jueves, 25 abril, 2024

¿Una nueva era del espionaje o estamos ante la Guerra Fría 2.0?

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Nahem Reyes
Nahem Reyes
Nahem Reyes es doctor en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello y miembro asociado del Centro de Estudios de América de la Universidad Central de Venezuela. Analista político

Más allá del sensacionalismo y la espectacularidad de los supuestos OVNIs derribados este fin de semana en USA como Canadá o de la participación de Rihana en el Super Bowl 2023 (Súper Tazón) y cuyo tema ocupó la agenda noticiosa de las grandes cadenas informativas como CNN, Fox, Bloomberg, entre otras. Vamos a lo medular: la ilegal, abusiva y agresiva actuación de China en el mundo, concretamente a través de al menos media docena de artefactos aerostáticos, conocidos como “globos espías chinos”.

Lo cierto del caso, luego de 8 años que el entonces jefe de la diplomacia estadounidense John Kerry estuvo en China y a las puertas de la visita oficial del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken arribara a Pekín para sostener un encuentro con el mandatario de la República Popular de China, Xi Jinping en Zhongnanhai (el palacio de gobierno chino), tuvo lugar la detección y posterior derribo de un artefacto aerostático que surcaba el espacio aéreo de Estados Unidos.

Una vez que los medios estadounidenses dieron a conocer la noticia que un civil (Chase Doak) había avistado a gran altura (alrededor de 18.000 metros) un globo en Montana, para gran vergüenza de las agencias de seguridad e inteligencia estadounidense, quienes no habían detectado el ingreso ni sobrevuelo del artefacto por el espacio aéreo de USA. Pronto, se dispararon las alarmas y la respuesta se elevó a niveles del alto gobierno tanto en USA como China.

Por el lado chino, la portavoz de la cancillería china Mao Ning dijo, según El País: “Pekín está verificando las informaciones de que un globo espía ha estado sobrevolando Estados Unidos (…) China no tiene ninguna intención de violar el territorio o el espacio aéreo de ningún Estado soberano (…) China espera tratar este asunto de manera calmada y prudente”, más adelante agregó, que se trataba de un artefacto netamente “civil” y que se usa con fines “meteorológicos”.

Washington DC, entre tanto reacción primero con Pat Ryder, portavoz del Pentágono quien dijo: “Una vez que el globo fue detectado, el gobierno de Estados Unidos actuó de manera inmediata para protegerse frente a la recolección de información delicada” y agregó que el globo “pertenece a China”, tal como lo reseñó El Debate. Más tarde, Blinken anunció la cancelación de su viaje a Pekín y el comandante de la Fuerza Aérea de USA Gral. Glen VanHerck anunció que “monitoreaban la trayectoria del globo”, además de calmar a la población tras señalar que el globo no “representa ningún riesgo militar o físico”.

Días más tarde, como ya es sabido, el globo fue derribado por un F-22 sobre las costas de Carolina del Sur, lo que conllevó al rechazo de China por considerar que USA “exageró” en la respuesta y violó el derecho internacional. Pero, no todo quedó allí, otro globo de la misma naturaleza fue detectado en Alaska, según lo dio a conocer el veterano militar y ahora portavoz del Pentágono John Kirby, al mismo tiempo, que otro globo también sobrevoló Colombia, Venezuela y Costa Rica.

Entonces surgen múltiples preguntas, la primera de ellas: ¿si el globo es supuestamente con fines meteorológicos, por qué cuando se “salió de control” las autoridades chinas no avisaron a sus pares de USA y Latinoamérica para informar de ello?, ¿por qué guardaron silencio y esperaron que los mismos fueran detectados para anunciar que efectivamente eran de origen chino? E incluso más allá, ¿por qué están equipados con múltiples antenas para “operaciones de recopilación de inteligencia”? La evidencia fática es concluyente: los globos no son civiles ni son con fines climáticos, son parte de una amplia operación militar, por ende, constituye una flagrante violación al derecho internacional como a la soberanía de los Estados afectados.

Todo ello ha generado una nueva crisis diplomática entre Washington y Pekín, que se suponía, se llevarían muy bien bajo el gobierno de Biden, después de darle años atrás una modesta donación de 60 millones de dólares para que éste creara un “centro de investigación” en Delaware. La crisis ha avivado las tensiones vividas entre ambos países durante la gestión del republicano Trump, cuando las relaciones entre éste y Xi Jinping se había avinagrado y escalado de una guerra comercial a una arancelaria.

Finalmente, más allá de las acusaciones mutuas de los globos espías, USA acusa a China y ahora China anuncia que más de 10 globos espías estadounidenses sobrevolaron su territorio anteriormente, lo cierto del caso, es que más allá de un mero incidente, de los típicos anuncios desde Washington de sanciones a empresas chinas vinculadas al globo chino por considerarlas “amenazas a su seguridad”. En crudo, se trata del episodio que marca una era de franca una política agresiva y de hostilidad entre USA y sus aliados frente a China, lo cual, repercutirá a nivel mundial, es decir, estamos ante el pleno desarrollo de la Guerra Fría 2.0 apalancada en el uso de tecnología de punta.

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