El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se reunió este lunes con su par estadounidense, Donald Trump, en la residencia de Mar-a-Lago, en Florida, en un encuentro clave para abordar la segunda fase del plan de paz impulsado por Estados Unidos para la Franja de Gaza. La reunión se produce en un contexto regional extremadamente frágil, marcado por una tregua aún inestable en Gaza, la persistente amenaza de Irán y la continuidad del conflicto de baja intensidad entre Israel y la milicia chiita libanesa Hezbollah.
Si bien la agenda oficial del encuentro no fue difundida, fuentes cercanas al Ejecutivo israelí señalaron que uno de los ejes centrales será el futuro del alto el fuego en Gaza, enclave que permanece prácticamente destruido tras meses de enfrentamientos. La segunda fase del acuerdo contempla definiciones políticas y de seguridad más profundas, en un escenario donde Hamás, que controla el territorio, no ha aceptado el desarme exigido por Washington y Tel Aviv.
En paralelo, Netanyahu y Trump analizarían el rol desestabilizador de Irán en la región. Israel considera al régimen iraní una amenaza existencial, tanto por su programa nuclear como por el respaldo financiero, logístico y militar que brinda a organizaciones armadas como Hamás y Hezbollah. Ambas agrupaciones, calificadas como terroristas por Estados Unidos e Israel, continúan operando pese a los esfuerzos diplomáticos y militares para neutralizarlas.
El frente norte también figura entre las principales preocupaciones del gobierno israelí. A pesar de una tregua vigente desde noviembre, los intercambios de misiles entre Israel y Hezbollah no se han detenido por completo, alimentando el riesgo de una escalada mayor en la frontera con el Líbano. Para Tel Aviv, la presencia armada de Hezbolá y su negativa a desarmarse constituyen una violación directa a los acuerdos internacionales y una amenaza permanente a su soberanía.
La reunión entre Netanyahu y Trump se inscribe así en un momento decisivo para el futuro de la región, donde las negociaciones diplomáticas avanzan en paralelo a un escenario de alta tensión militar, con múltiples actores armados y un equilibrio cada vez más precario en Medio Oriente.




