Ya sin bombos ni platillos y sólo a once días (del 12 al 23 de agosto) de haber obtenido su DNI «no binario», «Tani» Fernández, como se llamó mientras tuvo su nuevo documento, se presentó en el juzgado de la doctora María Servini de Cubría para que le sea restituido su nombre original, Estanislao Fernández.
Tal vez, Tani o Estanislao, se dio cuenta que su nuevo documento, más allá de usarlo para hacer política barata y sacarse una bonita foto para el Instagram, no tiene ninguna validez fuera del territorio argentino.