Inicio Analisis La ventana de Overton y el fin de la Democracia

La ventana de Overton y el fin de la Democracia

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La Humanidad ha logrado el actual grado de desarrollo gracias a su capacidad de organización. Pequeños grupos humanos fueron creciendo y acrecentado sus territorios dando inicio a civilizaciones capaces de lograr con su esfuerzo conjunto y coordinado grandes logros que nos han llevado al actual nivel de desarrollo social, económico y tecnológico.

Una de las cuestiones claves de este desarrollo siempre ha sido, cómo se organiza la sociedad. Unas determinadas elites gobiernan mientras el resto se someten y aceptan las normas y obligaciones que se les imponen.

La forma de Gobierno y control de las sociedades ha sido y es diversa. Las más de las veces las elites económica y social han coincidido, y se han esforzado por mantener su posición de privilegio a toda costa y todo coste. De hecho, cuando las condiciones generan una nueva elite económica, diferente de la social, es inevitable el choque por el control del Poder, tal y como muestran la revolución francesa o la independencia de los EEUU.

La Democracia se ha considerado el método más “justo” de decidir quién debe dirigir y condicionar la vida de los ciudadanos por dos razones teóricas, el Poder es electivo y temporal, lo cual debiera evitar la aparición de “tiranos”, el sentido peyorativo del término.

Evidentemente la Democracia no se inventó ayer. A lo largo de la Historia ha habido diversas sociedades democráticas con sus características propias, y las más de las veces no universales en lo que respecta a quienes son considerados ciudadanos libres de elegir y ser elegidos

La Democracia universal que hoy disfrutamos, se supone debería permitir que la voluntad popular, de la mayoría social, como dicen los wokes, se viera reflejada en el actuar de los gobernantes so pena de perder el favor de los ciudadanos, y consiguientemente el Poder que disfrutan.

Es decir, los dirigentes deberían trabajar en interés y beneficio de los ciudadanos y adaptarse a sus deseos y necesidades, y en ocasiones intentar explicar y convencer a los ciudadanos por que se toman decisiones a veces impopulares, amparándose en el beneficio que generan.

Las ideologías han sido el instrumento que el poder político ha empleado para fidelizar a una parte de la sociedad basándose en su miedo a la libertad, y aprovechándose primacía del sistema de creencias sobre la razón que caracteriza al ser humano.

De esta forma los políticos pretendían cambiar el juego. Es decir, en lugar de adaptarse a los deseos de los ciudadanos, tratar de convencer a los ciudadanos de que desean lo que se les ofrece. Y ahí es donde entra en juego la ventana de Overton

Este concepto explica el proceso por el que las elites influyen en el esquema de creencias de la sociedad para adaptarlo a sus intereses cuando estos son espurios o alejados del sentir social. Es decir, un instrumento de ingeniería social por el cual se modifica la conducta de los ciudadanos.

El objetivo es lograr que la sociedad acepte y asuma comportamientos y creencias que en esencia no son aceptables para la mayoría.

Así, podemos establecer una escala en la que se expresa el sentir general de la sociedad sobre algún aspecto o conducta concreta que va desde lo más aceptable a lo absolutamente inaceptable.

En un inicio, la ventana de opinión se encuentra centrada en lo social y moralmente aceptado. El objetivo es lograr que la mayoría de la sociedad acepte y normalice conductas que en un primer momento parecen inaceptables. Sin embargo, no se hace de golpe sino progresivamente.

Para ello, se va moviendo la ventana de opinión de forma lenta y progresiva, para que la sociedad vaya aceptando pequeños cambios de forma apenas imperceptible, y progresivamente desplazar la corriente opinión pública hasta hacer aceptables conductas ante inaceptables.

Esto requiere ir exponiendo progresivamente a los ciudadanos a las conductas que se pretenden imponer de forma totalmente subliminal, afectando al cerebro límbico y aprovechando el dominio de las emociones sobre la razón. Para ello se aprovechan los sesgos cognitivos que dificultan el correcto procesamiento de la información.

Uno de los objetivos es hacer creer a cada individuo que el resto de los individuos acepta y normaliza las conductas y políticas ideológicas que se imponen para lograr que el mismo las acepte por el efecto arrastre.

Desde hace décadas se viene observando cómo a través de la ideología del pensamiento débil, la ideología de género, o el terrorismo del cambio climático, entre otros instrumentos, se va desplazando esa ventana de Overton progresivamente, destruyendo los valores morales comúnmente aceptados, y haciendo aceptables postulados y políticas que de otra forma serian rechazados.

Es evidente que practicar este proceso de ingeniería social requiere de unos recursos ingentes para lograr sus objetivos, ya que el ataque cognitivo masivo debe ser orquestado y consensuado desde la generalidad de medios a través de los que fluye la información hacia los ciudadanos.

Por su magnitud, este es un proceso trasciende la capacidad de los Gobiernos, por otra parte, temporales. Es evidente que todo este programa de ingeniería social, orquestado y programado es realizado por un colectivo con un poder cuasi global, capaz de controlar la casi totalidad de la información que llega a la sociedad. Al final, la elite económica siempre aspira al control social.

Para realizar este ataque cognitivo, se usan todos los instrumentos al alcance de sus organizadores. Medios de comunicación redes sociales los instrumentos de la cultura del entretenimiento como cine o televisión, la publicidad, la imagen personas relevantes, y por supuesto la educación, ya que lograr implantar creencias en las primeras etapas de la vida es la mejor garantía de éxito para lograr sus objetivos. Todos ellos acaban transformándose de propaganda bajo las reglas bien definidas ya hace casi un siglo por Goebbels.

Y es aquí donde se rasgan las costuras de la Democracia como modelo de gobierno. Quien tiene el verdadero poder social es quien es capaz de influir es su forma de pensar y actuar, al punto de exigir con sus votos que sus gobernantes legislen y gobiernen conforme a su ideología.

Así, los políticos no tienen otra opción que ajustarse a los criterios e ideología que se le impone a la sociedad. Sea por efecto arrastre, adaptando su discurso a la realidad social, por convencimiento arrastrados por el propio ataque cognitivo, o porque participando activamente del proceso esperan obtener el favor de los creadores de opinión, y con ello ver allanado el camino a sostenerse en el poder.

Sea de la forma que sea, una sociedad que es manipulada cognitivamente e incapaz de procesar adecuadamente la información que recibe, al ser arrastrados por la sociedad del entrenamiento a la base de la pirámide cognitiva, no es libre para elegir a sus dirigentes, ya que su proceso está condicionado.

Y quienes controlan a la sociedad y manejan la corriente de opinión pueden usarla a su antojo para obligar a los políticos a hacer lo que les convengan. Tan sólo les hace falta imponer un trending topic y usar una campaña orquestada de  postverdad para poner a la sociedad a favor o en contra del gobierno, y condicionar su toma de decisiones.

Más aún. Dentro de este proceso de modificación de conductas y creencias, estamos en un proceso de destrucción de los derechos y libertades fundamentales del individuo, aplastados bajo la excusa de la prevalencia del interés social, la seguridad, el medioambiente…

No dudan para lograr sus fines en usar la censura y lo que es peor, la autocensura. Se inició el proceso con las políticas de cancelación social, para pasar luego a las de señalamiento y las restricciones de la libertad de expresión en redes sociales. De esta forma se cierra el círculo del control social de la información, ya que controlaran incluso la información que no distribuyan directamente.

Y para implementar estas medidas liberticidas y asegurar que los Gobiernos siguen sus deseos han creado organismos supranacionales, como la Unión Europea o las Naciones Unidas, donde burócratas que nadie ha elegido, desarrollan e imponen a los Gobiernos electos, el cumplimiento de normas que afianzan sus “progresos sociales”.

Es la cuadratura del círculo. Unas Democracias donde la voluntad de los ciudadanos está mediatizada por la modificación de su esquema de creencias, las libertades individuales y derechos fundamentales cuestionadas, y los Gobiernos son sumisos complacientes y controlados por una entidad superior elegida por…

Quien controla el presente, controla el pasado. Quien controla el pasado, controlará el futuro

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