Por Víctor Rodríguez
El partido entre Cerro Porteño y Guaraní se vivió con una tensión constante, especialmente en un primer tiempo intenso pero con pocas ocasiones claras de gol. Cerro Porteño buscaba imponer su juego ofensivo ante un Guaraní más cauto, que parecía priorizar el orden defensivo para evitar errores propios. Sin embargo, el momento decisivo llegó en la segunda parte: al minuto 65, tras un cambio ofensivo del local, ingresó Ignacio Aliseda y, apenas tres minutos después, conectó una asistencia larga de Sergio Araújo. Con un gran control dentro del área, definió con precisión al poste más lejano del arquero visitante, marcando el 1-0 que terminó siendo definitivo. Con el marcador en contra, Guaraní se volcó al ataque, generó peligro en los minutos finales y hasta estrelló una pelota en el travesaño durante el descuento, pero no logró vulnerar la sólida defensa azulgrana.
El triunfo de Cerro Porteño se sustentó en varios factores: el momento del gol, que rompió el equilibrio tras el ajuste táctico; la energía del equipo impulsado por su gente, que marcó la diferencia ante un rival algo conservador; y la firmeza defensiva del Ciclón, que supo resistir los embates finales del conjunto aurinegro. Con esta victoria 1-0, Cerro Porteño alcanza los 39 puntos y, gracias al criterio de enfrentamientos directos, se coloca como líder del Torneo Clausura a falta de tres fechas para el final. Guaraní, por su parte, pierde la punta y deberá reaccionar rápido si quiere recuperar el control del campeonato, que entra en una fase decisiva y llena de dramatismo.
Esta victoria no sólo representa tres puntos para Cerro Porteño, sino un golpe psicológico y un cambio de mando en la lucha por el título. El campeonato se encamina hacia un desenlace vibrante, donde cada partido será una final. Guaraní tendrá que reponerse con urgencia si no quiere dejar escapar un torneo que parecía tener bajo control.




