Hace unos días atrás el ex mandatario uruguayo, José Mujica, declaro “nos dormimos, vamos a ser el último país en América del Sur que empiece a vacunar” y citó el ejemplo de Bolivia país en el que están vacunando. Algunas voces de la oposición al gobierno uruguayo alineadas a la izquierda, también señalaron en forma llamativa; “hasta en Venezuela están vacunando”.
A comienzos de enero, en conferencia de prensa con el secretario de la Presidencia Dr. Álvaro Delgado y el Ministro de Salud Pública, Dr. Daniel Salinas se reiteró a la ciudadanía que Uruguay estaba negociando con el fondo Covax desde agosto la adquisición de vacunas, pero la situación en dicho momento era otra, ya que se registraban aproximadamente 130 casos diarios en el país y se encontraba en la zona verde de Harvard. Por supuesto para dicha fecha, las vacunas estaban culminando sus ensayos y dando las primeras muestras de eficacia en humanos.
Cuando a finales de año, los números comenzaron a subir y a al mismo tiempo algunos países de la región comenzaron a adquirir vacunas, surgió la polémica en la sociedad uruguaya de cuándo se adquiriría por parte del gobierno de Lacalle Pou la o las vacunas contra el Covid.
Fiel a la transparencia de este Gobierno, asesorado por el grupo de científicos honorarios, la respuesta llegó de inmediato: “el país eligió ir por el camino más seguro”. Se ponderaría la rapidez y la efectividad de las vacunas. Esto descartó a priori la adquisición de la única vacuna que en ese momento se negociaba entre gobiernos, sin tener de intermediarios a laboratorios, como la famosa Sptunik V de origen ruso, que, mientras Argentina se preparaba para su compra, el mismo Vladimir Putin decía que no era efectiva en mayores de 65 años y que él no se la daría.
Analizando en concreto a América del Sur, Uruguay, Paraguay y Colombia son los países que aún no han empezado a vacunar, aunque ya tiene fecha programada de arribo de vacunas.
De todas maneras el análisis de nuestra región, merece un poco más de profundidad, y no solo basarse en qué país tiene algún grupo vacunado, sino mirar la adquisición de vacunas en relación a la población debido a que el objetivo está puesto en la “inmunidad de rebaño”. Para lograr esto se precisa aproximadamente un 70% de la población vacunada, en opinión de los expertos.
Pongamos el caso de Argentina nuevamente. A la fecha cuenta con 820 mil vacunas para 44 millones de habitantes lo que configura el 2.5% de la población, tomando en cuenta que son vacunas de dos dosis.
El presidente argentino Alberto Fernández, donó a Bolivia 20.000 dosis de la Sptunik V para 11 millones de habitantes lo cual equivale a un 0.09% de la población, algo que es irrisible, sobre todo porque Bolivia debe asegurarse contar a tiempo con la segunda dosis para logar la inmunidad.
En el caso de Venezuela que también ha optado por la vacuna rusa, ha recibido hasta el momento 100.000 dosis para 29 millones de habitantes lo cual equivale al 0.17% de la población siempre tomando en cuenta que son dos dosis.
¿Y qué pasa con el caso de Uruguay? Uruguay tiene tan solo 3.500.000 habitantes. El presidente Lacalle Pou anunció para principios de marzo la llegada de 200.000 vacunas Pfizer-Biontech, 200.000 dosis de la vacuna china Sinovac, y 200.000 dosis de la vacuna Aztraseneca por el fondo Covax. De cumplirse la meta y siempre contando que son de doble dosis, Uruguay en el mes de marzo estaría logrando inocular al 8% de la población, superando ampliamente lo que los grupos de opinión opositora en nuestro país reclaman como “ejemplo” en otros países.
Como el mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, le contestara a José “Pepe” Mujica hace unos días: “luego de fritas las tortas, veremos que grasa queda”.