Luego del último escándalo por haber impuesto una cuarentena que ni él respetó, Boris Johnson cae en desgracia y los dirigentes del partido que lo llevó al poder piden que dé un paso al costado.
La baja popularidad del primer ministro llevó a que el Partido Conservador perdiera, por ejemplo, una banca que mantuvieron los últimos 188 años, la de North Shropshire, que ahora es ocupada por una dirigente feminista del partido Liberal Demócrata, Helen Morgan.
Las últimas encuestas (realizadas luego del escándalo de las fotos de Boris Johnson violando su propia cuarentena) indican que el los Conservadores tienen una intención de voto del 35% mientras que los Laboristas poseen un 40%.
La última señal de la fractura del Partido Conservador fue la votación de una paquete de medidas impulsada por Johnson tendiente a «fortalecer» las restricciones sanitarias por la variante Ómicron y que fue rechazada por 98 diputados conservadores.