucho gusto y hasta otra ocasión. Me mandaron a la puta y se borraron, sus mensajes también, parece que mal se enojaron.
O sea, tuve un par de días intranquilos azuzado por ese frenesí propio de los medios y más aún a ese nivel.
Pasó de largo la tormenta y me sentí aliviado, relajado, contento de volver a mi ritmo de jubilado. Fue cuando me senté a beber el tradicional whiskey escocés Etiqueta Negra que me regalaron mis hijos varones el domingo pasado y me acordé de ellos: Natán y Habacuc.
Nombres bíblicos obviamente y de profetas especialmente. Aunque al primero le decimos Nate, apócope de Nathan en inglés y al hermano menor Cucho, supongo quedó de Habacucho.
El primer nombre elegí por el rol de contrapoder del profeta Natan en la gloriosa época del rey David y el segundo porque me gustó mucho el nombre en sí; Habacuc.
No obstante, ambos tienen su significado en hebreo, no son rótulos nada más. Natan quiere decir dar, regalar, en verdad él es un regalo de Dios; noble, apuesto y educado. Ahora, con Habacuc nos pasó algo increíble. Siempre creímos que su significado era “el que mira al Padre” y me pasé la vida abrazándolo, tanto que creo se cansó de los abrazos, por eso se hizo boxeador para que no le joda más tanto. Pero sucede que no hace mucho descubrimos que Habacuc quiere decir “el que abraza al padre”, entonces nos quedamos todos mudos.
Acaso hacíamos lo que significa su nombre sin saberlo. Entonces, los nombres, repitiéndolos, ¿moldean la forma de ser de quien lo lleva? Es decir, ¿el que lo lleva se convierte en su significado de alguna manera?
Sigamos entonces con la etimología de los nombres bíblicos como Efraín y Santiago, por ejemplo. Cualquier coincidencia con la realidad es pura casualidad. No obstante, les advierto, quedaran boquiabiertos.
Efraín del hebreo quiere decir “Fructífero”, pero, qué pasó con él según cuenta la historia: “Cuando hablaba la tribu de Efraín, el pueblo temblaba de miedo porque esa tribu era importante en Israel; pero la gente de Efraín pecó al rendir culto a Baal y así selló su destrucción. Ahora siguen pecando, haciendo ídolos de plata, imágenes hábilmente formadas por manos humanas”. Oseas 1:1-15
Todos sabemos que la Concertación contra el Paraguay está apoyada por las fuerzas maléficas del globalismo, satánicas si se quiere, sin ninguna duda son más de Baal que de Jehová, Dios de Israel.
Por su parte, Santiago, en inglés James, Jaime, viene del hebreo Jaím que quiere decir vida, por eso cuando brindamos los judíos decimos ¡Le Haim! “por la vida”.
Me toco escuchar el testimonio de la esposa de Santiago Peña, Leticia Ocampos, su embarazo tempranero y la decisión de tenerlo por parte de ambos, desde el vamos, luego casarse y legitimar una familia que dio como fruto otra hija, mis respetos, esto se parece más a nosotros los paraguayos que la concertación del orto y el aborto.
Según la Real Academia Española, Argaña quiere decir cizaña, ¿alguien duda de que así sea?
Santiago apóstol fue prácticamente la mano derecha de Jesús, Yeshuá, el que salva, Salvador, seguramente por su capacidad de administrar y rectitud. Hagan ustedes la investigación.
Finalmente, como que de siempre, debate un carajo, ideas nada, ¿cuáles son las distintas propuestas que distingue a un candidato del otro con respecto a la administración del Estado? Bien gracias, vergonzoso. Pero esta vez pasa porque lo que está en juego va más allá de todo eso, nos jugamos la vida como nación soberana, apostemos por ella como lo hicieron Santi y Leti desde que concibieron a su primer hijo.
Le haim! Amen!
Shabat shalom