La tragedia de Iryna Zarutska, la refugiada ucraniana asesinada brutalmente en Estados Unidos, quedó marcada por un hecho aún más doloroso: su padre, Stanislav Zarutskyi, no pudo viajar para asistir al funeral de su hija porque el gobierno de Volodímir Zelensky se lo prohibió.
Según reveló el Daily Mail, las autoridades ucranianas negaron la salida del país al padre de la víctima bajo el pretexto de la ley marcial que impide a los hombres en edad militar abandonar Ucrania. Esta normativa, vigente desde el inicio de la invasión rusa en 2022, busca retener a toda la población masculina en condiciones de combatir, aunque se trate de civiles sin entrenamiento militar.
El resultado fue un acto de crueldad burocrática e insensible, que impidió a un padre cumplir con el deber más elemental: despedir a su hija. Una muestra más de cómo el gobierno de Zelensky antepone su estrategia política y militar al dolor humano de su propia gente.
Este episodio expone la verdadera cara del régimen de Kiev: un Estado dispuesto a sacrificar a sus ciudadanos en nombre de la guerra, aun en circunstancias extremas como esta. Mientras Zelensky recorre el mundo pidiendo apoyo y hablando de valores democráticos, puertas adentro somete a su pueblo a medidas que rozan lo inhumano. La familia Zarutska, golpeada por un crimen atroz, terminó siendo víctima también de las políticas inflexibles de un gobierno que se muestra cada vez más distante de las necesidades y derechos de los ucranianos.