Caímos en la trampa por su culpa, señor presidente

Su gente, esa que se debería ir y no se va, es la que lo entrampó y todos vamos a ser perjudicados. ¿Petta afuera? Bien. ¿Villamayor afuera? Excelente. Ahora, sepa que su gobierno está plagado de “quintas columnas”, gente que lo quiere ver caer y que no van a hacer nada para detener su caída porque de lo sobre ellos se van a alimentar.

No me malinterprete señor presidente, no lo estoy defendiendo, usted hizo mérito suficiente para que la gente quiera que abandone el cargo, pero no por eso vamos a saltar de las brasas al fuego.

Usted, con su apatía, indolencia e incapacidad de gobernar, nos llevó directamente a la emboscada regional del “Grupo Puebla – Foro de Sao Paulo”. La corrupción de su gobierno abrió las puertas para que esta gente avance en el libreto que tienen escrito, como ya le pasó a Chile el año pasado.

Desde que asumió el cargo (muchos lo sabíamos desde antes) la gente se dio cuenta que no estaba a la altura, soberbio e incapaz de reconocer los graves errores que cometía fue cediendo terreno a la indignación social y hoy, apenas en la mitad de su mandato, en las calles solo se escucha el grito “que se vayan todos”.

La última vez que escuché ese grito en una manifestación ciudadana vivía en Buenos Aires y corría el año 2001. Manifestaciones, incidentes, muertos, heridos y un helicóptero que se llevó a de la Rúa.

Luego, siete presidentes en una semana, un caos terrible, aunque no tan terrible como lo que vino después, el gobierno Kirchnerista. Un gobierno corrupto, de la izquierda más resentida y rancia que puede encontrar en la región, un gobierno casi dictatorial que supo cómo convertir a la Argentina en el desastre que es hoy, más cerca de ser la Venezuela de Maduro que la potencia económica que sus recursos le tenía destinada.

Entienda que no alcanza con “cortar” las cabezas que hace rato debía cortar, faltan más cabezas y ahora también quieren la suya y la de todos los demás. Personalmente no quiero que se vayan todos, lo que viene sé que es peor.

Ordene la casa y ordénela pronto y después si, después váyase, es lo mejor para usted y para nosotros.