En el marco del III Foro “Unidos por la Familia” en Asunción, organizado por Family Peace Paraguay, el politólogo Nicolás Márquez compartió su análisis sobre los retos que enfrentan las familias tradicionales en la actualidad.
Márquez, reconocido por su postura crítica ante las corrientes progresistas, plantea que el fenómeno del «wokismo» y otras ideologías buscan socavar los pilares de la estructura familiar.
En una entrevista franca y polémica, expone su visión sobre cómo estas amenazas afectan a la sociedad y el papel crucial que desempeña la familia en la defensa de los valores occidentales y cristianos.
En tu opinión ¿cuáles son las principales amenazas que enfrentan hoy las familias tradicionales?
El wokismo, que sería para mí una suerte de nueva forma de llamarle al progresismo. La izquierda va mutando constantemente las palabras a medida que se va desgastando, entonces ya dejó de llamarse izquierda para llamarse progresista. Ahora ya como el progresismo no progresa, es wokismo que es más cool, aunque más o menos lo mismo.
Son todas ideologías tendientes a atacar directa o indirectamente a la familia. Por ejemplo, el feminismo lo que busca es desalentar que una mujer pueda tener como proyecto de vida un hombre, un compañero, para formar una familia, un proyecto de vida. El lobby LGBT obviamente lo que promueve son conductas no heterosexuales, no reproductivas.
El aborto es una conducta homicida que lo que procura también es evitar la reproducción y nada más y nada menos que la madre asesina a su hijo. Y si vos vas atando cabos, está todo interrelacionado. Por ejemplo, los Black Lives Matter, que son el grupo supremacista negro, está fundado por tres mujeres marxistas, lesbianas, obviamente son negras, financiadas con 90 millones de dólares que les dio Soros.
Entonces, vos te das cuenta, ya está la izquierda, está el lesbianismo y lo que se busca es victimizarse para hacerse pasar como que son oprimidas por el hombre blanco o por la hegemonía blanca. Pero resulta que el principal mecenas y sponsor es un hombre blanco, multimillonario. Y si así analizamos el ecologismo, lo que busca es buscar una disputa entre el hombre y la naturaleza, poniendo al hombre en un lugar ínfimo.
Por ejemplo, los ecologistas son todos abortistas. Eso sí, no me mates un pingüino. O sea, entonces ponen al hombre en un lugar de disminución de su dignidad y lo ponen por debajo inclusive de lo que ellos ahora llaman seres sintientes.
Bueno, y son todos grupos que están todos formateados y entrelazados y luchan por lo mismo. Entonces, para mí todo lo que busca es destruir a la familia. ¿Por qué? Porque la familia es custodia de la tradición.
¿Cuál es nuestra tradición? Es occidental y cristiana. Entonces, para hacer una revolución cultural, vos tenés que aplastar la tradición cultural de una comunidad. Y la tradición cultural de occidente es cristiana.
Y el que transmite esos valores son las familias, incluso aunque no crean en Dios. Porque las familias aún no creyentes tienen valores cristianos. Les enseñan a sus hijos que no hay que mentir, que no hay que robar, que no hay que matar, que hay que honrar al padre y a la madre, etcétera, etcétera. O sea, los valores son cristianos, aunque por ahí no van a misa, la tradición cultural es esa. Entonces, si reventamos a la familia, reventamos uno de los pilares fundamentales que son enemigas de la revolución que se pretende llevar adelante.
¿Cómo crees que la política y las instituciones gubernamentales deberían intervenir o no en la estructura de valores de la familia?
Bueno, para empezar, creo que el Estado debe estar orientado a roles mínimos: administración de justicia, seguridad, etcétera, y creo que la lucha cultural, en la medida de lo posible, no se tiene que dar en el seno del Estado, porque si no van a decir que el Estado está adoctrinando, se tiene que dar en la sociedad civil. Ahora, ¿cuál es el problema? El wokismo penetró en el Estado, y el wokismo es una religión propuesta por el Estado, y que no solamente la promueve y la financia y la difunde, sino que además interviene en los textos pedagógicos de los más pequeños. Entonces, si vos desde el Estado le quitás la financiación al wokismo se muere, y filosóficamente no puede competir ni contra la tradición, ni contra el sentido común, ni contra las iglesias, ni contra nada de todo eso.
Todo esto era agredido desde el Estado. Ahora, por ejemplo, con el triunfo de Milei en la Argentina, el wokismo se quedó sin la financiación estatal. Lo mismo va a pasar con Trump. Entonces, hay que ver cuánto aguantan estos movimientos sin financiación estatal.
Desde tu perspectiva, ¿cuál es la relación entre el fortalecimiento de la familia y el desarrollo de una sociedad próspera?
La familia es el ámbito en el cual un niño crece, se cultiva y se forma moralmente, psicológicamente, espiritualmente y afectivamente. Entonces es fundamental que una familia bien constituida forje ciudadanos de bien.
Ahora, si la familia la destrozamos por todos lados y el chico no tiene familia, no tiene un ámbito y es cooptado por el Estado y en lugar de recibir valores en la familia, los recibe a través del Estado como en los sistemas comunistas donde ya el niño no es educado en el seno de la familia, sino que es propiedad del Estado, es un pelele adoctrinado de chiquitito para ser un aparato burocrático de grande. Desde ese punto de vista, la familia es fundamental para ir forjando en las nuevas generaciones hombres probos, con valores firmes, seguros, sanos. Entonces cuando vos tenés una sociedad mayormente conformada por ese tipo de arquetipos, la revolución no puede penetrar o tiene muy pocas posibilidades de hacerlo.
Hoy en día, mucha gente considera que hay una crisis de valores. ¿Qué papel juega la familia en la restauración o preservación de esos valores? ¿Puede la familia servir como campo de batalla cultural?
Es decisivo, es decisivo. La familia en medio de la batalla cultural es decisiva.
Y para tal fin, como estamos dando una batalla cultural, es muy importante que los padres se cultiven, lean, se informen, porque eso hay que inculcarlo a los hijos. No puedes educar a tus hijos en medio de una batalla cultural si tú mismo no estás formado. Por eso, igual que en otros tipos de guerras, la munición eran las balas, ahora es el entrenamiento y las ideas. Por eso es importante, la familia, no sólo como factor afectivo, que es muy importante, una persona equilibrada, afectiva, contenida en el seno de una familia armoniosa.
Obviamente, en cualquier familia hay problemas y discusiones. No soy ingenuo ni creo en la familia Ingalls. Entiendo las dificultades pero, cuando uno tiende al bien, pues la familia va adelante con los pros y los contras. Ahora bien, si uno se cultiva para inculcar buenos valores a los hijos, esos hijos van a crecer con esos valores, y cuando uno educa a alguien en esos valores, y la infancia, la adolescencia, todo el proceso, cuando es un hombrecito, ya está armado, ya está parado sobre cimientos fuertes.
¿Y cómo ves esta victoria de Donald Trump en Estados Unidos? ¿Qué significa, qué representa para Occidente que haya llegado de nuevo a la Casa Blanca?
Representa, por un lado, que el progresismo está en una crisis terminal, porque Estados Unidos es el centro de eso. Europa tiene sus problemas, pero es un golpe. Estamos hablando de la primera potencia mundial, de uno de los países más grandes del mundo, de uno de los países que además tiene un gran multiculturalismo, porque tiene negros, orientales, latinos, musulmanes. Estados Unidos es un país tremendamente amplio, multicultural y policultural.
Entonces, el grueso de todo eso escogió la tradición, pero de manera tajante, y no solamente escogió al Partido Republicano, escogió a un hombre vociferante, a un hombre que defiende a Dios, a la patria y a la familia, que está en contra de la agenda globalista, que está a favor del patriotismo, que está a favor de la soberanía, que está a favor de las fuerzas armadas, que está a favor del orden, de la familia natural. O sea, ha escogido a alguien que representa valores rotundos, y no solamente lo ha escogido, sino que fue aplastante. Tiene la Cámara de Representantes, tiene la Cámara de Senadores, ganó con mayoría aplastante, y podrá hacer una reforma brutal.
Y no es por ser argentino pero creo que van a hacer una gran simbiosis con Javier Milei. Se inicia un efecto dominó en América Latina.
Eso es lo que te iba a preguntar, y eso lo viste porque una hipótesis de tu trabajo, y también del trabajo de Agustín Laje, era formar este concepto de la nueva derecha, darle una caracterización, una sustancia, una lógica. Con la aparición de un Milei y un Trump, ¿ ves un eje en América con Trump, Milei, Bukele, ojalá Bolsonaro? ¿Ves que se podría formar esa nueva derecha?
Sí, creo que sí. Por eso es muy importante que a Milei le vaya bien, y creo que Trump va a ayudar a que eso también suceda. Es muy importante que a Trump le vaya bien, porque esos experimentos, si tienen éxito, van a tener un impacto en el tiempo, van a cambiar mentalidades. Y hay también algo muy importante, la patraña izquierdista y toda la basura izquierdista se nutrió de la educación institucionalizada, de la radio, de los medios gráficos, de las revistas, de los periódicos, y se nutrió de la televisión. No hay más. Las redes sociales han triunfado.
No es que lo ponga el New York Times, no es que lo ponga The Economy, no es que lo ponga CNN, no hay más. Hoy en día un influencer es 100 veces más importante que un periodista de CNN.
Yo estaba viendo, la noche de las elecciones, la transmisión de Agustín Laje y Mariano, y entre los dos sumaron 50.000 personas. CNN, con todo su poder, no sumó 50.000 personas.
En Estados Unidos se estaba transmitiendo, yo no lo vi, porque tuve que venir acá, pero había canales de influencers norteamericanos con 1.200.000 personas en vivo. Es increíble. Se acabó el vocero que en la televisión te dice que tienes que votar por esto o el idiota multimillonario de Hollywood que te dice que tienes que ser solidario y empático o que tienes que ser progresista. Se acabaron todos esos imbéciles.