Suecia fue pionera en legislar la transexualidad. El Hospital Karolinska es uno de los referentes internacionales en terapias de cambio de sexo, llegando a publicar un estudio en 2019 que avalaba los beneficios psiquiátricos del uso de estas terapias. Sin embargo, todo ha cambiado.
En agosto de 2020, este mismo hospital emitió un comunicado retractándose de las conclusiones del estudio y reconociendo que no estaba demostrado ese beneficio psiquiátrico. Es más, el centro señaló que las personas trans tienen «seis veces más probabilidades de tener trastornos del estado de ánimo y ansiedad», «más de tres veces más probabilidades de que se le receten antidepresivos o medicamentos contra la ansiedad» y «más de seis veces más probabilidades de haber sido hospitalizadas después de un intento de suicidio».
Este año, el hospital ha dado un paso más y ha modificado sus protocolos de atención a personas trans, prohibiendo el uso de bloqueadores hormonales en menores de 18 años. Solo permite su uso en menores de más de 16 con fines ensayísticos. Esta decisión viene motivada por los posibles riesgos para la salud que conlleva el uso de bloqueadores hormonales en menores y los escasos beneficios demostrados a la larga.
De esta forma, Suecia sigue la estela de países como Reino Unido o Finlandia. El país nórdico revisó sus pautas de tratamiento en junio de 2020, momento en que decidió priorizar las intervenciones psicológicas sobre las intervenciones médicas. En Reino Unido, el cambio de políticas vino motivado por la sentencia del Tribunal Superior en 2020 a favor de Keira Bell, una mujer que denunció al NHS (Servicio Nacional de Salud) por tratarle hormonalmente con 16 años. Con 23 se arrepintió de su cambio de sexo y demandó al hospital por no haberle realizado una revisión psicológica. Ahora mismo, los menores de 16 británicos solo pueden someterse a tratamiento hormonal si demuestran conocer las implicaciones que tiene el tratamiento.